Soy un artista de México; asumí el compromiso de establecer un vínculo de mi obra con el pueblo: Federico Silva

Ciudad de México, 6 de octubre de 2016
Boletín núm. 1340
Soy un artista de México; asumí el compromiso de establecer un vínculo
de mi obra con el pueblo: Federico Silva
- El artista visual recibirá la Medalla Bellas Artes 2016, el sábado 8 de octubre a las 12:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
“El arte no se llega a conocer, y eso es lo que me mantiene joven y activo, porque voy tras algo que nunca encontraré”, aseguró el artista visual y escritor Federico Silva, quien el sábado 8 de octubre al mediodía en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes recibirá la Medalla Bellas Artes, máxima condecoración que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Entrevistado en su casa estudio de Tlaxcala, el merecedor del Premio Nacional de Ciencias y Artes en la rama de Bellas Artes en 1995 dijo que “el arte es la totalidad; un esfuerzo del que nunca estoy satisfecho, del que siempre estoy aprendiendo”.
“A mi edad, y en mis condiciones, diario pinto con gran soltura, sin ninguna limitación y sin pensar en tener un determinado éxito o vender lo que hago. Ni siquiera en ser alabado por la crítica”.
La pintura, la escultura y la escritura “son tres hermanas que están relacionadas y que tienen fondos en común, que son la rebeldía, el descubrimiento y el aprendizaje. Cada día que despierto se me crea este pensamiento: ¿qué es lo nuevo?”.
Excolaborador de David Alfaro Siqueiros e innovador de la técnica y la forma, Silva apuntó que, en este momento, “mi vida es la pintura. La escultura es una aventura muy compleja y difícil, peligrosa, cara e implica un esfuerzo muy grande. En la pintura estoy conmigo nada más. Los años te llevan a esa soledad, complementada por tu historia, pasado y necesidad vital. Pintar es indispensable para mí ahora, como lo fue anteriormente la escultura”.
El autor de los libros La escultura y otros menesteres (1985), Viaje del nahual de Tonacacíhuatl (1989) y México por Tacuba. Relatos autobiográficos (2000) comentó que “no soy un pintor, sino un artista de México. Asumí el compromiso de establecer un vínculo de mi obra con el pueblo, con la gente, no con el conocedor que, por lo general, es el que menos sabe. Yo no puedo confiar más que en mis recursos, fuerza y voluntad”.
Silva, quien ha expuesto en tres ocasiones de manera individual en el Palacio de Bellas Artes, aseveró que “mi propósito de artista siempre estuvo vinculado a la idea de México. Nunca pensé en galerías ni en ir al extranjero para ser galardonado.
“Siempre pensé en México y lo que representa ser parte de un proceso cultural que estructura una nación. Mi papel como artista es estar inmerso en esa corriente y eso me llena de satisfacción. Nunca he creído en las alabanzas del crítico de arte. México es, para mí, todo. Desde chico, es la esencia de mi emoción más poderosa”.
En estos tiempos, “la función del artista es aprender, de ahí que su cualidad principal sea nunca dejar el aprendizaje. Su vida entera es una aventura en la técnica, el quehacer pictórico, escultórico o lo que sea. Hay que aprenderlo cada día nuevamente y ese quehacer es muy enriquecedor, ya que rejuvenece al personaje que lo practica porque siempre tiene hacia adelante algo que explorar y conquistar.
“Tuve el privilegio de estar cerca de Siqueiros, un hombre generoso que me permitió trabajar en el Palacio de Bellas Artes con él. En los andamios aprendí la técnica con la que él trabajaba, que era muy censurada entonces, porque utilizaba una pintura industrial para barcos, automóviles y aviones. Siqueiros me enseñó la humildad del trabajo en el quehacer cotidiano.
“No puedo dejar de estar activo. Entonces siempre estoy lleno de ideas, preocupaciones, conflictos. Por eso la escritura es uno de los caminos para establecer tu interioridad con la realidad exterior. La escritura es otra forma de pintura”.
Sobre la Medalla Bellas Artes refirió: “Yo nunca pensé ganarla. Vi cuando se la entregaban a otros compañeros y nunca creí que me la fueran a otorgar. Yo viví en Bellas Artes. Había una hermandad en el INBA, en donde aprendí música, pintura y muchas otras cosas. Conocí poetas, escultores, artistas. Esta medalla es una especie de reencuentro grato porque me acerca a algo con lo que ya estaba comprometido”.
Federico Silva nació el 16 de septiembre de 1923 en la Ciudad de México. Realizó estudios de medicina veterinaria, derecho y antropología. Posteriormente aprendió las técnicas de la encáustica, el fresco y el temple de manera autodidacta. David Alfaro Siqueiros lo invitó a colaborar como su ayudante en el mural Nueva democracia en el Palacio de Bellas Artes.
También trabajó con creadores como Diego Rivera, Leopoldo Méndez y Pablo O´Higgins, de quienes recibió una influencia que determinó su obra posterior.
Desde 1945 ha participado en un gran número de exposiciones individuales y colectivas en México y el extranjero. Entre sus obras más importantes en México se encuentran Alux de la muerte, en la Plaza de las Tres Culturas; Canto a un dios mineral, en el Palacio de Minería; el mural Principio, en la cueva de Huites, en Sinaloa, y diversos monumentos en Aguascalientes, Puebla y Tlaxcala, entre otras entidades federativas.
Asimismo, ha realizado obras en España, Estados Unidos, Francia, Suecia, Jamaica y Japón.
Hace 14 años inauguró su primera exposición de gráfica digital en el Centro Nacional de las Artes y hace 13 le rindieron un homenaje permanente, al abrir en la ciudad de San Luis Potosí el primer museo de escultura contemporánea en México, el cual lleva su nombre y es considerado el más importante de su tipo en Latinoamérica.
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