Recordaron en el MAM a Naomi Siegmann, una creadora que vio el mundo como una obra de arte
- Expertos destacaron la trayectoria de la escultora nacida en Nueva York, así como su “perseverancia, intrepidez y audacia”
“Para nuestra madre el mundo era una obra de arte, y su papel fue observarlo y encontrar esos momentos que ella podía traducir”, compartió Johanna Siegmann, hija de la artista Naomi Siegmann (1933-2018), a quien se le rindió un homenaje in memoriam este sábado en la Sala Gamboa del Museo de Arte Moderno (MAM).
“La belleza y el amor que ella sentía hacia las cosas, los objetos y la naturaleza, los podía traducir a una pieza capaz de comunicar esa sensación. Para nosotros no era fuera de lo común que, después de comer, se quedara clavada mirando una servilleta, le diera vueltas y saliera corriendo a su taller para hacer una pieza, o ir caminando por la banqueta y que se detuviera con la mirada absorta en el juego de las sombras de los árboles sobre el piso.
“Ella fue una ambientalista incansable, una persona que abrazó bajo su tutelaje a mucha gente”, mencionó Siegmann, quien estuvo acompañada en la mesa por los investigadores Sofía Neri, Alberto Argüello y Enrique Franco, moderados por Magdalena Zavala, coordinadora nacional de Artes Visuales del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Frente a la pieza Breakfast (colección del MAM), representación de una mesa sobre la cual yace un pan junto a un cuchillo, así como una bolsa y un pequeño bowl con huevos duros; una obra muy representativa del arte y los mundos paralelos que creó Siegmann, los expertos coincidieron que la artista de origen neoyorquino fue única dentro de su generación.
Sofía Neri, curadora del MAM, recordó que la artista tuvo una relación constante con ese recinto, donde tuvo seis exposiciones colectivas y una individual, desde 1972 hasta el año pasado.
En su oportunidad, Alberto Argüello destacó que en la trayectoria de Siegmann observamos “oficio, perseverancia, intrepidez y, a la vez, riesgo; en síntesis, audacia. Y eso se confirma con que hasta los últimos momentos de su vida siguió trabajando.
“Dentro del llamado arte conceptual y objetual, ella creó piezas de interesante profundidad, utilizando medios alternativos con un talante propositivo. Su proyecto artístico apunta a mostrarnos la actitud reflexiva de una escultora que rebasó sus límites. A pesar de lo que se ha dicho, ella no fue hiperrealista, sino que desde su cotidianismo lanzó un guiño al surrealismo en donde la permanencia de lo efímero es el arrebato principal que nos despiertan sus obras”.
Para Enrique Franco, Naomi Siegmann fue “una fascinante rara ave del arte mexicano”, la cual no se acerca a los mensajes sociales de la Escuela Mexicana o al abstraccionismo pregonado por los de la Ruptura, sino que es una hiperrealista de primer impacto, porque “su obra nos hace creer que vemos un fragmento de la realidad, pero, casi inmediatamente, se revela”.
Sus obras “son poseedoras de una gran poesía, muy seductoras, son estimuladores de los sentidos que producen una inquietud: lo blando es duro, lo móvil es inmóvil. Estudiar la obra de esta artista abrirá una visión más amplia de lo que fue el arte moderno en México durante la segunda mitad del siglo pasado”, añadió.
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