DETALLAN PARTICIPACIÓN DE MÉXICO EN LA 19ª BIENAL INTERNACIONAL DE ARQUITECTURA DE VENECIA

- Colaboradores de la propuesta mexicana compartieron el proceso creativo de Chinampa Veneta
- Destacaron la arquitectura, el diseño y la puesta en escena del proyecto, así como el valor de la chinampa de Xochimilco como solución ante problemáticas actuales
En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes se llevó a cabo el primero de varios diálogos en torno a la participación de México en la 19ª Exposición Internacional de Arquitectura de La Biennale di Venezia. Bajo el título Chinampa Veneta, esta propuesta se presenta con éxito en el Pabellón de México desde mayo y permanecerá hasta noviembre.
El objetivo de estos conversatorios —se explicó— es compartir con el público nacional una iniciativa que, aunque tiene lugar a miles de kilómetros, está situada conceptual y críticamente tanto en la Ciudad de México como en Venecia. Se trata, además, de un punto de partida para repensar las necesidades y alcances actuales de la arquitectura.
En esta primera charla participaron integrantes del colectivo conformado para responder a la convocatoria de la Bienal: Ignacio Urquiza (Estudio IUAPdA), Lucio Usobiaga y Nathalia Muguet (Arca Tierra), Ana Paula Ruiz Galindo y Mecky Reuss (Pedro y Juana), María Marín de Buen (Estudio María Marín de Buen), así como Sana Frini y Jachen Schleich (Locus).
Durante el acto, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Dirección de Arquitectura, los ponentes detallaron los componentes de Chinampa Veneta: una propuesta de arquitectura regenerativa que toma como eje el sistema agrícola de las chinampas de Xochimilco.
La sesión comenzó con la proyección de un video incluido en la muestra del Pabellón de México, donde se exploran las similitudes entre dos espacios urbanos rodeados de agua: Xochimilco y Venecia. "Lugares que, desde la antigüedad, luchan por su derecho al agua y a la tierra y que, sin embargo, hoy una se ahoga en su propia agua y la otra muere de sed", se escucha en la narración.
Los participantes explicaron que Chinampa Veneta es una reinterpretación contemporánea del sistema chinampero de Xochimilco, abordado desde la arquitectura, el diseño y la escenografía, en diálogo con prácticas agroforestales de la región del Véneto, en Italia.
La propuesta se compone de una serie de instalaciones simbólicas en Venecia, que incluyen una chinampa viva y una estructura flotante inspirada en el Teatro del Mondo, con la intención de reflexionar sobre los vínculos entre territorio, agua y formas de habitar sostenibles.
El arquitecto Ignacio Urquiza comentó sobre la conformación del colectivo de colaboradores, integrado por más de cien profesionales de distintas especialidades, con un objetivo común: abordar la problemática del cambio climático a nivel mundial y proponer una solución inspirada en la tradicional chinampa de Xochimilco, identificando sus similitudes y diferencias con la ciudad de Venecia.
Por su parte, María Marín de Buen habló sobre la edición de un libro que acompaña la propuesta y documenta el proceso creativo, los objetivos, así como una investigación sobre Xochimilco y Venecia, ciudades declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1987.
Sana Frini, Jachen Schleich, Lucio Usobiaga y Mecky Reuss abordaron aspectos como la arquitectura, el diseño, la iluminación y la ambientación sonora del proyecto, el cual incorpora elementos cotidianos de Xochimilco en una suerte de puesta en escena del gran teatro del mundo.
A partir de la premisa de que “nada en el mundo es local”, Paula Ruiz Galindo señaló que el diálogo entre Xochimilco y Venecia comenzó hace más de 500 años, con la aparición del primer mapa de la Ciudad de México, y destacó que el proyecto mexicano “nos ayuda a comprender qué es la arquitectura y dónde podemos contribuir”.
Añadió que, para enfrentar los problemas de subsistencia, el cambio climático y la interrelación entre el ser humano y otras formas de vida, “tenemos un ejemplo de carácter ancestral —la chinampa— que nos enseña a explorar otras formas de actuar y a no depender únicamente de soluciones tecnológicas: si lo logramos, podemos encontrar un mundo posible”.
Durante el acto, la subdirectora general del Patrimonio Artístico Inmueble, Dolores Martínez Orralde, señaló que la Bienal de Venecia no es solo un acto de representación simbólica, sino una oportunidad para visibilizar otras formas de entender la arquitectura: prácticas arraigadas en el territorio, sensibles al contexto y comprometidas con los desafíos contemporáneos.
“Chinampa Veneta ha mostrado la amplitud conceptual y espacial del proyecto, además del positivo recibimiento por parte de públicos diversos en la Bienal”, concluyó.
La arquitecta expresó que la propuesta artística en Venecia no solo establece un diálogo sensible con el espacio que habita, sino que también se conecta con las inquietudes más apremiantes que atraviesan otras propuestas de la Bienal: la fragilidad ecológica, la memoria territorial y la necesidad de imaginar formas de vida sostenibles. “Yo me quedaría con la esperanza de la chinampa, con la idea de volver a mirarla y valorar nuestra propuesta ancestral, de México para el mundo”.