RIZOMA

Quiénes habitan? Un conjunto de cuerpos terrestres que transmutan entre cada estación: de planta a animal, de planta a planta, de animal a animal...Nacen y mueren para habitar otros cuerpos. Son su propio rizoma: nunca terminan, no tienen fin en sí mismos.  ¿Cómo se comportan? Predomina su esencia de búsqueda, de percepción a los estímulos del ambiente que integran a su movimiento corporal.

En otoño, por ejemplo, su camino es pesado, cansado, como un abrazo a la muerte que se extiende hasta invierno. Ahí, se reúnen para tejer redes subterráneas. Son la cara del rizoma: horizontales, bajo tierra, invisibles a la superficie terrestre; conectados por el próximo encuentro mortal, por su último respiro. Pero cuando llega la primavera brotan de la tierra: su movimiento reinicia la vida. Festejan el despertar de sus pieles, sus raíces se convierten en articulaciones libres de fluir con el viento, con la ráfaga sonora que habita en sus alas.

Al final, en verano, se funden con el ambiente: crean su propia lluvia, son su cosecha y abundancia. Es su manera de hacer(se) en la naturaleza, en su bosque húmedo, tan único, irrepetible, inexistente. A veces no es necesario vivir bajo una narración, bajo el porqué eterno.

Morir y nacer, es eso, la eternidad que sólo cambia de piel. Estas criaturas multicorpóreas se conectan para transmitir la respuesta de un cuerpo fantástico ante la presencia de un ciclo natural, inevitable.

-Hayde Ramírez Basaldúa