La noche nos pertenece, catálogo del Museo Nacional de San Carlos, sobre la vida nocturna en la Ciudad de México

- La publicación reúne textos de especialistas y se presentará el miércoles 25 de septiembre a las 19:00 h
La exposición La noche nos pertenece, que se presentó en el Museo Nacional de San Carlos (MNSC) de mayo a noviembre de 2023, hizo un recorrido por la vida nocturna de la Ciudad de México, tomando como eje los registros visuales –pinturas, grabados, fotografías, películas– que diversos artistas, como Gerardo Murillo Dr. Atl, José Clemente Orozco, Abraham Ángel, José Chávez Morado, Erasto Cortés, Nacho López, Héctor García, entre otros, llevaron a cabo para dar cuenta de un submundo que tenía sus propias dinámicas y reglas y que se desarrollaba en los márgenes de la sociedad mexicana.
El catálogo de la muestra da cuenta de la vida nocturna de la Ciudad de México, rica en personajes, tradiciones y lugares emblemáticos que pasaron a la historia como parte fundamental de la conformación de la capital y, asimismo, del borramiento del que fueron objeto los habitantes de la noche y las violencias que en ella se anidaron.
La muestra, señala Mireida Velázquez –directora del Museo Nacional de San Carlos– en la introducción de la publicación, fue un ejercicio de reflexión que buscó reconstruir algunos aspectos de la vida nocturna en la colonia Tabacalera y el Centro Histórico de la Ciudad de México, como una manera de reconocernos en esa otra cara del pasado, del cual no se habla demasiado, habitado por personajes y grupos que sufrieron la invisibilización y el borramiento, por vivir fuera de los límites impuestos por una sociedad conservadora que no aceptaba las disidencias y juzgaba duramente las formas de vida y preferencias de quienes habitaban la noche.
De esta manera, muchos hombres y mujeres se establecieron en los márgenes de los procesos económicos y sociales del México posrevolucionario, sin embargo, el arte y la cultura visual de la época se encargaron de recoger los testimonios de ese devenir histórico, marcado por el ritmo agitado de la modernidad y el crecimiento urbano.
En el ensayo titulado Construcciones de la vida nocturna en el arte moderno mexicano, Claudia Garay Molina y Mireida Velázquez Torres realizan un recorrido por una selección de óleos y grabados que se presentaron en la exposición, los cuales abonaron a la construcción de un imaginario de la vida nocturna capitalina de las primeras décadas del siglo XX. En estas obras se hace evidente que la velocidad, el sonido, la iluminación, los grandes edificios y los vehículos se incorporaron a una nueva geografía social que transitaba de la luz a la oscuridad, particularmente en las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, en donde habitaban y trabajaban artistas e intelectuales desde sus estudios o cuartos de azotea.
Tal fue el caso de Gerardo Murillo Dr. Atl, Manuel Rodríguez Lozano, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, entre otros. A tal efecto, pintores, grabadores y escritores fueron testigos oculares de este crecimiento urbano y su trabajo se suma a lo que hoy es una cultura visual asociada a la vida nocturna que también circuló en los periódicos, las revistas y el cine.
Cristóbal Jácome Moreno, en Destellos nocturnos: la electrificación del paisaje urbano en la era del consumo escribe en torno a la promoción, en 1930, del sentido de optimismo y confianza que las autoridades locales tenían por expandir el tejido urbano, renovar su aspecto nocturno y, con ello, ofrecer a la ciudadanía la posibilidad de nuevas prácticas cotidianas.
Por su parte, Gabriela Pulido Llano habla en La noche, las representaciones, la historia social sobre las diversas concepciones de la noche en la literatura, la plástica, la gráfica, los soportes sonoros, el documentalismo, la fotografía, el cine, el fotoperiodismo, los testimonios, etcétera, las cuales son carismáticas, muy creativas, convincentes y se han instalado con su polisemia en los imaginarios sociales.
Asimismo, Gabriela Cano escribe sobre Las noches púrpuras del fabuloso Carlos Balmori; Diego Pulido Esteva en torno a La parranda en la Ciudad de México durante la primera mitad del siglo XX: sociabilidades, nocturnidad y bajos fondos; Ricardo Pérez Montfort aborda el tema de Las drogas en la Ciudad de México durante los años veinte y treinta. El escarceo popular y nocturno; Dafne Cruz Porchini analiza El imaginario de la prostitución en la obra de José Clemente Orozco; Infancias en las noches de la Ciudad de México (1900-1960) es el ensayo que presenta Susana Sosenski y Juan Solís aborda El obsceno atuendo de la ausencia. El monolito mexica de Coatlicue y su anclaje simbólico en la película La Llorona, de Ramón Peón (1933).
El catálogo de la exposición La noche nos pertenece se presenta el miércoles 25 a las 19:00 h en el Museo Nacional de San Carlos, ubicado en avenida México Tenochtitlan 50, colonia Tabacalera, alcaldía Cuauhtémoc.