La Orquesta Sinfónica Nacional del Perú ofreció un magno concierto en el Palacio de Bellas Artes
- Interpretó música exclusivamente de autores peruanos
- Una demostración de la música que hace el país andino, afirmó su director artístico
En el Palacio de Bellas Artes se presentó por segunda vez en México (la primera fue el día anterior en el Festival Internacional Cervantino, en Guanajuato) la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú, que ofreció un programa con música de concierto y popular exclusivamente de autores peruanos.
Bajo la dirección de su titular, Fernando Valcárcel, la agrupación despertó prolongados aplausos del público que agradeció cada una de las piezas del programa, formado, en la primera parte, por música de concierto de los autores peruanos más reconocidos, desde 1843 hasta el nuevo milenio, y en la segunda, por música tradicional y popular del siglo XX del país sudamericano. De hecho, el director advirtió: “Ofreceremos un panorama veraz y sincero de lo que estamos haciendo con la música peruana”.
El concierto, que contó con el apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes y el Festival Internacional Cervantino, inició con la Rapsodia peruana de Claudio Rebagliati, casi un segundo himno para el pueblo inca. Le siguieron Nocturno de Roberto Carpio, representativa del llamado periodo mestizo, y ¡Fiesta!, obra compuesta en 2007 por Jimmy López, un reflejo de lo urbano y actual.
En estas tres primeras obras, la Orquesta dejó escuchar un sonido que da una característica muy clara y definida a la música peruana, con temáticas que refieren a su tradición, y con una marcada actividad de los instrumentos de aliento metal y aliento madera, pero en especial de las percusiones en todas sus variantes, desde timbales y bongós, hasta el gong y el cajón acústico.
La segunda parte estuvo dedicada a la música netamente popular del Perú: piezas que le dan identidad y que le han dado fama en el mundo por su sonido característico de instrumentos tradicionales, y aderezado con un grupo de destacados solistas que mostraron el trabajo de la agrupación en cuanto al rescate y la revaloración de su repertorio popular y de sus intérpretes.
Se escuchó entonces Flor de los glaciares de Manuelcha Prado, con el propio artista en la guitarra, quien hace aquí un homenaje a los habitantes de las zonas altas del Perú, y Kuntur (cóndor) de Lucho Quequezana, en la que también el propio autor ejecutó solos de quena y charango.
Luego de la interpretación de la infaltable El cóndor pasa, tres destacados artistas populares subieron al escenario para ofrecer temas del folklor peruano: Dina Paucar cantó un popurrí integrado por Qué lindos son tus ojos, Con qué derecho y Falso amor; Eva Ayllón despertó los suspiros del público al cantar El mayoral, y Jean Pierre Magnet llevó al momento cúspide de la noche con su obra Carnaval, con él como solista en el saxofón.
Largos aplausos de varios minutos hicieron regresar al director al escenario para regalar dos piezas más: una marinera norteña y la clásica La flor de la canela. Los solistas agradecieron la oportunidad de estar en el país y externaron su admiración por la cultura mexicana.
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