El Instituto Nacional de Bellas Artes reconocerá al escritor Gonzalo Celorio en sus 70 años

- Lo que es cierto es que yo creo que tengo más memoria que imaginación: Gonzalo Celorio
- Anuncia una nueva novela llamada Los apóstatas, que forma parte de su trilogía de historias familiares
- Participarán Eduardo Casar, Fernando Fernández, Malena Mijares, Ruy Pérez Tamayo y Juan Villoro
“Me siento muy contento de decir que tengo 70 años, lo único que me resulta terrible es: ¿por qué tan pronto?”, dijo el escritor Gonzalo Celorio, a quien el Instituto Nacional de Bellas Artes reconocerá en el marco de su natalicio como uno de los autores más destacados en nuestro país en la actualidad. En la celebración que se llevará a cabo el próximo domingo 8 de abril a las 12:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes participarán Eduardo Casar, Fernando Fernández, Malena Mijares, Ruy Pérez Tamayo y Juan Villoro.
Gonzalo Celorio se dice conmovido con este reconocimiento y por la simpatía de tantos amigos, colegas y alumnos que se darán cita en el palacio de mármol para celebrar sus 70 años de vida y cuatro décadas de trayectoria profesional, dentro de la cual no puede omitir la presencia de la Universidad: “Yo le debo a la UNAM realmente todo lo que soy en términos profesionales y literarios. Cuando a mí me preguntan que si soy egresado de la UNAM digo que no, porque nunca he salido de ella.
No acababa de salir del posgrado cuando ya empezaba a ser maestro de licenciatura”, dice un poco en broma Gonzalo Celorio, y recuerda ser afortunado porque pudo hacer compatibles dos elementos imprescindibles para él: la formación académica literaria y la creación literaria.
“No creo que la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM forme escritores, pero sí forma lectores sin lugar a duda, lectores profesionales. Y si bien es cierto que no todos los lectores escriben, todos los escritores sí leen. El hecho de poder haber sido formado como un lector profesional me abrió las puertas a la creación literaria en la novela y el ensayo, que son los géneros que yo cultivo”.
Es justamente en estos géneros literarios entre los que transcurre su trayectoria literaria, desde el inicio cuando tenía 28 años, hasta ahora. El surrealismo y lo real maravilloso americano (1976) fue su tesis como estudiante que después convirtió en un estudio mucho más amplio, y El metal y la escoria (2014) es la más reciente novela que escribió y que forma parte de una trilogía, la cual también incluye Tres lindas cubanas (2006), así como una nueva novela que está en proceso de finalizar.
“Estoy por terminar una novela que se va a llamar Los apóstatas en donde quiero analizar el proceso que hay entre una vocación religiosa y una vocación política social a partir del gran sismo de 1968, es decir, todo lo que ocurrió con el tema de la teología de la liberación, cómo desertaron de las comunidades religiosas y se volvieron revolucionarias, en fin, es una historia que tiene que ver con mi familia y que tengo la esperanza de que tenga lectores que puedan leer más allá de una mera historia familiar y ya con esto espero cerrar la trilogía y las novelas de auto-ficción. Alguien me dice: ‘pero ya no escribas de tu familia’, y yo respondo: ‘si eso se lo hubieran dicho a Proust no tuviéramos En busca del tiempo perdido’”.
La vida le ha servido a Gonzalo Celorio para escribir su literatura y es justamente por ello que le es difícil identificar el momento en que se funde la realidad con la ficción. “Lo que es cierto es que yo creo que tengo más memoria que imaginación y me oriento por esa línea de la que ahora se ha dado en llamar autoficción, como novelas sin ficción: esa es la literatura que yo hago, como la hacen algunos otros escritores que tienen su mundo referencial, su propio mundo y su mundo familiar, un mundo muy cercano y que consideran que es lo suficientemente significativo como para que un lector pueda ver no sólo la historia de los autores, sino la historia social, cultural, política, que queda representada en estas sagas familiares”, comentó.
Entre cada una de sus novelas hay siete años de diferencia, y entre estas procura escribir también un libro de ensayos. “Lo que significa que soy muy moroso”, afirmó. “A mí me lleva un año de escritura la hora de lectura de un lector: una novela que se lee en siete horas a mí me cuesta siete años escribirla. Ese es mi ritmo de maduración. Entre una novela y otra siempre tengo un libro de ensayos, mi ensayo es un género distinto, pero no tan distinto. La verdad estoy un poco en contra de los géneros, me parece que siempre son divisiones un poco artificiales que heredamos de la época aristotélica y todavía seguimos utilizando un poco para que los profesores de literatura justifiquemos nuestro salario. La verdad es que los géneros no tienen compartimentos tan estancos. Yo creo que mis novelas son muy ensayísticas y todos mis ensayos son muy narrativos, entonces para mí la diferencia entre mis novelas y mis ensayos es que las novelas son largas y los ensayos son breves. Hay el mismo rigor estilístico. Soy un escritor que cuida mucho la forma y que da a la forma un peso significativo”, finalizó.
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