Manuel Larrosa, “uno de los poquísimos arquitectos rebeldes, un hombre capaz de correr riesgos”: Fernando González Gortázar
Ciudad de México, 22 de septiembre de 2016
Boletín núm. 1157
Manuel Larrosa, “uno de los poquísimos arquitectos rebeldes, un hombre capaz de correr riesgos”: Fernando González Gortázar
- El destacado arquitecto falleció la madrugada del lunes 19 de septiembre a los 87 años de edad
Debido a un padecimiento pulmonar, el pasado lunes 19 de septiembre, falleció Manuel Larrosa, uno de los más destacados arquitectos mexicanos, a los 87 años de edad.
Durante el velatorio, en el Panteón Francés de Legaria, amigos y familiares se reunieron para despedir al creador, quien el pasado 2 de septiembre recibió la Medalla Bellas Artes como un reconocimiento a su trayectoria, talento y legado a la cultura de nuestro país.
El arquitecto y escultor Fernando González Gortázar expresó que Manuel Larrosa fue “un amigo de esos que se encuentran una vez en la vida, un amigo leal al que no le cabía en el alma tanta bondad y generosidad, tanta capacidad de querer”.
Y agregó: “Fue uno de los poquísimos arquitectos rebeldes que ha habido, un hombre capaz de correr riesgos, un promotor cultural que utilizó su obra para empujar a las demás artes, darles espacios y verlas florecer”.
Respecto a su faceta como crítico certero e indoblegable, además de gran escritor, González Gortázar dijo que Larrosa fue “un hombre capaz de crear un mundo paralelo a la arquitectura, fue un personaje irrepetible y debemos estar contentos por haberlo tenido”.
Por su parte, Xavier Guzmán Urbiola, subdirector general del Patrimonio Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), aseguró que el también talentoso urbanista “pertenece a una corriente de la arquitectura poco convencional”.
Indicó que la Capilla de Palmira, en Cuernavaca, Morelos; la aduana de Tijuana; la famosa casa de la calle de Héroes de Padierna en San Jerónimo, a la que Juan Carvajal le dedicó un poema, y el Teatro Casa de la Paz, con un mural de Manuel Felguérez, son algunos de sus legados, así como la clínica de rehabilitación humana en la calle Álvaro Obregón, de la Ciudad de México, cuya arquitectura fue pensada para quienes fueron operados y recibieron alguna prótesis.
“Manolo Larrosa fue un arquitecto que proyectaba, construía, pero también leía y escribía, redactó muchos artículos y libros, ese es su segundo legado”, comentó Guzmán Urbiola.
Recordó que cuando él estuvo a cargo de la Dirección General de Arquitectura, por consejo de Guillermo Tovar, se hizo una selección de artículos que escribió Larrosa en varios diarios y se publicó bajo el título de Periodismo Arquitectónico, en 2007. “Son artículos que se mantienen vivos, son reflexivos y actuales”.
A la ceremonia luctuosa también asistió Dolores Martínez Orralde, directora de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBA, quien señaló que la mejor forma de recordar a Manuel Larrosa es difundir su obra para las nuevas generaciones y que conozcan su labor como crítico, actividad por la que luchaba y a la que no estamos acostumbrados.
Compartió además que “su arquitectura es la de alguien que tenía oficio, una arquitectura honesta y llena de luz. La hacía analizando a su cliente, viendo el trabajo que requería”.
Pocos días antes de su muerte, el arquitecto Manuel Larrosa dijo, al recibir la Medalla Bellas Artes, que “la arquitectura es una puerta al infinito y compañera solidaria de la vida de cualquier persona desde la primera habitación hasta la tumba”.
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