EVOCAN EL IMPACTO SOCIAL DEL PERFORMANCE ARRASTRANDO UN CUERPO A 30 AÑOS DE SU REALIZACIÓN

- Durante el conversatorio Performance en espacios públicos, se llevó a cabo un ejercicio de memoria crítica sobre la acción realizada por Elvira Santamaría y Eugenia Vargas-Pereira
La artista Elvira Santamaría aseguró que el resurgimiento del performance a nivel mundial es, principalmente, un reflejo de la situación política actual y de los conflictos que enfrentan los pueblos. Así lo expresó durante el conversatorio Performance en espacios públicos, realizado anoche en Ex Teresa Arte Actual, recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), como parte del taller Arrastrando un cuerpo: una experiencia liminal.
Durante la charla que la creadora mexicana sostuvo con Elidé Soberanis, Katia Tirado, Víctor Martínez y Eugenia Vargas-Pereira, se compartieron reflexiones sobre el arte acción, la evolución de la memoria, la empatía corporal y los valores humanos que emergen en la práctica performática.
Elvira Santamaría (1967) señaló que el performance es un arte que nos ayuda a entendernos a nosotros mismos y a comprender lo que ocurre en el exterior. Al abundar sobre el impacto que tuvo hace 30 años la pieza Arrastrando un cuerpo, presentada en este espacio del INBAL, detalló que se trató de un performance en el que el cuerpo desnudo de Eugenia Vargas-Pereira fue arrastrado por ella desde Ex Teresa hasta la plancha del Zócalo.
Santamaría explicó que es importante recordar que dicha obra se presentó en una época en la que el performance era poco conocido por el público. Señaló que, en su momento, tuvo muchos significados para las personas: desde una representación de un funeral hasta una manifestación del feminismo.
“La verdad es que fue una propuesta artística que nos sorprendió a todos, incluso a mí misma, pero sobre todo nos llevó a reflexionar sobre lo que es nuestro cuerpo y los múltiples significados que pueden derivarse de él”, aseguró.
La artista comentó que Arrastrando un cuerpo es un performance que la marcó para siempre, ya que en esos años sufrió la pérdida física de su padre, quien fue asesinado, y se vio envuelta en los problemas económicos que arrastraban al país hacia una vorágine casi irreversible.
Por su parte, la artista chilena Eugenia Vargas-Pereira habló de su experiencia en la obra de Santamaría. “Este performance me trae muchos recuerdos dolorosos por las circunstancias en las que estuvo envuelto. Soy una persona que fue afectada por el golpe militar de Pinochet en Chile en 1973, el cual ocasionó dolor a miles de familias. Sufrí la desaparición forzada de mi padre y de mi hermano, a quien logramos recuperar con vida. Cuando participé en el performance traía en la mente todo este dolor”.
La artista Katia Tirado comentó que el performance puede interpretarse como una analogía: más que arrastrar el cuerpo de una persona, simbolizaba arrastrar a todo un país hacia un abismo sin salida, en un contexto marcado por asesinatos políticos, el levantamiento zapatista y otras problemáticas.
Víctor Martínez, artista performancero, recordó que fue una de las personas que grabaron los videos de la acción, y evocó la época en que Lorena Wolffer dirigía Ex Teresa, cuando el performance cobró una fuerza simbólica, social y política notable.