Jesús F. Contreras, artista plástico que reunió la academia tradicional y la escultura moderna
- En su 119 aniversario luctuoso, el Munal recuerda el estilo emotivo que legó en su obra, entre ellas la reconocida como Malgré tout
Considerado un artista cuya obra se ubica entre la academia tradicional y la transición hacia la modernidad en nuestro país, el escultor Jesús F. Contreras es recordado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del Museo Nacional de Arte (Munal), a 119 años de su fallecimiento.
Jesús Fructuoso Contreras (20 de enero, 1866-13 de julio, 1902), originario de Aguascalientes, recibió desde pequeño sus primeras clases de dibujo y descubrió a muy temprana edad su vocación. Años más tarde continuó su preparación en el taller El esfuerzo y, en 1881, ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes. Fue discípulo del escultor Miguel Noreña, quien en ese tiempo trabajaba en el monumento a Cuauhtémoc, y quien lo invitó a integrarse en la fundición.
Símbolo del escultor ideal en las postrimerías del régimen porfirista, Contreras representaba, por un lado, la academia más tradicional y, por otro, la transición hacia la modernidad. Su creación escultórica y piezas ornamentales se caracterizan por un estilo dramático y emotivo.
A él corresponde un periodo importante centrado en la recuperación de los héroes prehispánicos —Nezahualcóyotl, Cuauhtémoc y Moctezuma, entre otros—–, así como en los modelos clásicos y en los retratos por encargo.
El Museo Nacional de Arte resguarda su afamada escultura Malgré tout, que en español se conoce como A pesar de todo, la cual evoca la grandilocuencia de su autor quien la había realizado a pesar de la trágica amputación de su brazo. Esculpida en mármol y fechada en 1898, esta obra fue galardonada en la Exposición Universal de París en el año 1900. Aunque por mucho tiempo permaneció expuesta en la Alameda Central, los daños causados por los transeúntes orillaron a las autoridades a resguardarla en el recinto del INBAL.
La pieza representa un desnudo femenino, cuyas muñecas están encadenadas y aprisionadas por grilletes, mientras que su rostro se alza con intención anhelante. Revela la universalidad del sentimiento humano hacia el desasosiego que produce la libertad coartada. Tal como señala el historiador Fabián García Huerta, “esta mujer encadenada y desnuda, que yace en tierra, a pesar de todo se esfuerza por alzarse, se mueve e impulsa mediante la tensión de sus piernas, mientras la luz y la sombra tienen un papel preponderante en el dinamismo y rigidez que se crea en la escultura”.
Otras de sus famosas piezas son el busto de Cuauhtémoc, así como cerca de 20 esculturas dispuestas en Paseo de la Reforma. Jesús F. Contreras se relacionó con escritores y artistas de la trayectoria de Luis G. Urbina, Amado Nervo, Federico Gamboa, Jesús E. Valenzuela, José Juan Tablada, Rubén M. Campos, Gerardo Murillo, Jesús Urueta y José Francisco Elizondo, entre otros, y fue amigo personal del general Porfirio Díaz. Asimismo, su influencia es notoria en importantes escultores, como Fidencio Lucano Nava y Arnulfo Domínguez Bello.
Falleció en la Ciudad de México el 13 de julio de 1902 y fue velado en la capilla ardiente erigida en la Escuela de Bellas Artes.
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