DANZA

Deja que la danza te cuente los pasos de Ema Pulido

Boletín No. 1362 - 30 de septiembre de 2018
  • La bailarina y coreógrafa narró su trayectoria en el ciclo organizado por la Coordinación Nacional de Danza del INBA

El Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque recibió a la bailarina, pionera de la danza jazz en México, creadora escénica y docente de varias generaciones de bailarines, Ema Pulido, quien cautivó al público dentro del ciclo Deja que la danza te cuente. Personajes de la danza en el México del siglo XX.

Acompañada por Eunice Sandova, subcoordinadora de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en la charla habló desde su nacimiento en Poza Rica, Veracruz, hasta sus próximos proyectos.

El público reunido en el vestíbulo escuchó atentamente las anécdotas y desafíos que tuvo que enfrentar para alcanzar el sitio que hoy ocupa. Al respecto, Sandoval destacó que es una de las creadoras del siglo XX que rompieron paradigmas, que se esforzaron en una época en que no había becas. Fue una auténtica gestora de sus proyectos y espacios.

Recuerdo con orgullo mis raíces, dijo Pulido, quien señaló que está satisfecha de haber nacido en un mundo selvático, una tierra fértil, con la cultura totonaca y los jarochos. Es un lugar muy rico.

No sé porqué me dediqué a la danza, confesó, pero siempre pensé en ser bailarina. Me atraían los voladores de Papantla, sus danzas; en el cine veía películas de rumberas: Ninón Sevilla, María Antonieta Pons, quería ser mambolera.

De chiquita ensayaba mambos muchas horas y participaba en todos los concursos, compartió. Años después conocí a Pérez Prado y me ofreció que fuera una de sus mamboleras para realizar una gira por el Oriente. Yo ya había crecido, conocía otro mundo y no acepté. Ahora me arrepiento, me hubiera encantado ir con su orquesta y vibrar con todos sus metales y ritmo. Ese fue mi primer sueño, aunque sí lo cumplí, bailaba muy bien el mambo, afirmó risueña.

Asimismo, recordó que trabajar con Raúl Flores Canelo marcó su vida como creadora en el mundo de la danza en aquellos años que participó con el Ballet Independiente. Mencionó que también colaboró en compañías de danza contemporánea en Nueva York y estudió con Martha Graham, cuestión que molestó a Guillermina Bravo, quien incluso llegó a quejarse porque le otorgaron la Sala Miguel Covarrubias para que se presentara su compañía de jazz. Sin embargo, años después, limaron asperezas y Bravo la llamó para hacer una coreografía juntas.

Comentó que la vida del bailarín es corta, después de los 30 años te dicen que ya eres mayor. Yo ya había viajado, estudiado, trabajado en ballet musical y con muchos conflictos familiares y ofrecimientos para irme a Miami o Los Ángeles, tenía que decidir qué hacer.

Optó por quedarse y vio que las instituciones oficiales y particulares solo impartían ballet clásico, que se menospreciaba a quienes practicaban contemporáneo o folclórico. Además, a los hombres no era fácil que les dieran oportunidad de estudiar, todo era muy cerrado.

He tenido el coraje de que las cosas sean mejores, de que exista la oportunidad para que la gente se exprese a través de la danza, señaló. Monté mi escuela abierta a varones, señoras chaparritas, gordas, ricas, pobres, todos tenían derecho de estudiar danza.

Señaló que los mejores maestros empezaron a trabajar en su escuela y fue así como surgió la idea de crear una compañía que se identificara con el público. Así nació Jazz-Mex.

Habló de la primera academia que abrió en la calle Río Tiber, la cual fue clausurada por quejas de los vecinos; después estuvo en Río Grijalva, pero por el sismo del 85 tuvo que desalojar. Actualmente la escuela se ubica en la calle Marsella.

Mencionó que hizo muchísima televisión y gracias a ella ha podido hacer todo lo que hace, aunque la acusaron de ser la pelirroja que corrompió a la danza.

Dijo que actualmente ve a los jóvenes muy inseguros, no saben lo que quieren. Tenemos que ser mejores maestros, señaló, tenemos que transformar a la gente e infundirles que su vida va a cambiar desde que entran al salón de clases. Indicó que ella sigue gracias a las voces de sus maestros, la disciplina, la luz que le infundieron cuando era estudiante.

Ser bailarín es una carrera tan honorable como ser médico o astronauta, afirmó, se le debe tener un gran respeto. El bailarín debe tener una educación integral.

Finalmente comentó que con la misma fuerza y pasión con la que abrió la academia de danza, ahora pretende armar un estudio para que cantantes, bailarines, músicos y actores tengan cabida en un espacio de danza, así como toda la gente que tenga ganas de bailar. Además, planea realizar una obra musical para mezclar gente con experiencia y gente joven.

La próxima presentación del ciclo organizado por la Coordinación Nacional de Danza del INBA corresponde a Magnolia Flores. La cita es en el vestíbulo del Teatro de la Danza Guillermina Bravo el 12 de octubre. Entrada libre.

---000---