Pita Amor, genio endiablado de la poesía
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- Claudia Hernández, Geney Beltrán y Michael Schuessler coinciden en el interés de los jóvenes por Guadalupe Amor
- No se puede hacer referencia a Pita sin tomar en cuenta su poderosa personalidad, dijo Nadia Ugalde
A un siglo de su natalicio y 18 años de su muerte, Guadalupe Amor sigue siendo “un monstruo de la poesía” y “un genio endiablado, otra Santa Teresa de Jesús”, aseguró el investigador Michael Schuessler, durante el homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) le rindió en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Acompañado del coordinador nacional de literatura del INBA, Geney Beltrán, el doctor en lenguas y literaturas hispánicas celebró “en múltiples formas que la vida y obra de Guadalupe Amor, al igual que la de su personaje Pita, haya renacido como ave fénix”.
Sostuvo: “Para mi enorme agrado, noto un renovado interés en su poesía por parte de jóvenes lectores y, obviamente, una fascinación por su multifacético personaje que ha sido reimaginado por actores, dramaturgos, ensayistas y, por supuesto, lectores de poesía”.
Indicó que “esperamos que los próximos 100 años le brinden a Pita un lugar aún más destacado en la gran constelación de escritoras mexicanas, como Amparo Dávila, Margarita Michelena, Enriqueta Ochoa, Rosario Castellanos e Inés Arredondo”.
Dijo que conoció “en carne y hueso a la Undécima musa” luego de una intensa búsqueda por librerías, bares, hoteles, restaurantes y joyerías, hasta dar con ella en el Hotel Prim de la colonia Juárez.
“El producto de mi búsqueda poética se puede sintetizar en una procesión de descubrimientos, sobresaltos, aprensiones y en reconocimiento de estar enfrente de un genio artístico, aunque muchas veces su comportamiento me sorprendía y no siempre para bien.
“En su última encarnación fue un ser enigmático, retraído, obsesivo, compulsivo y a veces ofensivo. Sin embargo, hallarme frente a este monstruo de la poesía era para mi corta edad una experiencia que nunca me ha abandonado y que persistiría con la misma fuerza de asombro hasta su muerte en el año 2000”, explicó.
Apuntó que la obra poética de Amor está repleta de imágenes espirituales, a veces místicas, y un ritmo musical perfecto que hacía eco de las grandes estirpes literarias españolas, como Garcilaso, Lope de Vega, Calderón de la Barca, así como de Sor Juana.
Refirió que la autora de los libros Polvo y Décimas a Dios recibió en su época de mayor esplendor puras alabanzas y un asombro absoluto, por eso fue un genio endiablado, otra santa Teresa de Jesús.
Geney Beltrán afirmó que durante los siguientes días el INBA continuará con las actividades que se realizan para homenajearla: exposiciones y mesas redondas, a la autora de Décimas de Dios y Yo soy mi casa. El espíritu de Guadalupe Amor renace cada vez que la leemos, afirmó.
La investigadora Nadia Ugalde mencionó que Pita Amor fue, entre otros adjetivos, irreverente, incisiva, rebelde, excéntrica e indomable, incluso ella misma se reconocía como déspota, blasfema, soberbia, vanidosa, ingrata, desdeñosa, ególatra, fría, tumultuosa, perversa, malvada y vengativa.
Señaló que su obra transita entre la ironía y el dolor, marcada por una terrible pérdida y congruencia manifiesta, cuyo talento sucumbió ante su imagen. No se puede hacer referencia a Pita sin tomar en cuenta su poderosa personalidad y su exhibicionismo; fue una mujer única y original de ímpetu indomable que desafió a su tiempo.
La poeta e investigadora Claudia Hernández de Valle-Arizpe, luego de hacer una crítica al exhibicionismo de Pita Amor, reconoció la calidad poética de la Undécima musa.
Recordó que Pita Amor escribió: Mi obra empieza ahora, en este mismo momento en que dejo esta tinta en este papel. Como sigo, como prosigo viviendo, sigo escribiendo. Pero ahora sé de cierto que escribo lo más portentoso, prodigioso y enigmático de mi vida. Yo, Guadalupe Amor, la Señora de la Tinta, sé de cierto que he apurado la vida hasta los últimos límites de la fantasía.
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