TEATRO

RETORNO SOFÍA ROSARIO, MIGRACIÓN Y MEMORIA

Boletín No. 958 - 11 de agosto de 2025
  • Puesta en escena que transforma recuerdos personales en un viaje escénico sobre identidad y pertenencia
  • Dos trayectorias se entrelazan en una experiencia que revela la huella emocional de dejarlo todo atrás

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Teatro, en colaboración con Teatro UNAM, Erizo Teatro y Teatro de la Brevedad, presentan Retorno Sofía Rosario, una puesta en escena, escrita y dirigida por José Alberto Gallardo, que inició temporada en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky del Centro Cultural del Bosque.

A partir de dos experiencias migratorias, Retorno Sofía Rosario expone las cicatrices emocionales de Rosa María Bianchi y Dobrina Cristeva, quienes llegaron a México desde Argentina y Bulgaria, respectivamente, hace más de cuatro décadas. En escena, sus historias se entrelazan y reconstruyen afectos y memorias que aún laten en sus corazones.

En un país en el que la migración forma parte esencial de su historia y presente, Retorno Sofía Rosario ofrece una mirada distinta: la de quienes no se van, sino que llegan para construir una nueva vida. A través de la memoria íntima de sus protagonistas, la pieza revela cómo el desarraigo, la adaptación y la identidad se entrelazan en historias que dialogan con la realidad migratoria que hoy atraviesa México y el mundo.

Con actuaciones de Cristeva y Miguel Romero –quien alterna funciones junto a Bianchi–, la puesta invita al espectador a un encuentro íntimo con los personajes. La propuesta propaga los afectos profundos que quedaron atrás y que hoy son cicatrices en el alma, mostrando la complejidad cultural que deja el fenómeno migratorio.

El director y dramaturgo José Alberto Gallardo, Creador Artístico del Sistema Nacional de Creadores de Arte, comenta: “Comprender la vivencia íntima de un migrante es indispensable para entender nuestra propia realidad. A diferencia de la mayoría de los relatos migratorios, esta es una obra que muestra la experiencia de dos mujeres que llegan a México y viven simultáneamente en dos mundos, piensan en dos idiomas y habitan dos realidades. El teatro nos permite reconstruir la realidad ausente que necesitan para entender su propia historia”.

Gallardo explica que la pieza también dialoga con el lenguaje cinematográfico, particularmente con los procesos de edición tradicionales, en los que la memoria funciona como un montaje de imágenes que se cortan, superponen y desvanecen con el tiempo. “Trabajamos con la idea de que los recuerdos se revelan como viejos negativos fotográficos: se oscurecen, se distorsionan, pero conservan destellos de luz que nos permiten reconstruir nuestra narrativa personal. Esa noción de edición, de ensamblar fragmentos para dar sentido a lo vivido es la que permea toda la puesta en escena”, detalla el director.

Dos actores convierten el escenario en un espacio para el reencuentro con la memoria, que cruzar vivencias personales con elementos que reconstruyen encuentros con familiares y lugares dejados atrás. Objetos, documentos, fotografías y referencias históricas dan forma a un viaje tan urgente como inevitable: volver al origen y atender preguntas postergadas durante décadas.

Para Dobrina Cristeva, actriz de la puesta –realizada con el Estímulo Fiscal del Artículo 190 de la LISR (EFIARTES)–, la puesta es una respuesta a la necesidad de contar la migración desde lo íntimo: “Generalmente se narran cifras, datos políticos o policíacos, pero se habla poco de lo que vive por dentro una persona que lo deja todo y cambia de país. Esta obra nace de escarbar en la memoria, de compartir con el director nuestras vivencias para que él las estructura y las transforma en un espectáculo vivo que, con cada temporada, se enriquece y se transforma”.

El actor Miguel Romero explica cómo la experiencia escénica le resulta viva y cercana: “La migración es parte de todos, incluso dentro de un mismo país. Yo mismo migré de Guerrero a la Ciudad de México para estudiar teatro. La puesta me ha tocado profundamente porque habla de dejar atrás afectos, gastronomía y entornos. Interpretar a un personaje femenino, sin caer en la caricatura, ha sido un reto que he asumido desde un equilibrio entre masculinidad y feminidad”.

La propuesta visual de Jesús Hernández sitúa la acción en un espacio inacabado, entre vestigio y construcción, materializando el paso del tiempo y los tránsitos de la migración. El diseño multimedia de Miriam Romero recrea atmósferas y fragmentos de memoria, mientras que la composición sonora de Rodrigo Castillo Filomarino surge del propio espacio escénico, incentivando estados emocionales que conectan al público con la historia.

El equipo creativo se completa con Luly Garza (producción ejecutiva), Emilio Rebollar (coordinación de vestuario), Daniela Hernández (asistencia de dirección), Carmen Ceja (asistencia de producción) y Diego Montero (asistencia de diseño multimedia).

La puesta en escena tiene temporada hasta el 7 de septiembre de 2025 en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky, del Centro Cultural del Bosque, con funciones los jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas.

Boletos disponibles en taquillas del Centro Cultural del Bosque y a través de este enlace.