DANZA

“¡Todo mundo al escenario!” El lago de los cisnes desde los camerinos

Boletín No. 1108 - 16 de agosto de 2018
  • Hoy se realizará la primer función del montaje de la Compañía Nacional de Danza que a los pocos días de salir a la venta agotara sus localidades
  • Para que nadie se quede sin disfrutar del espectáculo, el ballet se proyectará en la pantalla gigante ubicada a un costado del Palacio de Bellas Artes y se transmitirá vía streaming

Faltan cinco minutos para que inicie el ensayo general de El lago de los cisnes. El reloj marca las 15:25 en punto y en los camerinos del Palacio de Bellas Artes truena una voz: “¡Todo mundo al escenario!”.

Entre un ir y venir de bailarines, como si de una coreografía se tratara, la obra de la Compañía Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes, que en tan solo unos días agotara sus entradas, alista los últimos detalles antes de presentar en escena el trabajo de un largo tiempo de preparación.

El bullicio comenzó poco menos de una hora antes, a las 14:30. A un costado de dos vestidos de cisne colocados en el piso como un par de flores blancas, una bailarina que interpreta a un cisne comentó que a ella le gusta tener “un momento de introspección y silencio” antes de entrar al escenario. “Todas necesitamos ese momento de calma y cada una tiene su manera de hacerlo”. Sentada frente al espejo y con las manos ocupadas en maquillar su rostro, la bailarina explicó que a ella le gusta darse su tiempo para arreglarse, peinarse y vestirse. “Me toma aproximadamente una hora”.

Apurada, una segunda bailarina entra al camerino y saluda amablemente. Su compañera la voltea a ver y velozmente le indica: “Están grabando”. Ambas comparten una sonrisa cómplice.

“¿Se maquillan, peinan y visten solas?”, se les pregunta. La bailarina que acaba de entrar responde: “Yo prefiero hacerlo sola, es algo que me gusta, lo disfruto, aunque arriba (en el piso de arriba) tenemos quien nos ayude”. La bailarina toma un broche, lo observa un segundo y afirma: “No es lo mismo si alguien me lo pone. No, prefiero colocarlo yo misma”. Su compañera ríe mientras se coloca su propio broche en la cabeza.

En el camerino contiguo, de un perchero cuelga el vestido blanco de cisne de otra bailarina cuya mirada se encuentra fija en el espejo. “Hola, ¿qué papel interpretas en la obra?”, se le cuestiona de modo intempestivo, a lo que ella responde con voz pausada: “Soy cisne en el segundo y en el cuarto actos. También me toca participar en el primer acto como una de las princesas que dan la bienvenida al príncipe en su fiesta y en el tercero, en una de las danzas del grupo, así que por suerte, estoy en todos los actos”, indica mientras tomas los elementos para comenzar a maquillarse.

Tras consultarlo con algunas bailarinas, el consenso es que el proceso de maquillaje, peinado y vestido les toma en promedio 45 minutos. Algunas prefieren dedicarle más tiempo y otras se arreglan en menos de media hora.

Al cabo de unos minutos, las puertas de todos los camerinos se cierran, lo que indica que ha llegado la hora de vestirse. No ha pasado ni un cuarto de hora cuando sale la primera bailarina ataviada en un impactante vestido blanco de cisne que necesita algún remiendo. De inmediato se acerca el vestuarista y lo arregla. La bailarina sonríe agradecida y regresa al camerino. Esta escena se repite con otras bailarinas, entre ellas la reina, cuyo vestido marrón se desliza suave sobre el piso de madera mientras camina.

Los minutos pasan y algunas bailarinas se dirigen a la cama de masajes donde dos expertos trabajan en calentar los músculos de sus piernas. En ese momento, como salido de un cuento de hadas, aparece en escena el príncipe en su entallado traje azul. Algo le comenta a una de las masajistas. De inmediato lo colocan en la cama boca abajo y le soban a cuatro manos la espalda. Luego lo ponen boca arriba y comienzan a frotar sus poderosas extremidades inferiores. El bailarín tiene los ojos cerrados y muestra una serenidad monástica.

Son las 15:25 en punto y en los camerinos del Palacio de Bellas Artes se escucha una voz: “¡Todo mundo al escenario!”. Todos corren. Todo está listo para comenzar.

Hoy inicia la primera de siete funciones de El lago de los cisnes en el Palacio de Bellas Artes. Las localidades están agotadas, pero las personas que así lo deseen podrán disfrutar los días 19 y 26 de agosto a las 17:00, como parte del programa La Cultura A-Pantalla, de la proyección en la pantalla gigante ubicada a un costado del Palacio de Bellas Artes, en la calle Ángela Peralta; o bien, vía streaming en la página www.livestream.com/inba.

 

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