ARTURO CHACÓN, UNO DE LOS TENORES MEXICANOS MÁS RECONOCIDOS A NIVEL MUNDIAL, FESTEJA 25 AÑOS DE TRAYECTORIA
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- El tenor mexicano celebró cinco lustros de carrera artística con la Gala Chacón en el Palacio de Bellas Artes
- Interpretó una selección de óperas de Bizet, Verdi, Puccini y Tosti, además de un bloque, pensado especialmente para el público mexicano, con canciones emblemáticas como El triste, de Roberto Cantoral; Paloma querida, de José Alfredo Jiménez, y Granada, de Agustín Lara
- Con varias ovaciones de pie, el público aplaudió el talento de Chacón, que ha interpretado más de 60 roles operísticos en más de 30 países
Pasó tan solo un mes desde que el tenor mexicano Arturo Chacón-Cruz se apoderó del Palacio de Bellas Artes con su interpretación en Rigoletto, de Giuseppe Verdi, para que regresara triunfante con la Gala Chacón, un emotivo festejo por sus 25 años de trayectoria artística, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Ópera (CNO).
El pasado 8 de mayo, Chacón-Cruz –con su interpretación del Duque de Mantua– logró lo que pocos cantantes han podido durante una ópera en Bellas Artes: una aclamación tan estruendosa que lo conminó a repetir La Donna è Mobile en una noche memorable para la música clásica, preludió para su esperado concierto de aniversario.
Con solo aparecer en el escenario ayer, domingo 8 de junio de 2025, volvió a estallar la admiración y el cariño fundidos en una ovación por parte del público que llenó la Sala Principal del emblemático recinto.
“Es el honor más grande de mi vida estar en el Palacio de Bellas Artes de nuevo, un lugar que jamás pensé pisar, y estar celebrando 25 años de carrera. No puedo creer estar aquí”, expresó el tenor, quien agradeció al director concertador Gaetano Lo Coco, a quien calificó como un joven prodigio de la música; también reconoció la participación del Coro y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la dirección huésped del Coro de Rodrigo Cadet.
Chacón-Cruz arrancó a lo grande con la interpretación del Acto III de Turandot, de Giacomo Puccini, que fue una especie de declaración para la noche al entornar Nessun Dorma: aquí nadie duerme y ¡venceré!
“Es una de las arias que más éxito me ha dado en los últimos años y quise empezar con ella para comenzar con ese sabor de un concierto lleno de cariño, energía y música hermosa”, explicó Chacón-Cruz para adentrar al público en un repertorio que fue un viaje por su trayectoria y las óperas que lo han marcado.
Es el caso de Carmen, de Georges Bizet; Manon Lescaut, de Puccini, y L’alba separa dalla luce l’ombra, de Francesco Tosti, así como la magia que crearon William Shakespeare y Giuseppe Verdi con Macbeth, con las que se completó un primer bloque de compositores europeos en un recital en el que demostró el talento que durante 25 años lo ha llevado a interpretar más de 60 roles operísticos en más de 30 países.
Tras un breve intermedio, Chacón-Cruz dedicó la segunda parte de su festejo a la música en español con una selección de zarzuelas, en la que la Orquesta del Palacio de Bellas Artes comenzó por tocar La boda de Luis Alonso, de Gerónimo Giménez, seguida por No puede ser, de La tabernera del puerto, de Pablo Sorozábal, y La roca fría del calvario, de La dolorosa, de José Serrano Simeón.
Nacido en Sonora, el tenor tenía que hacer honor al talento nacional al interpretar Tiempo, de Rubén Fuentes y Renato Leduc, una pieza que popularizaron José José y Marco Antonio Muñiz.
“Me gusta meter en el repertorio canciones mexicanas que han influido mucho en mi carrera como cantante de ópera. Filosóficamente trato de integrar la cultura mexicana y lo que aprendí de las canciones de José José y José Alfredo Jiménez”, relató el cantante para encaminar a un cierre de concierto marcado por varias ovaciones de pie que lo hicieron extender el programa en tres ocasiones al grito de “¡otra, otra!”.
Tras interpretar Paloma querida, de José Alfredo Jiménez, y Solamente una vez y Granada, de Agustín Lara, en la que lo acompañaron estudiantes de ópera del INBAL, llegó el verdadero final del recital con un encore que incluyó El triste, de Roberto Cantoral; Serenata Huasteca, de José Alfredo Jiménez, y Juan Charrasqueado, de Víctor Cordero Aurrecoechea.
Y fue así, con gran energía arriba y abajo del escenario, donde se encontraban la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Claudia Curiel de Icaza; la directora general del INBAL, Alejandra de la Paz Nájera; el coordinador nacional de Música y Ópera, José María Serralde Ruiz, y el director artístico de la Compañía Nacional de Ópera y del Estudio Ópera de Bellas Artes, Marcelo Lombardero, entre otros, como el cantante cerró una inolvidable celebración y se volvió a llenar de la gloria de un vítor que ensordeció nuevamente al Palacio de Bellas Artes.