LITERATURA

Recuerdan  al escultor húngaro Géza Maróti en el 140 aniversario de su nacimiento

Boletín No. 1639 - 03 de diciembre de 2015
  • El polifacético escultor y arquitecto hizo aportaciones destacadas al Palacio de Bellas Artes que aún se pueden disfrutar
  • Se inauguró la exposición Somos la Atlántida para conocer al artista húngaro
  • Reúne fotos, dibujos, bocetos, maquetas, proyectos y documentos diversos

El subdirector general de Patrimonio Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Xavier Guzmán Urbiola, acompañado por el Embajador de Hungría en México, Pál Varga-Koritár, y el cónsul húngaro Arpad David Deac, inauguraron el miércoles por la noche la exposición Somos la Atlántida, con motivo del 140 aniversario del nacimiento del arquitecto húngaro Géza Maróti, uno de los artífices del Palacio de Bellas Artes.

Dicha muestra forma parte de la exposición de sitio Los proyectos del Palacio, ubicada en el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de Mármol, y reúne fotografías, bocetos, dibujos, proyectos, maquetas y otros documentos que dan cuenta de la participación del arquitecto no solamente en la edificación del Palacio de Bellas Artes sino también en más de 40 grandes construcciones en diversas partes del mundo.

Géza Rintel Maróti (1875-1940) destacó como arquitecto, escultor, diseñador de interiores de artes aplicadas y como teórico de la arquitectura. De hecho, la muestra está acompañada de una serie de textos que el propio Maróti escribió, principalmente en su memorias, estudios y correspondencia.

En la inauguración, el subdirector general del INBA, Xavier Guzmán Urbiola, destacó los lazos de amistad de los pueblos de México y Hungría, y consideró que ambos países estarían más hermanados si se hubiera concretado una idea de Géza Maróti, en los años veinte, cuando fue invitado a México a participar en los trabajos de ese entonces en el Palacio de Bellas Artes.

En esa ocasión –recordó Guzmán Urbiola— Maróti no sólo tuvo la idea de volver a México para participar en las obras sino además consideraba adoptar la nacionalidad mexicana.

El Embajador de Hungría en México, Pál Varga-Koritár, recordó la participación de Géza Maróti en esta construcción emblemática de México, “una de las siete maravillas” de la capital del país, luego de que autoridades mexicanas viajaran a Europa con la idea de contratar artistas para lo que sería el Gran Teatro Nacional. Maróti fue uno de ellos.

Resultado de su talento, dijo, hoy podemos ver, en la cúspide del edificio, el conjunto de bronces de cuatro figuras femeninas –Drama, Tragedia, lo Cómico y la Alegría—tomadas de la mano, así como el vitral en el techo con Apolo y las nueve musas, además del arco de mosaico de la apertura del proscenio del teatro. Otros diseños de Maróti para la gran cortina de metal –aseguró—no lograron concretarse.

Maróti siempre fue un idealista que dedicó su vida al arte, quiso renovar la arquitectura y la escultura, pero no siempre concretó sus sueños, como su proyecto de la ciudad de la Atlántida. Tampoco vio terminado el Palacio de Bellas Artes. “Hoy, en su 140 aniversario, queremos que tanto mexicanos como húngaros lo conozcan mejor y conozcan su historia”, expresó.

Xavier Guzmán agregó sobre las aportaciones de Maróti en el Palacio el remate de bronce repujado de la cúpula, el plafón que remata la sala principal --que en su momento fue considerado el más  grande del mundo con sus 140 metros cuadrados--, y el arco que cierra el proscenio de la sala principal –“en donde el propio escultor llegó a decir que para diseñar esta obra echo mano de todo lo bueno y todo lo caro”.

Por ello, el funcionario invitó a los asistentes a ver con nuevos ojos la exposición, pero también todo el edificio arquitectónico, pues es un gran esfuerzo por acercar la cultura arquitectónica no solamente a un público especializado sino a uno más amplio.

La exposición Somos la Atlántida, Maróti, 140 años, se encuentra en el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes, hasta el 10 de abril de 2016.

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