Recordarán al arquitecto Enrique Yáñez a 110 años de su nacimiento
- Con una mesa de reflexión a cargo de Louise Noelle, Martín Yáñez Molina y María de Lourdes Cruz González Franco, moderados por Dolores Martínez Orralde
- Martes 19 de junio a las 19:00 en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes
El Instituto Nacional de Bellas Artes, por medio de la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble (DACPAI), recordará al arquitecto mexicano Enrique Yáñez a 110 años de su nacimiento, con una mesa de reflexión que se llevará a cabo este martes 19 de junio a las 19:00 en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.
Participarán Louise Noelle, Martín Yáñez Molina y María de Lourdes Cruz González Franco, moderados por Dolores Martínez Orralde, titular de la DACPAI.
“Voy a hablar sobre un tema que no está muy tratado: las dos bibliotecas que tuvo Enrique Yáñez. La primera fue la que hizo en la casa del Pedregal y la segunda fue la que tuvo en Coyoacán”, señaló en entrevista Martín Yáñez Molina, hijo del homenajeado.
“Actualmente está partida en dos. La de arquitectura y urbanismo la tengo yo, y la de arte la tiene mi hermano. Sin embargo, es un conjunto que abarca diversos temas, desde literatura en español y otros idiomas, hasta ciencias naturales, historia, mucho de arte latinoamericano y europeo”, describió el también arquitecto.
Ese mundo intelectual que habitaba Enrique Yáñez está, de alguna forma, reflejado en su biblioteca y proyectado en sus obras. “Aunque su corriente era el funcionalismo, en la cual lo que no es útil no sirve, mi papá tenía un gran gusto por la parte plástica. De alguna manera, encontró la conjunción de estos dos aspectos en los hospitales que construyó, donde invitó a diversos artistas a pintar murales, porque fue una forma de alimentar espiritualmente no al paciente, sino a los familiares que esperaban, por eso el Hospital La Raza tiene un mural de David Alfaro Siqueiros y uno de Diego Rivera”.
Y recordó: “Mi padre continuamente regresaba a algunos libros de arte latinoamericano, de arquitectura, algunos de los cuales, aunque no era un lector que rayara los libros, conservan sus anotaciones. Sobre literatura, él hablaba de Juan Rulfo”.
Dentro del interés por la cultura libresca, Yáñez Molina añadió que su papá además escribió libros, y que estuvo involucrado no solo en la redacción, sino también en las ilustraciones, el tipo de fotografías, de papel o el color de la portada. Muchos de ellos aún son ampliamente consultados.
En su oportunidad, la investigadora e historiadora Louise Noelle hablará sobre el plan de estudios para la carrera de Arquitectura de la UNAM que elaboró Yáñez en la década de los 30. “Pocos saben de este proyecto, además que es interesante”. Unos años después fue retomado parcialmente para la adecuación del plan de estudios de la misma carrera.
Son aspectos nuevos que hay que poner a la mesa cuando recordamos a un personaje como Enrique Yáñez, a quien, por la importancia de su trabajo, se le ha estudiado ampliamente. Sin embargo, siempre es importante decirles a las jóvenes generaciones, a los estudiantes, cómo fue que trabajaron estos personajes, quienes además colaboraron, material e intelectualmente, en la conformación de instituciones, dijo.
La arquitectura de Yáñez, la cual conjunta esa colaboración con diversos artistas de la época, es un reflejo del enorme trabajo que hizo no solo dentro de la disciplina, sino intelectualmente a favor de la población. “Fue una vocación de servicio a la sociedad, con hospitales que hoy siguen funcionando. Eran arquitectos que buscaban el bienestar social. Pienso que esa parte se ha ido perdiendo, pero en aquel principio, todos los arquitectos pioneros querían llevar el máximo de servicio a un país que acababa de salir de la Revolución y se estaba reconstruyendo”.
Martín Yáñez Molina concluyó: “Es importante hacer este tipo de mesas para que no se nos olvide la importancia que tienen además estos edificios, para seguir cuidándolos y conservándolos, para que no se nos olvide su valor”.
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