DANZA

Para Tihui Gutiérrez y Raúl Fernández, maestros de la CND, bailar Romeo y Julieta, entre las mejores experiencias de su carrera

Boletín No. 1711 - 04 de noviembre de 2019
  • Dirigieron los ensayos de la coreografía de John Cranko con las nuevas generaciones de bailarines de la Compañía Nacional de Danza 
  • Las próximas presentaciones de la obra son el martes 5, jueves 7 y domingo 10 de noviembre en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes

Los maestros ensayistas Tihui Gutiérrez y Raúl Fernández, quienes protagonizaron el ballet Romeo y Julieta hace 25 años como bailarines de la Compañía Nacional de Danza (CND), comparten sus recuerdos sobre esta experiencia que ha sido una de las más significativas en su trayectoria y hablan sobre el trabajo que realizan con las nuevas generaciones de bailarines de la agrupación, perteneciente al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). 

“El personaje de Julieta fue un sueño hecho realidad, haberme metido en esa piel fue la experiencia más satisfactoria de mi carrera”, afirmó la maestra Tihui Gutiérrez, quien considera que la coreografía de John Cranko representa un parteaguas en el ballet, al ser el primero en dar prioridad a narrar la historia, más que a las convenciones y a los alardes técnicos.

Para involucrarse más en el papel, Tihui Gutiérrez vio la película de Franco Zeffirelli, leyó la obra y en un cineclub vio la película del ballet de John Cranko. A partir de ese momento, pensó: “No hay un personaje que me atraiga más en la vida”.

Añadió que como bailarín no siempre se tiene la suerte de bailar la música de Prokófiev. “En todo lo que bailé, no encuentro una música más deliciosa a la cual abandonarse y entregarse ciegamente, que la partitura de Romeo y Julieta. Es elocuente, sutil, genial, una obra magna, bailar esa música es el privilegio más grande que he tenido”.

La maestra aseveró que ningún ballet le causó tanta ilusión en la vida como Romeo y Julieta, por eso lo escogió para despedirse como bailarina. “Es todo junto: la historia de Shakespeare, el personaje de Julieta —apasionada, arrojada—, la música de Prokófiev, la coreografía perfecta de Cranko, con equilibrio dramático, dancístico y muy innovador para su tiempo”.

Señaló que Raúl Fernández siempre fue su Romeo, con quien participó desde el primer montaje de esta obra en México y luego la bailaron varias veces, hasta su despedida.

Ahora tiene la satisfacción de ensayarla, como maestra, con las nuevas generaciones de bailarines y descubrir cómo esta obra es tan perfecta que da cabida a muchas interpretaciones; “es importante dejar que cada Julieta imprima su singularidad y se convierta en este personaje universal, pero respetando la esencia y los pasos como los concibió John Cranko en esta coreografía de gran minuciosidad”. 

Destacó la entrega que han demostrado los jóvenes bailarines en esta temporada de la CND, en la que participan cuatro elencos para los papeles principales. “Me emociona ver a cuatro Julietas distintas pero fieles al personaje, es fascinante. El público podrá apreciar un abanico de interpretaciones”.

Para Tihui Gutiérrez, el trabajo de Reid Anderson, director del Stuttgart Ballet de 1996 a 2018, con el elenco de la CND, fue una cátedra de aprendizaje para todos, al igual que la labor de la repositora Jane Bourne. “El maestro expresó que en pocos lugares había encontrado cuatro elencos que pudieran hacer esa obra, porque es muy difícil, tanto en su parte técnica como interpretativa y musical. Que una persona como Anderson, con un alto nivel de exigencia, hiciera esa consideración, hay que celebrarlo, porque revela la calidad de la compañía”.

Compartir su experiencia y hacer labor de ensayadora con las nuevas generaciones de bailarines significa para Tihui Gutiérrez una buena manera de cerrar el ciclo.

Por su parte, el maestro ensayador Raúl Fernández comentó que estrenar Romeo y Julieta al lado de Tihui Gutiérrez “fue un súper regalo de vida”. Recordó que Romeo era el primero en aparecer en escena, por lo que antes de iniciar la función, en espera que se abriera el telón, sentía tal emoción al escuchar la música que empezó a llorar. “Si así voy a empezar, cómo voy a terminar”, pensaba.

Al respecto, dijo que una de las recomendaciones que hace a los bailarines es tener control al momento de salir a escena, no dejar que la emoción los domine porque podrían perder la energía antes de concluir el ballet.

“Como maestro, es enriquecedor transmitir lo que hemos vivido en el escenario y dejar que los bailarines descubran su propio Romeo, su propia Julieta y su manera de abordar el personaje. La principal exigencia es que se apropien de la historia y que tengan claro su personaje, porque los pasos se vuelven nada cuando no hay un sentimiento que nazca desde adentro; este ballet es para vivirlo, como lo pide la historia. Hay que reinventarse en cada función y descubrir cosas que no se planean y salen en el momento, eso es lo que le gusta al público”, finalizó.

Los maestros ensayadores invitaron al público a disfrutar esta magnífica obra de William Shakespeare, en la versión coreográfica del sudafricano John Cranko, con música de Serguéi Prokófiev interpretada en vivo por la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, con Jonas Alber como director huésped.

Las próximas funciones serán el 10 de noviembre a las 17:00 horas, y el 5 y 7 de noviembre a las 20:00 horas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

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