MÚSICA

La Orquesta Sinfónica Nacional inició su temporada con obras de Mozart y Mahler

Boletín No. 181 - 09 de febrero de 2019
  • La pianista Ingrid Fliter, la soprano Gabriela Herrera y la mezzosoprano Guadalupe Paz, así como el Coro del Teatro de Bellas Artes, cautivaron a los asistentes
  • La agrupación del INBAL dio una prueba de la calidad e intensidad de los conciertos que están programados para este año

Con un concierto espectacular en el Palacio de Bellas Artes, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) inició su Temporada 2019 con un programa que reunió a dos de las más grandes obras de la historia de la música: el Concierto para piano núm. 24 en do menor, de Wolfgang Amadeus Mozart, y la Sinfonía núm. 2 en do menor, Resurrección, de Gustav Mahler.

Con la dirección de su titular, el maestro Carlos Miguel Prieto, la OSN fue recibida con avidez por un público que la extrañaba. Con esas obras llevó a los asistentes a vivir dos momentos intensos: uno de embeleso y fascinación, y otro de estremecimiento.

El programa inició con el Concierto para piano núm. 24 en do menor KV 491, de Wolfgang Amadeus Mozart, obra compuesta entre diciembre de 1785 y la primavera de 1786. Se le considera una de las obras cumbre del compositor, al catalogarse como “el más integrado de todos sus conciertos”.

Para este reencuentro de la OSN y su público se contó con la participación de la destacada pianista de origen argentino Ingrid Fliter, quien con su interpretación justificó los calificativos de la crítica especializada. Quizá la artista tomó desprevenido al público que apenas se acomodaba en sus butacas, porque en cuestión de pocos minutos tenía fascinado al público.

Todo empezó con la irrupción en el ambiente de las cuerdas, pocos instrumentos de madera y metal y el apoyo de un timbal. Cuando se incorporó el piano de Fliter, con sus brazos y manos casi invisibles, se desató la magia sonora, y con su versatilidad y carisma cautivó al público a lo largo de media hora. En recompensa, recibió largos aplausos que la hicieron volver al escenario para un momento más de magia.

Luego de unos minutos de intermedio, el ambiente se intensificó, tal como el escenario que levantó su majestuosa cortina de metal y dejó ver una OSN aumentada en el número de ejecutantes y un enorme muro de voces formada por el Coro del Teatro de Bellas Artes, esta vez dirigido por el huésped Paulo Lourenço.

Tocó turno a la Sinfonía núm. 2 en do menor, Resurrección, de Gustav Mahler, una partitura de profunda espiritualidad que indaga en el misterio de la muerte y la redención, la zozobra de las dudas y el aliento de la esperanza. Con el tiempo, público y crítica la han calificado como una obra que “desafía a la razón” por su majestuosidad y por el número de elementos que requiere.

Y es que, en efecto, los casi cien músicos de la OSN y más de 50 voces del coro lograron una portentosa interpretación que conmovió al público por la belleza intensa de su dramatismo, y estremeció al mismo Palacio de Bellas Artes por la majestuosidad de fuerza sonora, más con las voces de la soprano Gabriela Herrera y la mezzosoprano Guadalupe Paz, quienes se integraron al conjunto cerca del minuto 60 de la obra, para terminar a los 75 minutos, a toda orquesta y todo coro, como suele decirse, en un clímax dramático que hizo rodar algunas lágrimas entre el público.

El feliz inicio de la Temporada 2019 de la Orquesta Sinfónica Nacional deberá ser una pequeña muestra de la calidad e intensidad de lo que le espera al público en los próximos meses. Por lo tanto, esta inusitada experiencia dramática y musical se repetirá nuevamente el domingo 10 de febrero a las 12:15 horas en el mismo recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

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