Plaza de San Pedro y El Padre eterno, piezas que destacan en la muestra Roma en México

- En el Museo Nacional de San Carlos se presenta la obra de Luigi A. Gallandt que pintó con micromosaicos
- Se considera a Károly Markó el padre del paisaje, que en México tiene su culminación con artistas como José María Velasco, afirmó Carmen Gaitán
Una vista del Pico de Orizaba, con una palmera tropical y una guacamaya; un Dios Padre al que se le puede ver frente a frente, la Plaza de San Pedro elaborada con diminutos mosaicos, son entre otros los cuadros que se exhiben en la exposición Roma en México/México en Roma que se encuentra en el Museo Nacional de San Carlos del Instituto Nacional de Bellas Artes.
La directora del recinto, Carmen Gaitán, comentó que en ocasiones se da mucha importancia a la influencia que Francia tiene en México, sin embargo, poco explorado es el impacto de la cultura romana en México, sobre todo en el ámbito de la pintura.
Señaló que durante su presidencia, Antonio López de Santa Anna destinó parte de los recursos de la Lotería Nacional para apoyar a jóvenes pintores mexicanos, a fin de que viajaran a Roma y se empaparan de los cánones estéticos que predominaban en esa época.
Comentó que este aspecto de Santa Anna es poco conocido, pues “también se preocupó por formar jóvenes artistas, quienes a través de retratos y esculturas dan testimonio del momento histórico que les tocó vivir”.
Un núcleo de la exposición es precisamente el dedicado a los retratos, donde se puede ver a Anastasio Bustamante pintado por Francesco Podesti; un busto de López de Santa Anna producido por Manuel Vilar; Lorenzo de la Hidalga y su esposa Ana García Icazbalceta, pintados por Pelegrín Clavé, donde también se puede observar la forma en que vivía la burguesía de la época, mostrando ropajes y clásicas posturas romanas para ser retratados.
Una de las piezas que destaca en la exposición es la Plaza de San Pedro que Luigi A. Gallandt pintó con micromosaicos, técnica que se desconocía en México. “A primera vista, dijo, la obra parece una pintura, pero al acercarse se notan los pequeños mosaicos con que fue hecha. Este cuadro pertenece al acervo del Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec”.
En el antiguo Palacio de los marqueses de Buenavista, Carmen Gaitán señaló que en el acervo de muchos museos mexicanos hay arte europeo que se adquiría para mostrar cuáles eran los modelos estéticos que imperaban en la época.
Otro de los préstamos para la exposición proviene del templo de La Profesa, con una serie de bocetos que Pelegrín Clavé hizo para la cúpula, culminando con El Padre eterno, un dios al que se puede ver cara a cara y no hay que levantar la cabeza, como es usual hacerlo en las iglesias, donde los colocan por encima de todos.
Además, se puede apreciar el trabajo del pintor, quien no se va directamente al lienzo, sino que hace un estudio concienzudo de ojos, manos, pies, piernas, disecciona al personaje y al final podemos ver el resultado de ese rompecabezas, en un Dios Padre lleno de bondad, no la imagen tradicional con rasgos fuertes; éste presenta una fisonomía amorosa, agregó Gaitán Rojo.
En el núcleo del paisaje, la titular del recinto del INBA destacó la influencia de Károli Markó, un húngaro que enseñó en la Academia de San Luca en Roma, quien incluía en sus paisajes ruinas romanas y pasajes bíblicos. El pintor húngaro fue maestro de Eugenio Landesio, quien posteriormente se convierte en maestro en la Academia de San Carlos.
Se considera a Markó el padre del paisaje, que en México tiene su culminación con artistas como José María Velasco. Poca gente sabe que esta tradición pictórica viene de Hungría y de la escuela que heredó Landesio.
En Roma en México se puede apreciar La curación de un endemoniado, de Károly Markó.
En el paisaje, señaló la directora del Museo Nacional de San Carlos, se vuelcan las emociones, así como lo hace Carlo de Paris, quien deslumbrado por la tierra mexicana trata de acomodar en su obra todo el imaginario que acaba de descubrir; sin embargo, no deja su esencia europea y utiliza una paleta muy suave, toda la conformación del paisaje es europeo, el toque local son la palmera y el ave.
El paisaje no es nada más decoración, también puede reflejar el estado de ánimo, indicó Carmen Gaitán.
En Roma en México/México en Roma el público podrá descubrir los diferentes momentos y técnicas de artistas europeos y de artistas mexicanos que realizaron una estancia de por lo menos cinco años en Europa.
Este intercambio de artistas es el encuentro de dos culturas que, en ese momento, contaban con 170 mil habitantes cada una y se hermanan por un pasado grecolatino. Son naciones con un pasado glorioso que siguen teniendo impacto en la actualidad, concluyó.
El Museo Nacional de San Carlos se ubica en Puente de Alvarado núm. 50, colonia Tabacaler, en la Alcaldía de Cuauhtémoc, Ciudad de México.
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