ARTES VISUALES

La arquitectura popular inspiró la obra de Luis Barragán

Boletín No. 324 - 07 de marzo de 2020
  • Su casa es el único inmueble individual en América Latina reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial
  • Recibió los premios Pritzker, Jalisco y los nacionales de Arquitectura y de Ciencias y Artes

El uso de los colores, los espacios abiertos y la luz como un elemento integral de su obra es la característica de la arquitectura de Luis Barragán, único mexicano ganador del Premio Pritzker (1980), máximo galardón que se otorga a un arquitecto por sus consistentes y significativas contribuciones a la sociedad a través del arte de la arquitectura.

“En mi trabajo subyacen los recuerdos del rancho de mi padre, donde pasé años en la niñez y la adolescencia, y en mi obra siempre alienta el intento de transponer al mundo contemporáneo la magia de esas lejanas añoranzas tan colmadas de nostalgia. Han sido para mí motivo de permanente inspiración las lecciones que encierra la arquitectura popular de la provincia mexicana: sus paredes blanqueadas con cal; la tranquilidad de sus patios y huertas; el colorido de sus calles y el humilde señorío de sus plazas rodeadas de sombreados portales”, reconocía el también Premio Nacional de Arquitectura 1987 y Premio Nacional de Ciencias y Artes 1976.

Su casa, conocida actualmente como Casa Luis Barragán, construida en 1948 en el antiguo barrio de Tacubaya, es el único inmueble individual en América Latina que ha sido incluido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en su lista de Patrimonio Mundial, en 2004.

“Mi casa es un refugio, una pieza emocional de arquitectura, no una pieza fría de conveniencia”, decía el arquitecto nacido el 9 de marzo de 1902 en Guadalajara, Jalisco, y quien falleció en la Ciudad de México el 22 de noviembre de 1988.

Luis Ramiro Barragán Morfín fue autor de las icónicas Torres de Satélite, junto con Mathías Goeritz; varias residencias en Jardines del Pedregal, San Ángel, diseñadas en medio de lava volcánica; la Capilla de las Capuchinas, la Casa Gilardi, el Faro del Comercio en Monterrey, la Fuente de los Amantes, entre muchas obras más, permiten conocer el porqué de su grandeza.

Barragán realizó estudios profesionales y se graduó como ingeniero civil y arquitecto en 1925 en su natal Guadalajara. Posteriormente asistió a la Exposición de Artes Decorativas, en París, donde le impresionó la fotografía de un jardín diseñado por Ferdinand Bac, quien había publicado el libro Jardins enchantés.

Los jardines de Granada, las villas italianas de la costa del Mediterráneo atrajeron su atención y despertaron su interés por la arquitectura de paisaje, que aplicó a su regreso a Guadalajara en algunas construcciones. En 1931, acudió a una conferencia de Le Corbusier en París y conoció su obra, que generó en él una gran impresión.

En 1936 se instaló definitivamente en la Ciudad de México, donde construyó residencias y algunos edificios de departamentos en la colonia Cuauhtémoc. En la década de los cuarenta adquirió un amplio terreno en el que realizó jardines y se quedó con uno pequeño que forma parte de su casa.

Posteriormente, adquirió propiedades en la avenida San Jerónimo y, en copropiedad con José Alberto Bustamante, desarrolló un proyecto de planificación y urbanismo en el Pedregal de San Ángel.

En 1952, al concluir dicho trabajo, regresó a Europa y visitó el norte de África, de donde tomó elementos como el agua, la luz, los jardines, que aplicó posteriormente en su obra.

Entre sus viajes, inició la reconstrucción del Convento de las Capuchinas en Tlalpan y algunos proyectos para la costa del Pacífico. En 1957 fue invitado por la empresa que desarrolló Ciudad Satélite para constituir el símbolo de la urbanización, para el cual Barragán, ya con la idea definida de que consistiera en un grupo de elementos verticales de gran proyección publicitaria, invitó al escultor Mathías Goeritz a colaborar en el proyecto.

El Museo de Arte Moderno de Nueva York realizó en 1976 la primera exposición sobre su obra y publicó el libro-catálogo de Emilio Ambasz, que lo catapultó internacionalmente.

A principios de la década de los ochenta su obra fue reconocida con el Premio Pritzker. En 1985 visitó la ciudad de Guadalajara para recibir el Premio Jalisco y en 1987 fue distinguido con el Premio Nacional de Arquitectura. Falleció el 22 de noviembre de 1988 en su casa de Tacubaya; sus restos fueron trasladados a Guadalajara para depositarlos en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.

---o0o---