ARTES VISUALES

La retrospectiva Homenaje a Antonio Rodríguez Serna y Antonio Rodríguez Luna. Dos maestros, dos generaciones, en el Salón de la Plástica Mexicana

Boletín No. 902 - 18 de junio de 2019
  • Será inaugurada el jueves 20 de junio a las 19:30; entrada libre

La retrospectiva Homenaje a Antonio Rodríguez Serna y Antonio Rodríguez Luna. Dos maestros, dos generaciones presentará un diálogo entre artistas visuales de épocas y formaciones distintas, padre e hijo, que se integraron al panorama artístico de México luego de su llegada en 1939 con el exilio español. La inauguración de la muestra se llevará a cabo el jueves 20 de junio a las 19:30 en el Salón de la Plástica Mexicana (SPM) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

Esta exposición permitirá apreciar la trayectoria y las aportaciones de Rodríguez Luna (1910-1985), quien estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, y de Rodríguez Serna (1936-2012), quien se formó en México bajo la influencia de su padre, pero siempre en busca de nuevos lenguajes artísticos, explicó la coordinadora general del SPM, Cecilia Santacruz.

La muestra hace un recorrido por la obra de Rodríguez Serna, de 1964 a 2011, desde sus primeras obras, relacionadas con el éxodo de su infancia, hasta lo último de su producción artística, abstracta y geométrica, y en la cual exploró texturas y efectos del color y la luz. Por otro lado, de Rodríguez Luna se presentarán piezas mixtas que incluyen dibujos, objetos y un grabado.

Nieves Martínez, viuda de Rodríguez Serna, comentó que le parece muy merecido este homenaje, ya que tanto él como su padre fueron miembros activos del SPM. “Es la primera vez que se hace una exposición con su obra y este aniversario luctuoso es un buen motivo para recordarlos, además de la importante conmemoración de los 80 años del exilio español a México”, expresó.

Rodríguez Serna, nacido en Mataró, Barcelona, fue uno de los creadores españoles que aportaron su talento y su obra al panorama cultural mexicano. “En la exposición se presentarán piezas de este legado que nunca han sido exhibidas. Su vida como artista empezó desde muy joven, pues a los veintitantos ya había expuesto. Estudió como oyente en la Academia de San Carlos. Su primera muestra fue en la Galería Diana y nunca dejó de exponer de forma permanente, incluso en 2012, año en el que falleció”.

La viuda del artista aseveró que uno de los motivos fundamentales de la obra de Rodríguez Serna es la búsqueda de la luz. “Jugó mucho con luces y sombras. Al principio, sus obras eran figurativas y de crítica social. Plasmó brujas y aquelarres; mujeres con diferentes técnicas, y tuvo una época goyesca. También pintó flores y bodegones.

“Rodríguez Serna fue un artista que evolucionó poco a poco; pasó de lo figurativo a lo abstracto, e hizo uso de diversas técnicas mixtas. Las piezas que realizó en las últimas dos décadas de su vida partieron de juegos de luces, sombras y texturas, y son por las que más se le reconoce e identifica. Tuvo una gran trayectoria y evolución en su propia pintura.

“A pesar de ser padre e hijo, las obras de Rodríguez Luna y Rodríguez Serna son completamente distintas. Las del primero también son muy relevantes. Aunque la mayor parte de su producción se encuentra en México, tiene un museo con su nombre en Montoro, España, y el Museo Reina Sofía cuenta con piezas suyas”, concluyó Martínez.

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