LA EXPOSICIÓN NI ORIGEN, NI TORBELLINO CONTINÚA EN EL MUSEO DE ARTE CARRILLO GIL

· La muestra reúne pintura, escultura, gráfica, fotografía y videoinstalación
· Ofrece una reflexión sobre temas contemporáneos, como lo ecológico, lo material, lo natural y el medio ambiente
Integrada por 56 piezas de 26 artistas, la exposición Ni origen, ni torbellino, en el Museo de Arte Carrillo Gil (MACG), recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), ofrece una revisión de la colección del museo a partir de una reflexión crítica sobre la figura moderna del hombre como constructor del mundo. Asimismo, invita a los visitantes a establecer un vínculo individual con las obras y a realizar interpretaciones personales.
Inaugurada el 24 de mayo, la exposición es una opción ideal para visitar durante el periodo vacacional. Reúne pintura, escultura, gráfica, fotografía y videoinstalación, y revisa piezas importantes del acervo reunido por el Dr. Álvar Carrillo Gil, con obras de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Gunther Gerzso, puestas en diálogo con artistas de generaciones posteriores (Remedios Varo, Estrella Carmona) y contemporáneos, para ofrecer una reflexión sobre temas actuales como lo ecológico, lo material, lo natural y el medio ambiente.
De acuerdo con Fernanda Ramos, curadora en jefe del recinto, el objetivo es “proponer una visión crítica de la idea del hombre moderno como constructor de mundos, para buscar otras posibilidades de configurar mundos que no se centren sólo en lo humano”. Por lo anterior, la propuesta curatorial explora las relaciones de “interdependencia que nos conectan a los entornos que habitamos”.
La muestra no está dividida en núcleos, sino que está conformada por seis portales. De forma simbólica, el primer portal, “Arquitectura”, abre con dos obras maestras de la plástica nacional: los óleos cubistas de Diego Rivera El pintor en reposo (1916) y El arquitecto (1915-1916).
Con estas obras se inicia la lectura crítica en torno a la idea de que el hombre es el genio creador y está por encima de la naturaleza, pues dialogan con la tela de Estrella Carmona, Ejercicios de guerra V (1991), que desde el título ya refleja la capacidad destructiva del ser humano sobre su entorno.
Asimismo, se muestran piezas como La torre (1955), de Gunther Gerzso; Construcción (1930) y Los muertos (1931), de José Clemente Orozco; Abstracción (1948), de David Alfaro Siqueiros, en diálogo con la fotografía Sin título (de la serie Fragmentos II, 2016-2017), de Vanessa García, o Camino (1994-1995), de Perla Krauze, que nos recuerdan lo caótico del mundo urbano, así como su materialidad.
El portal “No arquitectura” exhibe piezas que muestran formas que no se pueden habitar o formas naturales que sí pueden ser habitadas, como El negro o 1617 (1999), una aglomeración de carbón sobre madera de Beatriz Zamora, que recuerda, además de la materialidad, el origen de la vida; junto a la pieza Entrada a piedra basáltica (2023), de Diego Pérez, una obra que presenta la disyuntiva entre ser una roca o una casa.
“Arquitectura no humana” reflexiona sobre los modos de organización naturales, pero también sobre formas que no obedecen a necesidades o intereses humanos, como Tumbas (1991), de la fotógrafa Mariana Yampolsky; Atardecer en el pedregal Acahualtepec, minas de tezontle (1999), de Luis Nishizawa, o Pedregal (1947), de Clemente Orozco.
“Autonomía material” explora las partículas que conforman la materia, con piezas que nos llevan de un zoom in a un zoom out de los objetos, como los collages Sin título (1964), de Carrillo Gil, en diálogo con Nopal (s/f), del fotógrafo Manuel Álvarez Bravo, entre otras.
“Paisajes urbanos y naturales” está representado en la exposición con Autopista del sur (1981), del argentino León Ferrari; Carretera (2008), de Melanie Smith; Argos (1960), de Gunther Gerzso; Antenas estratosféricas (1949), de David Alfaro Siqueiros, y la videoinstalación de Natalia Mejía, Una roca no es sólo el residuo de un acontecimiento sino su propia señal (2025).
“Los mundos fantásticos y lo cósmico” se hacen presentes con piezas como el gouache Cambio de tiempo (1948), de Remedios Varo; Paisaje de picos (1943), de José Clemente Orozco; Torpid Town (1943), de Max Ernst; así como Getting Nowhere (2022), de Jerónimo Rüedi; Luna (1967), de Seiichi Nihokawa; la escultura Valle del silencio 1910 (2018), de Dulce Chacón, o Manchas solares (1957), de Carrillo Gil.
Cabe resaltar que, desde el inicio, el recorrido ofrece diversas posibilidades para los visitantes, quienes pueden iniciar de forma tradicional y ordenada (por la derecha), o apostar por lo posible y no convencional (a la izquierda o siguiendo el mapa que estará disponible en sala).
La exposición permanecerá abierta al público hasta el 26 de octubre en el Museo de Arte Carrillo Gil (avenida Revolución No. 1608, colonia San Ángel, alcaldía Álvaro Obregón, Ciudad de México). El recinto abre de martes a domingo, de 10 a 18 horas