¿Qué es gob.mx?
Es el portal único de trámites, información y participación ciudadana. Leer más
Contacto
Mesa de ayuda: dudas e información
gobmx@funcionpublica.gob.mx
Del jue 26 ago 2021 al dom 20 mar 2022
mar a dom, 11:00 - 17:00 h
* Programación sujeta a cambios
La fauna y sus representaciones visuales y literarias son, sin duda, un tema recurrente en la Historia del Arte. Susceptibles a casi todas las interpretaciones posibles por parte de los seres humanos, los animales se han entendido de formas distintas en una pluralidad de épocas, culturas y tendencias artísticas. Ya sea como emblemas o alegorías de conceptos invisibles –como la autoridad y la lealtad– o símbolos de estatus y poder, los animales constituyen un vasto tema de expresión y reflexión.
En esta larga y rica historia del simbolismo animal en las representaciones artísticas de hombres, mujeres y niños en el mundo occidental, también existen imágenes de amor y cuidado. A partir del siglo XVIII, algunos animales –perros y gatos en particular– comenzaron a ser representados en interiores domésticos e identificados como animales de compañía gracias a actitudes más terrenas y prácticas que permitieron incorporarlos como compañeros cariñosos, leales y desinteresados que daban a los humanos mucho más de lo que exigían a cambio. Así, a pesar de que esta época heredó la idea cartesiana de que los animales no poseían alma y eran tan solo criaturas mecanicistas, las pruebas que demostraban la devoción maternal de un perro o un gato, o su inteligencia para aprender trucos, hizo que esta creencia filosófica, que marcaba una separación tajante entre humanos y animales, fuera perdiendo fuerza con el paso del tiempo. De este modo, el cuidado de animales se aceleró y se convirtió en una práctica definible por lo que los historiadores culturales han distinguido tres rasgos que diferencian a los animales de compañía con el resto del mundo animal: el primero, estos animales habitan los espacios domésticos; el segundo, tienen nombres individuales; y tercero, no sirven como alimento, al menos en la cultura occidental.
En este sentido, la exposición La historia que nos une. Animales de compañía en el arte tiene como objetivo advertir el nacimiento y desarrollo de nuestra sensibilidad hacia los animales que nos han acompañado durante los últimos siglos como un signo evidente de un cambio cultural en el que las mascotas comenzaron a imaginarse como parte de nuestras familias. De este modo, la muestra se organiza en cinco núcleos temáticos que permiten comprender la evolución de las representaciones visuales que hemos construido alrededor de esta relación, así como su importancia dentro de distintos estilos y géneros pictóricos, y otros soportes técnicos como el grabado y la fotografía.