ARTES VISUALES

El Museo Nacional de San Carlos muestra la configuración del arte de los siglos XVI al XX en Tradición, reforma y vanguardia

Boletín No. 1112 - 16 de julio de 2024
  • La exposición ofrece un panorama sobre los cambios y permanencias del arte durante 500 años y un nuevo acercamiento al acervo artístico del recinto que forma parte de la Red de Museos Inbal

  • Presenta más de cien obras de artistas como Jean-Honoré Fragonard, Francisco de Goya, Eugenio Landesio, Pilar Calvo, Andrea Vaccaro y Lucas Cranach, “El Viejo”

Con la finalidad de ofrecer un nuevo recorrido y propuesta curatorial para acercar al público a la colección del Museo Nacional de San Carlos, recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), presenta Tradición, reforma y vanguardia, integrada por más de 100 obras que muestran cómo el arte se fue configurando en los diferentes centros artísticos de Europa y de la Nueva España, y, posteriormente, de México.

En esta exhibición se analizarán los cambios y continuidades del arte occidental de los siglos XVI al XX, dar a conocer las relaciones intelectuales y artísticas entre los centros artísticos del mundo, dar un panorama sobre los cambios y permanencias del arte en 500 años, y del papel que ha tenido en diferentes momentos y contextos históricos.

La muestra se conforma de seis núcleos: Renacimiento, Reformar el arte, destruir la idolatría, Arte francés: rector del buen gusto, la razón y la galantería, Explosión de las pasiones y nostalgia por el pasado, La Academia de San Carlos en México y Modernismos.

En cada apartado, el visitante se acercará a los diálogos dados entre pintores de diversas épocas y los debates sobre la utilidad e importancia del arte. Cabe mencionar que el recorrido no es estrictamente cronológico, pues la gran mayoría de estas propuestas artísticas coexisten en el tiempo y en el espacio con otras, abriendo debates y nuevos caminos a seguir. 

En el primer núcleo, Renacimiento, se exponen obras de Gaspar de Crayer, Peter de Kampener, Gillis Mostaert, “El viejo” y Lucas Cranach, “El Viejo”, entre otros, artistas que reconocieron al hombre como ser individual y creador, lo que permitió el resurgimiento del retrato y de las escenas mitológicas. En esta época comenzó a florecer un interés por impulsar el esplendor y la perfección de la antigüedad grecorromana, pero conciliándola con la teología cristiana. En consecuencia, la pintura religiosa continuó con su primacía, pero con una nueva visión basada en la dignidad y en los valores humanos, como la libertad y la racionalidad.

Reformar el arte, destruir la idolatría muestra pinturas que fueron utilizadas como un medio para enseñar la doctrina cristiana, al mismo tiempo que fomentaban la fe y el amor a Dios como respuesta a la acusación de Martín Lutero en contra de la Iglesia católica de promover la idolatría. Para evitar que se falseara o exageraran los dogmas o la historia sagrada, la Iglesia ejerció mayor control sobre los temas, las fuentes que se consultaban y la manera en la que los artistas las interpretaban. Aquí el visitante encontrará pinturas de Salomé con la cabeza de San Juan Bautista, de San Francisco de Asís, San Pedro, Santa Águeda, de Lot y sus hijas, entre otros.

Arte francés: rector del buen gusto, la razón y la galantería –donde se presentan obras de Fragonard, Pingret y Nicolas Lancret, entre otros– nos habla de cómo, a principios del siglo XVIII, la pintura de historia que defendía la Academia cedió su lugar privilegiado en el gusto del público a un nuevo género que el pintor Antoine Watteau inauguró en 1717: el de la “fiesta galante”. La pintura decorativa, de temas banales, estaba más cercana a los excesos y al hedonismo de la corte de Versalles que al arte que se estaba gestando al interior de la Academia, que tomó al arte grecorromano como referente para crear un arte con un nuevo lenguaje clásico, basado en la racionalidad y la sencillez de las formas.

El periodo convulso y de grandes cambios que generó el inicio de la Revolución Francesa fomentó una nueva sensibilidad. Los pintores románticos abandonaron la fe en la razón y el orden, en favor de la imaginación, las emociones desbordadas y el individualismo como manera de relacionarse con el mundo; por lo que exploraron temas como la locura, el horror, lo sobrenatural y la violencia. Los artistas buscaron inspiración en su propio pasado –ya no en el grecorromano–, en los grandes héroes de su historia y de su literatura, en la naturaleza salvaje y en tierras lejanas. Piezas de Francisco de Goya, Eugenio Landesio y Germán Gedovius, entre otros, conforman el apartado Explosión de las pasiones y nostalgia por el pasado.

La Real Academia de San Carlos de las Tres Nobles Artes de la Nueva España que abrió sus puertas en 1781, tuvo desde su apertura un gran impacto en la vida cultural del país, aun cuando su auge duró apenas unos cuantos años, pues después del levantamiento armado de 1810, la institución entró en un franco declive que duraría más de 30 años.

Después de que el entonces presidente de México, Antonio López de Santa Anna, decretara que los fondos de la Lotería Nacional fueran administrados por la Junta de Gobierno de la Academia de San Carlos y destinados a la reestructuración de su inmueble y cuerpo docente, se buscaron artistas que trabajaran en su reorganización, por lo que se dirigió la mirada a la Academia de San Lucas, en Roma, ya que los artistas que se formaban en dicha institución tenían una ideología orientada hacia la unidad nacional y la defensa de la religión católica, pensamientos que perpetuaban por medio del arte purista. En La Academia de San Carlos en México se exhiben cuadros de Pelegrín Clavé, José Salomé Pina y Eugenio Landesio.        

Finalmente, Modernismos –donde se puede apreciar el trabajo de Gonzalo Bilbao, Pilar Calvo y Jean Béraud, entre otros–, aborda el momento en el que un grupo heterogéneo de poetas y pintores que buscaron renovar el arte romántico fueron llamados por la crítica como “Decadentes” o “Simbolistas”, porque sus obras transportaban al espectador a otro mundo, en el que reinaban los sueños, las alucinaciones, el misticismo, el misterio y lo extraño, por lo que nada era como se veía a simple vista.

Tradición, reforma y vanguardia abrirá al público este 17 de julio en el Museo Nacional de San Carlos, ubicado en avenida México Tenochtitlan 50, colonia Tabacalera, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México.

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