DANZA

Artistas de Ceprodac sorprenden a pacientes y familiares con  danza contemporánea en hospitales de la Ciudad de México

Boletín No. 1869 - 29 de noviembre de 2019
  • Ante las personas que aguardaban en las salas de espera, bailarinas y bailarines de danza contemporánea interpretaron La Espera/Tic-Tac del corazón
  • El programa Danza Fortaleza y Vulnerabilidad genera vínculos con personas en espera

La danza es un ritual que convoca y la poética dancística evoca. Con esta idea en mente el Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) ha desarrollado el programa Danza Fortaleza y Vulnerabilidad, que a través de impactos coreográficos se vincula con el sector salud para ofrecer un espacio en el cual las miradas se crucen.

Durante la semana del 25 al 29 de noviembre las y los bailarines del Ceprodac, con la colaboración de la Coordinación de Convivencia y Cultura de la Alcaldía Miguel Hidalgo, ocuparon los pasillos, salas de rehabilitación y áreas de emergencias de los hospitales Rubén Leñero, de la Mujer, Pediátrico de Tacubaya y el Instituto Nacional de Perinatología con La Espera/Tic-Tac del corazón.

De improviso, los artistas aparecieron en los pasillos de las salas de espera de clínicas, sanatorios y hospitales y modificaron la situación de vulnerabilidad de las personas que ahí aguardaban.

Marco Antonio Silva, director de Ceprodac, comentó que el impacto dancístico tiene como estímulo sonoro el tic tac de un reloj que recuerda los latidos del corazón y un fragmento de la canción El reloj, de Roberto Cantoral.

Una de las bailarinas interpreta dicha canción mientras el resto de los bailarines con movimientos suaves se desplaza entre los pacientes y sus familiares que primero asombrados y luego conmovidos, observan esta danza que les recuerda algún momento o persona cercana. “Yo quiero que mi hijo, cuando crezca, sea un bailarín con esta fuerza y generosidad”, comentó una madre en el Instituto Nacional de Perinatología.

En el Hospital Rubén Leñero, los pacientes de un pabellón de varones, desde su cama pidieron que se repitiera la danza.

“La gratitud reflejada en los rostros de pacientes y familiares es invaluable y conmovedora. Los cuerpos se acercan y se reconocen, se fortalecen y recuperan motivos ocultos frente a la incertidumbre de la espera”, dijo Marco Antonio Silva.

Con este proyecto, se reconoce al arte como la forma más elevada de esperanza que existe y a la danza como generadora de un vínculo insustituible, finalizó.

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