EL MUSEO NACIONAL DE LA ESTAMPA PRESENTA GRABADORAS DE HISTORIAS: MUJERES EN LA GRÁFICA DE LOS PUEBLOS DE MÉXICO

- Por primera vez, un museo nacional reúne a más de 140 mujeres artistas provenientes de pueblos originarios y afrodescendientes de once regiones de México
- La exposición está integrada por más de 200 piezas realizadas por mujeres pertenecientes a raíces culturales como la afrodescendiente, comcaac, maya, mazateca, mazahua, náhuatl, otomí, purépecha, totonaca, tseltal, tsotsil, yaqui y zapoteca
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del Museo Nacional de la Estampa (MUNAE), presentan la exposición Grabadoras de Historias: mujeres en la gráfica de los pueblos de México.
Esta muestra, que será inaugurada este 10 de diciembre a las 17 horas, tiene como objetivo principal visibilizar la presencia y producción de artistas mujeres de diversas comunidades de México.
Como parte de las actividades enmarcadas en el Año de la Mujer Indígena y Afrodescendiente que el Gobierno de México emprendió en 2025, Grabadoras de Historias es la primera exposición colectiva que se presenta en un museo nacional, en este caso en el de la Estampa, recinto que el próximo año cumplirá cuatro décadas de coleccionar, preservar, investigar y difundir patrimonio nacional e internacional adscrito a las disciplinas del grabado y la estampa.
Bajo la curaduría de las gestoras culturales —especialistas en proyectos colaborativos y arte indígena— Mónica Villegas y Rosa Lidia Huaroco, así como del artista visual Demián Flores, esta exposición responde a la necesidad de abordar la narrativa gráfica desde una perspectiva diversa, situada y profundamente conectada con algunas de las comunidades originarias de México.
Grabadoras de Historias es una muestra integrada por mujeres creadoras pertenecientes a diversas raíces culturales, como la afrodescendiente, comcaac, maya, mazateca, mazahua, náhuatl, otomí, purépecha, totonaca, tseltal, tsotsil, yaqui y zapoteca.
En esta exposición participan más de 140 mujeres artistas: creadoras individuales; integrantes del Laboratorio Gráfico Siete Vidas; las colectivas Mazatecas y Lxs Leñaterxs; así como artistas que colaboraron en procesos creativos comunitarios. Todas ellas provenientes de pueblos originarios ubicados en la Ciudad de México, Chiapas, Durango, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Sonora, Veracruz y Yucatán.
De acuerdo con el equipo curatorial, el interés fundamental de esta muestra es generar una representación de las culturas vivas y de sus creadoras en el ámbito de la gráfica. En sus palabras, se trata de la primera revisión de esta naturaleza y de una exposición sin precedentes en México.
En cuanto al proceso de gestión, los curadores realizaron una investigación y un mapeo a nivel nacional mediante los cuales identificaron a las artistas, seleccionaron obra existente, organizaron talleres de producción gráfica y comisionaron nuevas creaciones.
Los tres curadores provienen de regiones específicas: Mónica, de Hermosillo, Sonora; Rosa Lidia, de Cherán, Michoacán; y Demián Flores, de Juchitán, en el Istmo de Tehuantepec. “Los tres hemos desarrollado proyectos con nuestras comunidades y hemos tendido puentes de colaboración con otros lugares”, comentan.
Una vez conformado, el equipo curatorial inició una investigación sobre la producción de artistas en el campo de la gráfica y su práctica en diferentes regiones del país. Señalan que lo primero que hicieron fue ampliar la convocatoria a las comunidades afrodescendientes de México. Después, se enfocaron en creadoras cuyo eje central fuera el pensamiento gráfico.
Tuvieron la libertad de invitar a artistas cuya producción se basa en técnicas tradicionales, así como a aquellas cuyas propuestas, desde la gráfica contemporánea, trastocan otras disciplinas o amplían el campo gráfico hacia estrategias expandidas, como el bordado y la cerámica, ya que las reflexiones de sus obras recaen en conceptos gráficos.
“Por otro lado, definimos la invitación que haríamos a mujeres artistas que provienen de pueblos originarios de México, sin caer en una exotización o folclorización de su práctica. Para empezar, más que hablar de ‘mujeres indígenas’, concepto que pensamos no las define, pues es un término colonialista, hablamos de mujeres y sus identidades: mujeres zapotecas, mujeres mazatecas, etcétera”, puntualiza el equipo curatorial.
Huaroco, Villegas y Flores crearon una serie de experiencias o procesos creativos con tres comunidades: comcaac y yaqui en Sonora, y purépecha en Michoacán. Explican que estos espacios comunitarios no son propiamente talleres, sino lugares de diálogo e intercambio de conocimientos en los que se experimenta, explora, imagina y discuten diversas ideas.
“Expandiendo así el proceso de la exposición y llevando los talleres de gráfica a las comunidades mencionadas, era muy importante para nosotros como curadores estar presentes en el proceso, porque es nuestra forma de colaborar”.
Por medio de esta propuesta, las artistas narran su identidad desde la gráfica, profundamente relacionada con sus cosmovisiones, tradiciones comunitarias y el vínculo con su entorno natural y su biodiversidad.
Grabadoras de Historias: mujeres en la gráfica de los pueblos de México está integrada por más de 200 piezas realizadas en técnicas tradicionales como aguafuerte, aguatinta, xilografía, grabado en linóleo y monotipo. Asimismo, se presentan instalaciones, stencil, grabado monumental y otros lenguajes como el textil y la cerámica.
La exposición se compone de cuatro ejes temáticos: Usos y costumbres; Lucha y resistencia; Mitos y naturaleza y Cuerpo y territorio. A través de ellos, las artistas comparten saberes que emergen de la memoria colectiva: los espacios que habitan y sus conceptualizaciones sobre el cuerpo, la naturaleza, la migración y la sexualidad.
“Es un privilegio y también una responsabilidad ser el espacio donde estas artistas encuentran su sitio, su tiempo, su voz. Porque en cada lámina, en cada papel, hay una historia que nos pertenece a todos. Sus grabados no solo habitan en sus talleres o en las comunidades de donde provienen; viven también en la memoria colectiva, en la trama silenciosa que une a quienes crean y a quienes contemplan. Las grabadoras de historias se integran, con derecho pleno, al linaje de la gráfica mexicana, y el Museo Nacional de la Estampa, como custodio de esa herencia, celebra la llegada como quien recibe una verdad largamente esperada”, expresó el director del MUNAE, Emilio Payán.
La muestra contó con el apoyo de la Unidad Regional de Culturas Populares en Sonora; la Casa de la Cultura en Ciudad Obregón; el Festival Xepe an Coicoos en Punta Chueca; los talleres de gráfica “La Troje” en Cherán y el Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita en Pátzcuaro, Michoacán; “La Imagen del Rinoceronte”, “Tigre Ediciones” y “La Trampa Gráfica” en la Ciudad de México; el “Zanate”, en Oaxaca; “El Rastro Gráfica”, en Chiapa de Corzo; el Taller de la Casa de la Cultura Irma Arana, en Cajeme, Sonora; y la Cooperativa Artesanos Socaaix en Punta Chueca, municipio de Hermosillo.
Como parte de la exposición, el MUNAE organizará un programa público que incluirá talleres y conversatorios. La información estará disponible en la página del museo y en sus redes sociales en Facebook (Museo Nacional de la Estampa MX), Instagram (@munaemexico) y X (@MUNAEMexico).