Los Diarios de Alfonso Reyes, historia personal y pública del México contemporáneo
- Plática el miércoles 21 de marzo a las 19:00 en la Capilla Alfonsina
- Participan Adolfo Castañón, Sebastián Pineda Buitrago y Javier Garciadiego
Como parte de las actividades del ciclo Diarios Literarios, el próximo miércoles 21 de marzo a las 19:00 en la Capilla Alfonsina tendrá lugar un diálogo sobreDiario de Alfonso Reyes, tomos I y II, bitácoras en las que uno de los más reconocidos intelectuales de México plasmó no solo su historia personal, sino de la vida pública de México. En la mesa participarán Adolfo Castañón, Sebastián Pineda Buitrago y será moderada por Javier Garciadiego.
En palabras de Adolfo Castañón, miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua, el nombre de Alfonso Reyes, diplomático, dramaturgo, escritor, narrador, poeta, traductor e incansable promotor de la cultura en México, “no solo es el nombre de una calle. Podría imaginarse que es el de una plaza en la cual confluyen y desembocan varias arterias y caminos de nuestras letras y aun de la cultura misma…”.
Para ahondar en la vida y obra de Alfonso Reyes y conocer su importancia en la vida cultural de México, hay que acercarse a los tomos I y II de sus diarios, integrados por vivencias de cinco décadas que comprenden íntegramente su vida adulta. En las páginas del primer tomo, los lectores pueden adentrarse en los años formativos de Reyes, el inicio de la Revolución, el primer viaje a París, los años de destierro en Madrid, el regreso al servicio diplomático, su breve vuelta a México y su retorno a Francia en calidad de ministro.
El segundo tomo abarca desde su paso como embajador por Argentina, su desempeño como embajador de México en Río de Janeiro, hasta la fervorosa amistad entre escritores que, al desfilar por el diario, van desplegando su devoción por la poesía, sin la cual Reyes no sabría respirar, como afirma Adolfo Castañón.
Castañón, quien también es poeta, crítico literario, ensayista y editor, agrega sobre los tomos I y II de los diarios de Alfonso Reyes: “su oficio literario y su don gente, su voluntad de precisión, inteligencia y concordia están presentes en esos gimnasios privados que podría decirse que son los diarios, a los cuales hay que añadir las cartas que son como la sombra plural de sus oficios en primera persona. La historia personal y la historia pública están presentes en estos apuntes que Alfonso Reyes asombrosamente se dio tiempo para ir pasando, día con día, al estado escrito”.
Su labor literaria tuvo tal impacto que llegó a influir en escritores como Jorge Luis Borges, Juan Rulfo y Octavio Paz, entre otros.
Castañón no pierde de vista la trayectoria diplomática de Reyes: “es, además, el cofundador de instituciones notables como La Casa de España en México, El Colegio de México y El Colegio Nacional, instituciones sin las cuales sería inconcebible la cultura del México contemporáneo… Su experiencia como artista de la conversación, como ciudadano del mundo, fue clave para lo que luego sería una institución como la UNESCO, además de contribuir --como es evidente en la correspondencia con Genaro Estrada, autor de la doctrina que lleva su nombre— al proceso inicial de modernización del servicio diplomático mexicano”.
Castañón añade sobre las causas del poco reconocimiento de la obra y labor de Alfonso Reyes: “México es un país con muchas desigualdades y asimetrías. Hay que reconocer que los espacios donde su obra se estudia con devoción y fervor conviven con otros ámbitos menos educados donde no es suficientemente apreciada. México tiene, a través de la lectura de la obra de Alfonso Reyes, una deuda consigo mismo”.
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