LITERATURA

El nivel de oscuridad de Inés Arredondo es un eco más en su tejido de palabras׃ Juan José Rodríguez

Boletín No. 274 - 13 de marzo de 2018
  • EL INBA recordará a la escritora sinaloense a 90 años de su nacimiento
  • Participarán Mariel Iribe Zenil y Eduardo Antonio Parra
  • Miércoles 14 de marzo a las 19:00 en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes

Inés Arredondo, una de las escritoras más innovadoras de la literatura mexicana, cumpliría 90 años este 2018. El Instituto Nacional de Bellas Artes, a través de la Coordinación Nacional de Literatura, la recuerda con una charla entre escritores que de una u otra forma son parte de Sinaloa, estado de donde Arredondo era originaria. Mariel Iribe Zenil y Eduardo Antonio Parra participarán en esta charla el próximo miércoles 14 de marzo a las 19:00 en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.

A manera de un lugar utópico e idílico como es Ixtepec para Elena Garro, la escritora Inés Arredondo ubicó en Eldorado (una ex hacienda azucarera administrada por su abuelo) una geografía que trasladó a su obra cuentística, donde sobresalen mujeres que se debaten entre su aspiración a la felicidad y la inestabilidad emocional tras sufrir rupturas afectuosas. ″Hay un Sinaloa que sigue vigente en la vida real y en las letras de Inés Arredondo″, compartió en entrevista el escritor Juan José Rodríguez, conocedor de la obra de Arredondo.

″Una amiga periodista fue a Eldorado, el pueblo de Inés, a realizar un reportaje, y se sorprendió de lo diferente que lucía a los textos leídos. No es que ella idealice o corrija un sitio que el sólo nombre incita a imaginar como un Edén oculto; ha vuelto el sitio parte de la imaginación y la memoria colectiva, o sea, arte y literatura. No hay camionetas del año, pero los miedos, temores e inseguridades del entorno de Inés Arredondo siguen en la placenta social de Sinaloa y se manifiestan con otras formas.  Y el calor del verano sigue igual de extremo″, comenta.

La señal (1965), Río subterráneo (1979) y Los espejos (1988), son los títulos de los únicos tres libros de cuentos escritos en poco más de 20 años por Inés Arredondo, los cuales la consumaron como referencia esencial del cuento.

Entre los elementos que Juan José Rodríguez destaca de la escritura tan característica de la sinaloense es su originalidad. ″Su decidida voz interior, ajena a folclorismos regionales o tentativas universales. Lejos de Juan Rulfo y lejos de Salvador Elizondo creó un universo propio, equidistante entre la realidad rural y citadina, y los infiernos personales que crean imaginarios cíclicos, o sea, de difícil acceso pero reconocibles de oír en nuevas generaciones. Es un lenguaje que no teme usar coloquialismos, capaz de trascender más allá de la anécdota en su armazón estructural, aparentemente sencillo. García Ponce, amigo y contemporáneo, es un caso similar de identidad poderosa″.

Se le ha descrito a Inés Arredondo como una de las mentes más oscuras de la literatura mexicana. Para el escritor Juan José Rodríguez es correcta esta manera de definirla. ″Ella posee un universo denso, encriptado, donde los simbolismos flotan en una exquisita ingravidez, no apreciable por el lector distraído o impaciente”.

Y agregó: “Más en su momento que hoy, era más notoria su fuga de la evidente moraleja, del lugar común. Es una escritora para mentes dotadas de su misma sensibilidad. Es similar a su contemporáneo Juan Vicente Melo, otro autor de minuciosa penumbra. El nivel de oscuridad de Inés Arredondo es un eco más en su tejido de palabras y acontecimientos. Algunos de sus cuentos parecen más textos del futuro por su compleja revelación y han resistido la prueba del tiempo y la crítica″.

Lo femenino es otra característica que recorre por las páginas escritas por Inés Arredondo; es más que un ideal femenino, según palabras del mismo Juan José Rodríguez.

En una entrevista, Inés Arredondo confesó que le hubiera gustado ser recordada como escritor. ″Su deseo de ser recordada como un escritor es debido a que en su época, la literatura hecha por mujeres entraba en el renglón de las curiosidades para muchos lectores y no pocos críticos. Si no fuera por su exquisito sentido de lo femenino, podría pasar por un autor varón... ahora bien, solo una mujer conocedora de los terrores de un día de boda haría una pieza tan magnífica de tres páginas como Los hermanos″, concluyó.

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