La generación de Juan García Ponce determinó el devenir de la cultura en México
- El 22 de septiembre de 2003 falleció el escritor, traductor, dramaturgo y ensayista, uno de los más sobresalientes y prolíferos escritores latinoamericanos y que tuvo un papel medular en su generación
- “No soy un escritor ‘decente’, aunque considero que una de las obligaciones de la literatura es (ser decente)… mediante la palabra y la forma, lo que antes no lo era”, afirmaba
Juan García Ponce (Mérida, Yuc. 1932-Ciudad de México, 2003) es sin duda uno de los escritores latinoamericanos contemporáneos más relevantes. Su obra es de las más vastas y variadas de la literatura mexicana y se le reconoce como “la más rica e importante de la generación de los treinta”, a decir de Juan Vicente Melo.
Desde muy joven, todavía niño, leía a Thomas Mann y a Herman Broch. Estudió Filología Germánica en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Yucatán fue su recuerdo más vivo pese a que a los 12 años salió para residir en la Ciudad de México y tardó 10 años en regresar. “Siempre recordaré la casa de mis padres en el barrio de Itzimná, allá en Mérida. La vida con mi abuela, María G. Cantón de Ponce, y su hermana, mi tía Dedé… Hay que tener en cuenta que en aquella época no había ferrocarril ni carretera, por eso no era tan fácil ir a Yucatán. De ahí el tradicional separatismo de los yucatecos… Nunca he dejado Yucatán mentalmente, y siempre que puedo regreso a pasar algún tiempo”.
Estuvo casado con Meche Oteyza con quien procreó dos hijos y conservó una profunda amistad hasta el final.
En 1967, a los 35 años, se le diagnosticó esclerosis múltiple con un pronóstico de seis meses de vida. “No se trata de aceptarla o no, la enfermedad se te impone… O sea, yo no me rebelé contra ella porque no había contra qué rebelarse. La enfermedad es un fantasma sin nada, es una pura porquería y tampoco vas a dejar que te gane una porquería (…) Cuando te avisan que te vas a morir no es una experiencia excepcional (…). Lo que pasa es que una gente desahuciada en el fondo espera que se produzca un milagro. En la muerte no cree nadie, aunque todo el mundo está seguro de que se va a morir algún día”. Juan García Ponce murió a los 71 años.
Generación de los treinta
La generación de García Ponce reúne a escritores que nacieron alrededor de 1930-1935: Juan Vicente Melo, Inés Arredondo, José de la Colina, Huberto Batis, Tomás Segovia, Julieta Campos, Sergio Pitol, Fernando del Paso, José Emilio Pacheco, Salvador Elizondo y Jorge Ibargüengoitia, entre otros que, en su momento, determinarían el devenir de la cultura en México a través de movimientos artístico-literarios y sus publicaciones.
Perteneció a la llamada Generación de la Casa del Lago, a la Generación de Medio Siglo y al movimiento Poesía en Voz Alta. También se le considera miembro de La Mafia, polémico grupo comandado por Fernando Benítez en México en la Cultura y la Cultura en México. Aunque él opinaba que “todo eso de las generaciones es para los críticos”, también admitió que “había un grupo: que pensaban lo mismo, que eran amigos entre sí, que se veían muy seguido y entonces sí se puede hablar de un grupo o generación, con actitudes semejantes y con las mismas aspiraciones. (…) No es la fecha, no es un momento determinado, sino es la comunidad de intereses”.
En la vida de Juan García Ponce se dan cita lo mismo los hechos verídicos que las más insólitas suposiciones: En 1968, los policías se lo llevaron a la delegación cuando iba a entregar un desplegado de protesta al periódico Excélsior, lo confundieron con el líder estudiantil Marcelino Perelló, quien también andaba en silla de ruedas.
En los cafés de Coyoacán corría el rumor de que en su casa se efectuaban representaciones eróticas para estimular el voyerismo del escritor, así como sobre las francachelas y orgías que organizaba. Sin embargo, la realidad es que García Ponce siempre fue el punto de referencia y estaba en la mira de rumores y verdades fantasiosas.
Obra y reconocimientos
Su producción incluye cuento, novela, dramaturgia, ensayo, traducción y guion cinematográfico, reunidos en alrededor de 60 publicaciones. Daniel Goldin afirma que “pese a su heterodoxia esta generación destaca por un clasicismo profundo que es imposible soslayar. Y el lugar que García Ponce ocupa dentro de ella es indudablemente singular”.
Prolífero autor que divide opiniones, entre sus obras con mejor crítica se encuentran. Ensayos: La aparición de lo invisible (1968) y Las huellas de la voz (1982); dio a conocer en México a Robert Musil con El reino milenario (1979) y a Heimito von Doderer (Ante los demonios, 1993); tradujo y comentó a Pierre Klossowski en Teología y pornografía: PK en su obra: una descripción, 1975) y tradujo a Herbert Marcuse.
Entre sus novelas sobresalen Figura de paja (1964), La casa en la playa (1966), La presencia lejana (1968), La cabaña (1969), La invitación (1972), El nombre olvidado (1970), El libro (1978), Inmaculada o los placeres de la inocencia (1989).
De su obra teatral destaca El canto de los grillos (1958), puesta en escena de Salvador Novo. Fue elogiada unánimemente por la crítica y el público, y constituyó uno de los mayores éxitos teatrales de su tiempo.
El autor de El gato, expresó: “No soy un escritor ‘decente’, aunque sí en la medida en que considero como una de las obligaciones de la literatura abrir el campo de la experiencia, haciendo decente, mediante la palabra y la forma, lo que antes no lo era”.
Fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1957 y 1963), lo que le permitió obtener la beca Fundación Rockefeller (1960) y obtuvo la Beca Guggenheim otorgada por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, como creador emérito (1994-2003).
Mantuvo una amplia actividad editorial, como colaborador o fundador y director de publicaciones. Colaborador de La Cultura en México, México en la Cultura, Revista Mexicana de Literatura, Plural y Vuelta. Fue secretario de redacción de la Revista de la Universidad de México (UNAM), director de la Revista Mexicana de Literatura, Miembro de la redacción de Plural y Vuelta, director de la colección Poesía y Ensayo de la UNAM, fundador y director de la revista Diagonales, entre otros. El Fondo de Cultura Económica reunió su obra completa en 2003.
Su obra ha sido merecedora de importantes galardones: Premio Teatral Ciudad de México 1956, Premio Xavier Villaurrutia 1972 por su obra Encuentros, Premio Elías Souraski de Artes 1977, Premio Anagrama de Ensayo 1981 por Errancia sin fin: Musil, Borges, Klossowsky, Premio Los Abriles 1984 por De ánima, Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura 1989, Premio de Literatura Antonio Mediz Bolio 1991, el Premio Nacional de Narrativa Colima para Obra Publicada 1992 por Crónica de la intervención y Premio Juan Rulfo 2001.
Mereció la Medalla Eligio Ancona 1996 en reconocimiento a su obra literaria. Medalla de Honor Héctor Victoria Aguilar 2003 otorgada por el Congreso de Yucatán. Fue condecorado con la Cruz de Honor Austriaca para Ciencia y Arte, Primera clase -1982. Su archivo personal se encuentra en la Biblioteca Memorial Harvey S. Firestone de la Universidad de Princenton.
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