OBRAS FUNDAMENTALES DE LA COLECCIÓN DEL MUNAL INTEGRAN LA EXPOSICIÓN MODERNIDAD ROMÁNTICA, SIMBOLISTA Y DECADENTISTA
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- Julio Ruelas, Alberto Fuster Beltrán, Leandro Izaguirre y Germán Gedovius, entre otros artistas, forman parte de esta valiosa colección
Obras fundamentales de la colección del Museo Nacional de Arte (MUNAL) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), se pueden apreciar desde principios de este mes en la exposición permanente Modernidad romántica, simbolista y decadentista.
En entrevista, el curador en jefe del museo, David Cáliz Manjarrez, dijo que el principal motivo de esta exposición es mostrar algunas obras esenciales de la colección del MUNAL, integrada por artistas destacados como Germán Gedovius, Julio Ruelas, Alberto Fuster Beltrán, Ángel Zárraga y Manuel Ocaranza, entre otros.
Todos ellos, agregó, establecen un diálogo con los conceptos artísticos de la última parte del siglo XIX, influenciados por el romanticismo, el simbolismo y el decadentismo.
El curador señaló que, al igual que sus colegas europeos, los artistas mexicanos criticaban lo que se entendía por progreso y su manifestación más palpable: la revolución industrial, al imponer la riqueza material y económica por encima de los valores humanos y la naturaleza.
De acuerdo con el curador, cada una de las 16 obras presentes en la exposición puede explicar al público las sensibilidades artísticas del México finisecular del XIX, una época convulsa en nuestro país.
Una de las obras más importantes de la exposición es Apoteosis de la paz, de Alberto Fuster Beltrán (1870-1922), una pintura de 2.80 metros de ancho por casi 6 metros de largo. “Es muy imponente”, tanto por las dimensiones como por su enorme calidad pictórica y simbólica, explicó el curador.
“Esta obra hace claras referencias a artistas europeos en general, y al movimiento simbolista en particular. Como el título lo indica, Fuster Beltrán, quien la pintó en Europa, exalta la paz, pero también nos habla del concepto de las alegorías, es decir, de la manera en que comprendemos una idea a partir de las imágenes”.
La obra está llena de simbolismos: aparecen Niké (la victoria) y una mujer que representa a la bandera mexicana, acompañadas de un largo séquito, como la agricultura, la industria textil, las comunicaciones, la medicina, la minería, la astronomía, la química, la física, las matemáticas y la historia, como parte central del cuadro. Por otro lado, las musas, la arquitectura, la música, la poesía, la escultura, la pintura y el teatro complementan la obra.
El curador explicó que este conjunto implica un mensaje: en el contexto histórico de la época (el porfiriato), lo que se necesitaba era fortalecer y legitimar la idea de paz. Su mensaje era claro y contundente, pues se avecinaba una tempestad política y social que concluiría con la revolución de 1910.
De Fuster también se exhibe Tríptico al maestro Justo Sierra, una obra que rinde culto a la belleza y que es, por decirlo de la mejor manera posible, la representación y la recuperación de los valores clásicos, señaló el curador.
Otra obra destacada de la muestra es Las travesuras del amor, de Manuel Ocaranza (1841-1882). Se trata de una alegoría que representa a Eros o Cupido, sólo que el artista le coloca las alas como si tratara de una libélula y no de un querubín, algo inédito para la época.
“Es una pintura simbolista que habla de las complicaciones del amor al hacer contacto con otros elementos. Aquí, por ejemplo, se reconoce con facilidad al libro El arte de amar, de Ovidio; varias connotaciones dionisíacas que aluden a la embriaguez; la seducción representada por una piel de ocelote, y aspectos paganos, como los cuernos de un macho cabrío”, explicó David Cáliz.
Una obra de gran importancia en la muestra es Medusa, de Julio Ruelas, un grabador de quien este año se cumple el 155 aniversario de su natalicio, y al que le gustaba mostrar un arte muy cercano a la fantasía, por eso la crítica de arte, Teresa del Conde, dijo en su tesis de licenciatura que Ruelas es a la ilustración lo que Baudelaire y Nerval son a la literatura.
El zacatecano Julio Ruelas, fallecido en 1907, es uno de los grandes representantes del decadentismo en México, en donde lo grotesco sobresale por su fuerza emotiva, indicó.
De Julio Ruelas también se expone la obra Magnolia, fechada en 1900, una gran representación del ambiente decadente de esa época; y o a unos pasos aparece la pintura Naturaleza muerta, de Manuel Ocaranza, en donde un personaje ebrio yace dormido sobre la barra de una cantina.
Al final de la exposición se encuentra la pintura Exvoto (San Sebastián), de Ángel Zárraga (1886-1946), artista duranguense que también se formó en Europa. Es una recuperación de la iconografía religiosa desde un punto de vista moderno y, al mismo tiempo, es una pintura sumamente erótica, con tintes literarios al estilo de Oscar Wilde, explicó el curador.
Finalmente, David Cáliz invitó a visitar la exposición, Modernidad romántica, simbolista y decadentista, que reúne algunos de los mejores artistas que México aportó al mundo y ofrece un viaje onírico y visual.
El Museo Nacional de Arte se ubica en Tacuba 8, Centro Histórico, alcaldía Cuauhtémoc. El horario de visita es de martes a domingo, de 10 a 18 horas.