La lectura y la escritura, derechos culturales para ejercerse con libertad

- El INBAL participa y se integra a la Fiesta del Libro y la Rosa 2019 en la UNAM con lo más novedoso y representativo de su producción editorial
- La titular del Instituto, Dra. Lucina Jiménez, impartió la conferencia inaugural del coloquio Redes sociales de lectura
La Secretaría de Cultura está presente en la Fiesta del Libro y la Rosa 2019 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En este marco, en el que las instituciones promueven la lectura como parte fundamental de los derechos culturales, la titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Dra. Lucina Jiménez, impartió Lecturas y escrituras como proyecto comunitario, conferencia inaugural del coloquio Redes sociales de lectura, el viernes 3 de mayo en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario.
En su ponencia, refirió que la lectura y la escritura son derechos que deben desarrollarse con libertad como procesos vitales, históricos y dinámicos de acceso a la vida cultural, y expuso diversos ejemplos de creación literaria en comunidad, como el documento redactado por infantes y jóvenes de Cherán, Michoacán, cuya “perspectiva de diversos procesos que cuestionan, porque la mirada de las niñas y los niños es la más crítica y sin concesiones”, representa un trabajo colectivo que apuesta a la memoria.
Mencionó, de igual forma, Densha otoko (El hombre del tren), libro generado por miles de habitantes de Tokio, quienes, con sucintas publicaciones en redes sociales, crearon, a través de un algoritmo y un consejo editorial, un libro sin autor que aborda una historia de amor en el metro de la ciudad japonesa. De esta manera, aseveró, la escritura se vuelve instrumento para el fortalecimiento de acciones colectivas.
Otro ejemplo que compartió fue la experiencia colectiva de una familia mexicana integrada principalmente por mujeres que, luego de un suceso de violencia, decidió escribir un libro del origen familiar con la historia y el testimonio de cada una de ellas como herramienta de sanación propia y social, lo cual le permitió reconstruirse. “Cuando la obra fue compartida, se hizo desde la óptica de un cambio de relaciones interpersonales”, lo que las llevó a ser respetadas en la comunidad.
La importancia de la escritura dentro de un proyecto comunitario de sanación también fue ejemplificada por la titular del INBAL con la historia de una mujer que sufrió violencia por la guerrilla colombiana, y a través de la escritura se libró del sufrimiento sin heredar a su hija el odio que supone una vivencia de esta naturaleza.
Experiencia colectiva de lectura Al aire libro
Asimismo, comentó la experiencia colectiva de lectura llamada Al aire libro, surgida en Bogotá y replicada hasta el momento en más de 20 urbes del planeta, entre éstas Sao Paulo y Tegucigalpa, en la cual un grupo de personas comparten la lectura silenciosa de un mismo texto o autor en lugares improbables para tal actividad.
Todos estos actos de acceso a los derechos culturales, agregó, deben pensarse en un contexto en constante cambio, movimiento y tensión. “Solemos pensar que la comunidad es una entidad cerrada y estática, pero no hay nada más alejado de la realidad. La comunidad no tiene una condición homogénea. Está en tensión permanente por los procesos de fragmentación social. Incluso existen tensiones estéticas dentro de un mismo conjunto social”.
También resaltó la injerencia de la tecnología en los cambios de procesos y códigos de comunicación, “fenómenos completamente inesperados”, pero a los cuales la comunidad se ha adaptado rápidamente.
“Es un ecosistema híbrido donde, aun así, siguen existiendo las prácticas tradicionales del libro, el mejor cómplice de nuestras emociones y hasta de nuestras locuras. Las fronteras convencionales se están perdiendo y hay flujos entre lenguajes y formas de escrituras y lecturas que se desarrollan en diferentes ámbitos. Siempre hay que pensarlos en constante movimiento.
“Estas nuevas formas de escrituras y lecturas cambian nuestras maneras de relacionarnos, pues, además, conviven códigos distintos. Necesitamos que la convergencia tecnológica se convierta en convergencia pedagógica”, finalizó.
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