ARTES VISUALES

Gerardo Murillo, escritor, vulcanólogo, pintor y filósofo, fue creador de los Atl-color

Boletín No. 1253 - 15 de agosto de 2019
  • El 15 de agosto se conmemora el 55 aniversario luctuoso del Dr. Atl, quien fuera profesor de Rivera, Orozco y Siqueiros
  • Creador del aeropaisaje, escribió Cuentos de todos colores, Gentes profanas en el convento; la novela Un hombre más allá del universo. Las sinfonías del Popocatépetl, entre otros volúmenes

En torno a Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl, se han tejido gran cantidad de historias que lo convierten casi en mito. Pintor, escritor, geólogo, vulcanólogo, filósofo, crítico de arte y activista político, nació en Guadalajara, Jalisco, el 3 de octubre de 1875 y falleció el 15 de agosto de 1964.

Se dice que en una ocasión se embarcó en el puerto de Veracruz con rumbo a Europa, pero en Nueva York una fuerte tormenta azotó el barco en que viajaba por lo que llegó a pensar en su muerte, pero tras salir ileso del percance le pusieron el sobrenombre de Atl, agua en náhuatl.

Se ha dicho que título de doctor se lo otorgó Leopoldo Lugones, por haberse doctorado en filosofía, sugiriéndole que como Atl es muy simple, debía llamarse Dr. Atl.

Otra de las incógnitas que no se han resuelto, es su supuesta autoría del diseño del telón de cristal elaborado por la casa Tiffany de Nueva York para la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, que mencionó como propia en alguna ocasión.

Entre la obra pictórica de Dr. Atl destacan la serie de estudios que realizó sobre los volcanes nacientes, como el Paricutín o en plena erupción, sin amedrentarse por estar cerca de ellos, ni temer por su salud al respirar los gases tóxicos que emanan.

Ni siquiera se alejó de éstos al perder una pierna después de una expedición. Su pasión era tal, que creó el “aeropaisaje”, sobrevolando en helicóptero para pintar las incandescentes montañas.

El Iztaccíhuatl y el Popocatépetl quedaron plasmados en sus lienzos y literatura, al igual que los italianos Etna y Strómboli.

Sus paisajes dedicados al origen del Pedregal de San Ángel y la zona aurífera de Oaxaca, entre otras regiones, lo colocan al mismo nivel que José María Velasco y Joaquín Clausell.

Sobre el Paricutín realizó un pormenorizado registro del día a día de su evolución, dando como resultado el libro Cómo nace y crece un volcán, volumen que reeditó El Colegio Nacional en 2018 con motivo del 75 aniversario del nacimiento del cráter.

Creó los Atl-color, técnica compuesta por una serie de tintes secos que se podían utilizar sobre tela, papel o roca.

Tres volúmenes titulados Cuentos de todos colores; la autobiografía: Gentes profanas en el convento; la novela El padre eterno, satanás y Juanito García. Un hombre más allá del universo. Las sinfonías del Popocatépetl, así como artículos y ensayos sobre temas nacionales de diverso orden abarcan su obra literaria.

En 1956 recibió la Medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República y dos años después se hizo acreedor al Premio Nacional de Bellas Artes.

Realizó una vasta obra de caballete, retratos, autorretratos, paisajes, algunos de gran formato. El Museo Nacional de Arte del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura resguarda una colección de dibujos que donó a México.

Inicios en las artes plásticas

Murillo inició estudios de pintura en Guadalajara, a los 19 años de edad; a los 21 se trasladó a la Ciudad de México para ingresar en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Un año después el gobierno de Porfirio Díaz le otorgó una beca para estudiar en Europa.

En la Universidad de Roma estudió filosofía y en La Sorbona de París, derecho penal.

A su regreso a México impartió clase en la Academia de San Carlos, donde lo llamaban El agitador, por persuadir a profesores y alumnos a pensar diferente, a ser irreverentes y subversivos. Diego Rivera, su alumno y amigo cercano, escribió en el texto La increíble historia del Dr. Atl, que “enseñó a ser insolentes a todos los jóvenes”. Otros de sus discípulos fueron David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

En 1910 realizó una protesta frente a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, ya que con motivo de las fiestas del Centenario de la Independencia organizaron una exposición con piezas de artistas españoles. El gobierno le otorgó tres mil pesos para que le diera fin, los cuales invirtió para montar una exposición con obra de artistas mexicanos, entre ellos Francisco de la Torre y Diego Rivera.

A la muerte de Carranza se autoexilió en Francia, donde publicó un periódico sobre la Revolución Mexicana e impidió un préstamo por parte de bancos franceses a Victoriano Huerta. Regresó a México bajo el seudónimo de Giorgio Stello, capitán aviador de la Real Fuerza Aérea Italiana.

El Museo Nacional de Arte, Munal, cuenta con la exposición ATL, fuego, tierra y viento; sublime sensación, muestra de sus colecciones representativas.

http://www.munal.mx/en/exposicion/atl-fuego-tierra-y-viento-1

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