DANZA

El flamenco debe ser reconocido como arte sin adjetivos peyorativos

Boletín No. 1783 - 17 de noviembre de 2019

La bailarina, maestra y coreógrafa ofreció la charla El flamenco y su contexto en México, en el marco del Encuentro Nacional de Danza (ENDMéxico 2019)

Uno de los grandes temas que ocupan a Lourdes Lecona —figura clave en la historia del flamenco en nuestro país— es que este género aún no sea del todo reconocido como arte y se le considere menor. Esta fue una de las inquietudes que compartió durante la charla que ofreció dentro del Encuentro Nacional de Danza (ENDMéxico 2019) que se realiza en Texcoco, Estado de México, titulada El flamenco y su contexto en México.

La especialista expuso elementos que contextualizan el desarrollo de este género en nuestro país, además de resignificar la memoria como estrategia de preservación y salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial y ofrecer herramientas teóricas que pueden ser utilizadas en el campo de la investigación.

Bailarina, coreógrafa, docente, investigadora, fundadora y directora de diversas compañías de danza española y de flamenco, Lourdes Lecona cuenta con estudios de economía, gestión cultural, políticas culturales, patrimonio cultural intangible y cooperación cultural internacional. Es integrante de la Sociedad Mexicana de Coreógrafos e invitada como miembro en México de la Fundación Mario Maya, de Sevilla, España.

Para ella existen varios problemas dentro del universo del flamenco, como la pérdida de los legados que han dejado los grandes exponentes del género y que aún no sea reconocido como expresión artística: “Me inquieta que no nos ven como creadores, sólo nos relacionan con danzas étnicas, y no es que esto sea malo, sino que el flamenco tiene una profunda filosofía que debe ser reconocida. Lo siguen describiendo con términos peyorativos que lo minimizan. Es momento de que le demos al flamenco el lugar que se ha ganado con esfuerzo”.

Otro aspecto que destacó es que a las nuevas generaciones se les forma en el flamenco de una manera banal: “A muchos bailarines se les ofrece un baúl lleno de movimientos, de pasos, pero no se les comparte su filosofía ni el verdadero amor a este arte. En mi época nos brindaban mucha información y motivaban a bailar con el corazón caliente. Es lo que ahora falta entre los bailarines jóvenes del flamenco”.

Como un ejemplo de bailarín con filosofía, recordó al gran español Mario Maya (1937- 2008) que, si bien venía de una escuela ortodoxa, supo experimentar en otras expresiones. Lourdes Lecona tuvo la oportunidad de conocerlo y colaborar con él. Sobre esta experiencia, comentó que el artista compartió no sólo la habilidad en los pasos, sino que les daba herramientas de creación, les legó un espíritu sensible, pero indomable. “Nos decía que más que copiar sus pasos había que descubrir sus secretos. Fue fiel a su espíritu rebelde, transitó por todas las vanguardias, así que es un referente obligado del que siempre hay que recuperar su filosofía”, concluyó.

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