ARTES VISUALES

EL ARTE CONTEMPORÁNEO INTERNACIONAL EN LA COLECCIÓN DEL MUSEO TAMAYO

Boletín No. 1330 - 28 de octubre de 2025

·         Obras de Pablo Picasso, Francis Bacon, Georgia O’Keeffe, Helen Frankenthaler, Mark Rothko y Joan Miró forman parte de su acervo y exposiciones

·         La colección inicial, de 315 obras, reúne hoy más de mil piezas, incluyendo trabajos de artistas mexicanos como Francisco Toledo y Manuel Felguérez

A 44 años de su fundación, en 1981, el Museo Tamayo —recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL)— mantiene intacto su compromiso fundacional de difundir el arte contemporáneo internacional y de ser un espacio público para su apreciación. Su colección, conformada a lo largo de cuatro décadas por Olga y Rufino Tamayo, refleja los diálogos y rupturas entre el arte moderno y el contemporáneo.

El maestro Juan Carlos Pereda, subdirector de Colecciones del Museo Tamayo, explica que el museo abrió sus puertas con un acervo fundamental, ya que hasta ese momento en México se había cultivado principalmente una estética centrada en el muralismo, la cual daba presencia al país en el mundo, pero dejaba abierta la interrogante sobre lo que ocurría en el ámbito internacional del arte contemporáneo.

“Con su iniciativa de donar su obra y crear un museo específico, Rufino Tamayo abrió una ventana al pensamiento contemporáneo internacional. Fue un gesto generoso por parte de Rufino y Olga Tamayo, porque ese esfuerzo personal reflejaba una visión acertada hacia el futuro y la necesidad de abrir un museo público donde se diera cuenta de los avances en la historia del arte universal de la posguerra”.  

En aquel momento, el artista oaxaqueño donó al pueblo de México 315 obras de diversos autores, esenciales para comprender el desarrollo del arte contemporáneo mundial y cómo, a partir de ello, surgió en el país una nueva afición por el arte internacional. Posteriormente, se adquirieron 145 piezas adicionales que complementaron el acervo original, formando hoy parte de la colección de la Fundación Olga y Rufino Tamayo, resguardada por el INBAL.

Actualmente, la colección reúne 1,025 obras, un incremento logrado gracias al programa Pago en Especie, que ha permitido incorporar a destacados artistas mexicanos como Francisco Toledo, Manuel Felguérez, Gabriel Orozco y Abraham Cruzvillegas, entre otros.

Picasso, Bacon, O’Keeffe, Frankenthaler y Miró, en la colección Tamayo

 

Ejemplos de la relevancia de esa colección inicial son Desnudo en un diván (1960), óleo sobre tela del español Pablo Picasso; Dos figuras con un mono (1973), del británico Francis Bacon; En el patio V (1948), de la estadounidense Georgia O’Keeffe; Sonata (1971), de Helen Frankenthaler; y Retrato de Olga (1964), del propio Rufino Tamayo.

“Se trata de obras fundacionales no solo del arte, sino de toda la cultura contemporánea, que encarnan, por ejemplo, autores como Pablo Picasso y Francis Bacon. Representan una nueva forma de concebir la figuración derivada de la crisis posterior a la Segunda Guerra Mundial, que de alguna manera tocó las fibras más profundas del propio Rufino Tamayo”, explica Pereda.

En Dos figuras con un mono, Bacon revela un expresionismo crudo: aísla y deforma radicalmente a sus personajes, que aparecen en espacios indeterminados, saturados de tensión. En Desnudo en un diván, Picasso condensa sus ideas en el cuerpo de una modelo que refleja la tensión entre espacio y tiempo, elemento esencial del cubismo. En Retrato de Olga, Tamayo plasma los recursos conceptuales y técnicos que había desarrollado hasta ese momento, retomando además la luz del trópico.

Esa renovación también se refleja en la obra de artistas como Georgia O’Keeffe y Helen Frankenthalen, que enriquecen el panorama. En En el patio V, O’Keeffe toma elementos de la naturaleza como tema central y registra los cambios de luz que transforman la percepción del espacio, dando lugar a una geometría natural e instantánea que se convierte en poema visual. Frankenthaler, por su parte, en Sonata, otorga a la abstracción un carácter personal mediante una gestualidad atenuada y campos de color difuminados que adquieren una cualidad atmosférica.

En México, las únicas obras de Francis Bacon, Mark Rothko, Pablo Picasso, Joan Miró y Antoni Tàpies que existen son las que adquirió Rufino Tamayo y que forman parte de la colección del museo, señaló Pereda. “Esa es una de las grandes fortalezas del INBAL como institución: dar cuenta de la rica e interesante historia del arte contemporáneo internacional, pero también del arte contemporáneo mexicano”.