ARTES VISUALES

El muralismo, una de las pasiones de Rina Lazo

Boletín No. 1058 - 30 de octubre de 2020
  • En el primer aniversario luctuoso se recuerda a la artista, entre sus obras destaca la reproducción de las pinturas de Bonampak en el Museo Nacional de Antropología

Considerada por Diego Rivera como “mi mano derecha, la mejor de mis estudiantes”, la pintora Rina Lazo desarrolló una larga trayectoria en la que destacan retratos, paisajes, naturalezas muertas y, principalmente, diversos murales en los que plasmó sus vínculos con la cultura maya.

A un año de su partida, el 1 de noviembre de 2019, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) recuerdan el legado de la artista, quien fuera miembro fundador del Salón de la Plástica Mexicana.

Rina Lazo nació en la ciudad de Guatemala el 23 de octubre de 1923. Sus padres fueron Arturo Lazo, de origen hondureño, y Melanea Wasem, guatemalteca de padre alemán. Desde muy pequeña tuvo contacto con la etnia maya quiché, ya que se trasladó a vivir al municipio de Cobán. Después incorporarse al Colegio Alemán de la ciudad de Guatemala, surgió en ella la inquietud de estudiar pintura, actividad que inició en el taller de Julio Urruela, quien realizaba los vitrales para el nuevo Palacio de Gobierno. Un año después, entró a la Academia de Bellas Artes, donde se destacó en un concurso organizado por la propia academia y obtuvo una beca para estudiar en México, país que adoptó como su segunda patria.

Ingresó a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda de la que ella recuerda: “Era muy modesta, pero con grandes maestros”. Al medio año, el maestro Andrés Sánchez Flores, técnico de Diego Rivera, la invitó a trabajar en el mural que Rivera iniciaba en el Hotel del Prado: Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, donde colaboró desde los primeros trazos de la composición y aprendió la técnica del fresco.

Al terminar este extraordinario mural, asistió al estudio de Diego Rivera. Ella comentaría que con él aprendió a pintar y sobre ella, Rivera decía: “Mi mano derecha, la mejor de mis estudiantes”. Al tiempo que Rina Lazo fue discípula de Rivera, Arturo García Bustos fue discípulo de Frida Kahlo. Así se conocieron ambos, quienes más tarde habrían de casarse. García Bustos, desde muy joven, fue miembro fundador del Salón de la Plástica Mexicana e integrante del Taller de Gráfica Popular.

Rina Lazo también asistió a Diego Rivera con la técnica del fresco en el mural El agua, origen de la vida (1951) en el Cárcamo del río Lerma en el Bosque de Chapultepec; en los relieves del Estadio Olímpico Universitario, en 1952, y en la obra El pueblo en demanda de salud. Historia de la medicina en México (1953) en el Centro Médico Nacional La Raza, entre otros.

Después de trabajar 10 años en los murales del maestro Rivera, Rina Lazo tuvo la oportunidad de pintar un mural en Guatemala, titulado Tierra fértil, que se encuentra en el Museo de la Universidad de San Carlos de Guatemala. “Era mi recuerdo de Tikal, rodeado de enredaderas y árboles frutales…” Posteriormente, a su regreso a México, colaboró con Rivera en el mural La gloriosa victoria, en el cual la retrata, tema que la inspira a pintar la obra Venceremos, que se encuentra en el Museo de Arte Moderno del Estado de México.

En 1964, cuando inició la construcción del Museo Nacional de Antropología, fue invitada por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez a realizar la reproducción de las pinturas murales de Bonampak, en el edificio anexo a la Sala Maya. Para ello se trasladó durante tres meses a la Selva Lacandona para realizar las calcas de las obras originales y observar los colores. Posteriormente, cuando se hizo la remodelación de la Sala Maya en ese mismo museo, pintó un mural inspirado en el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, que tituló Venerable abuelo maíz, de aproximadamente 20 metros de largo. Uno de sus últimos trabajos fue la pintura mural El inframundo de los mayas.

En su obra de caballete, que se encuentra en colecciones particulares y en algunos museos, tanto de México como de Guatemala, pintó retratos, paisajes y, fundamentalmente, naturalezas muertas. Dueña de una vitalidad inagotable, realizó diversas exposiciones individuales y colectivas, nacionales e internacionales. Por mencionar alguna, en 2007 participó en la exhibición de mujeres artistas en el National Museum of Mexican Art de Chicago.

Por su trayectoria artística recibió innumerables reconocimientos, entre ellos destaca la Orden del Quetzal que otorga el gobierno de Guatemala. Asimismo, recibió la distinción de Emeritíssimum de la Universidad de San Carlos de Guatemala. En México se le otorgó la medalla y diploma Maestro Rafael Ramírez, en reconocimiento a sus 30 años de labor docente en el INBAL, el Premio Nacional María Lavalle Urbina que le entregó la SRE y el Premio Internacional Coatlicue, concedido por la Coordinadora Internacional de Mujeres en el Arte. Rina Lazo falleció en la Ciudad de México el 1 de noviembre de 2019, a los 96 años de edad.

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