El programa 28 de la Orquesta Sinfónica Nacional tendrá como solista invitado al pianista mexicano Rachid Bernal

• Ganador del Concurso Nacional de Piano Angélica Morales-Yamaha 2019

• Bajo la dirección del huésped José Guadalupe Flores, interpretarán el Concierto para piano y orquesta en la menor de Schumann, el viernes 8 y el domingo 10 de noviembre en el Palacio de Bellas Artes

• El programa incluye Ludus autumni de Gutiérrez Heras y la Sinfonía en re menor de Franck

Con la batuta del director huésped José Guadalupe Flores y la participación del joven pianista mexicano Rachid Bernal como solista invitado, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) ofrecerá un concierto con obras de Robert Schumann, Joaquín Gutiérrez Heras y César Franck el viernes 8 de noviembre a las 20:00 horas y el domingo 10 a las 12:15 en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

En el 28º programa de la temporada 2019 de la agrupación que dirige Carlos Miguel Prieto, integrado por el Concierto para piano y orquesta en la menor de Schumann, Ludus autumni de Gutiérrez Heras y la Sinfonía en re menor de Franck, sobresale la participación de Rachid Bernal en la interpretación de la obra escrita por Schumann a partir de su Fantasía, compuesta en 1841, que convirtió en el primer movimiento de dicho concierto. Los otros dos movimientos fueron terminados en 1845 y la obra fue estrenada en Dresde el 4 de diciembre de ese año, con su esposa Clara Schumann en el piano.

A ese reto se enfrentará el pianista mexicano de 24 años, al volver al Palacio de Bellas Artes con la OSN, luego de haber ganado el Concurso Nacional de Piano Angélica Morales-Yamaha 2019, el pasado mayo.

Egresado con mención honorífica de la Escuela Vida y Movimiento del Centro Cultural Ollin Yoliztli, en la Ciudad de México, el virtuoso del teclado, quien ha tomado cursos de perfeccionamiento en Viena, actualmente realiza un diplomado con el maestro Joaquín Achúcarro en la Southern Methodist University, en Estados Unidos, donde, dice, “me gustaría permanecer otros dos años para hacer una maestría y preparar un nuevo repertorio con el que concursaré en abril de 2020 en España y a fines de ese año en Panamá”.

Ha participado en clases magistrales con Jorge Federico Osorio, Anatoly Zatin, Józef Olechowski, Alessio Bax, Enrique Bátiz, Horacio Nuguid e Ian Hobson. Fue ganador del Piano Concerto Competition en el Young Artist World Piano Festival, en Minnesota y segundo lugar en la IX Bienal Internacional de Piano-Música Clásica Formal, en Mexicali, además del ya mencionado certamen mexicano.

“Este premio siempre había sido como un sueño desde que era niño. He visto a compañeros –ahora maestros– que han participado en el concurso. Ha sido un gran paso en mi carrera competir ahí, y ganarlo, un sueño hecho realidad, porque, además, estuve ahí acompañado por la OSN, y luego, como parte del premio, participo como solista con las más importantes orquestas mexicanas”, agrega Bernal.

Entusiasmado con su programa de actividades de este año, asegura que es “un enorme gusto estar de nuevo en un increíble recinto, el Palacio de Bellas Artes, como solista de la Sinfónica Nacional y bajo la batuta del muy querido director José Guadalupe Flores, con el Concierto para piano y orquesta en la menor de Schumann.

Rachid Bernal debutó como solista a los 16 años con la Orquesta Filarmónica de Querétaro. Ha ofrecido recitales en recintos como el Palacio de Bellas Artes, la Sala Nezahualcóyotl y el Auditorio Blas Galindo, y ha sido solista de las orquestas sinfónicas Nacional, de Xalapa, de Aguascalientes, del Instituto Politécnico Nacional, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y Juvenil Eduardo Mata de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como de la Filarmónica de la Ciudad de México.

El 28º programa de la temporada 2019 de la OSN iniciará con Ludus autumni de Gutiérrez Heras, compositor poblano representativo del posnacionalismo mexicano. Contemporáneo de José Pablo Moncayo, estudió en el Conservatorio Nacional de Música y fue alumno de Imre Hartman, Rodolfo Halffter y Blas Galindo. En 1952 obtuvo una beca para cursar un año en el Conservatorio de París, donde fue alumno de Olivier Messiaen. También estudió en The Juilliard School de Nueva York. Gran parte de su carrera la dedicó a componer música para la pantalla grande.

Alguna vez, el destacado director de orquesta Eduardo Mata dijo sobre Gutiérrez Heras: “Muy pocos son los compositores de este país que han logrado desarrollar lenguajes personales originales, apoyados en un oficio irreprochable. Gutiérrez Heras tiene ambos, siendo además un lúcido poeta de sonidos digno de su tiempo y de su entorno”.

Especialistas consideran que Ludus autumni está escrita al estilo de la herencia que dejaron Silvestre Revueltas y Carlos Chávez, pero con un lenguaje más moderno en el sentido armónico y con ritmos similares a los de la escuela nacionalista posrevolucionaria.

El compositor terminó la orquestación de la obra en enero de 1991 y fue estrenada el 29 de febrero de 1992 por la Orquesta Filarmónica de la UNAM, bajo la dirección de Enrique Barrios. “En buen latín se llama Ludus autumni, que en buen castellano quiere decir Juegos de otoño”, escribió el crítico musical Juan Arturo Brennan.

Gutiérrez Heras transitaba por diversas áreas del quehacer musical y se convirtió en una autoridad en música medieval y renacentista. “Llegó a ser el más importante compositor mexicano de música para el cine; incursionó con igual éxito en la música para teatro; demostró un gran sentido para la difusión de la música a través de la radio, y fue un redactor ejemplar de notas de programa”, resaltó Brennan.

El programa de la OSN concluirá con la Sinfonía en re menor de Franck, considerada en la actualidad una pieza indiscutible del repertorio sinfónico. No obstante, en su estreno no fue recibida con mucho entusiasmo, ni por el público ni por la crítica, quizá porque no es del todo ortodoxa en su estructura, y los contemporáneos de Franck lo valoraban más como un excelente organista que como autor de música de concierto. La Sinfonía en re menor fue estrenada el 17 de febrero de 1889 por la Orquesta del Conservatorio de París, dirigida por Vincent d’Indy.

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