Investigación, documentación, educación y difusión, ejes de la gestión de Elizabeth Cámara como titular del Cenidi Danza
- Habla de los propósitos alcanzados al término de su administración
- La maestría en investigación de la danza y la publicación de alrededor de 60 investigaciones, entre los logros más importantes
El Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón (Cenidi Danza) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) tiene como objetivo registrar, resguardar, estudiar y reflexionar sobre los componentes estéticos, teóricos y prácticos de la danza, y sostiene un diálogo académico indispensable y permanente con la comunidad del país que nutre las líneas pedagógicas, críticas, teóricas, terapéuticas e históricas de la investigación.
En los últimos ocho años, el Cenidi Danza fue dirigido por la maestra Elizabeth Cámara, quien habla en entrevista de los propósitos alcanzados al término de su administración. “Mi gestión está por concluir. Estuve al frente dos periodos y entre el Cenidi Danza que recibí y el que ahora dejo ha habido un crecimiento importante, un desarrollo y una profesionalización de la investigación en sí, lo cual ha sido posible gracias al esfuerzo de los investigadores”.
Explica que uno de los logros más importantes fue la creación de la maestría en investigación de la danza, la cual es de carácter mixto, es decir, con estudios a distancia y presenciales.
“Representa una parte del proyecto de nivel superior y de posgrado que el INBA implementó. En diciembre egresó la segunda generación y ya se empiezan a titular los estudiantes. Ingresó ahora la tercera generación con 21 alumnos. Es un logro a nivel institucional porque es la primera maestría de danza que existe en México y una de las pocas en América Latina –sólo hay dos, en Cuba y Costa Rica–, por lo que nos hemos colocado a la vanguardia en educación dancística y artística”.
La danza requiere de una mayor especialización y profesionalización, algo que se ha logrado gracias a las licenciaturas que se ofrecen sobre esta disciplina, pero con la maestría del Cenidi Danza se ha dado un paso adelante, al considerar la creación de perfiles y cuadros que trabajen a favor de la danza en el Distrito Federal, la República Mexicana y diversos países latinoamericanos, agrega. “La salida de la segunda generación y la entrada de la tercera marca la solidez del proyecto y su continuidad”.
Destaca como otro de los resultados positivos el retorno de la ceremonia de Una vida en la danza al Palacio de Bellas Artes, con la segunda temporada del mencionado homenaje, que había concluido en el recinto de mármol al fallecer el maestro Felipe Segura.
“El año pasado pudimos regresar a este espacio con una actividad que rinde homenaje a quienes, con su trabajo, trayectoria y aportaciones, han contribuido al desarrollo de la danza y pueden recibir un reconocimiento oficial, ya que en el ámbito de la danza son pocos los que se otorgan, además de que incrementamos nuestro acervo a partir de la elaboración de sus semblanzas a cargo de los investigadores del Centro. Estas resultan en una publicación que se da a conocer en la ceremonia junto con una función de gala con grupos del alto nivel”.
Considera que otro de los proyectos sobresalientes fue la realización del encuentro Danza Urbana Generación Hip Hop, cuya primera edición se llevó a cabo el año pasado en el Centro Nacional de las Artes y que convocó a alrededor de 18 mil personas en tan solo tres días. “Atrajo a mucha población joven y a gente de danza, con la presencia de maestros estadunidenses”.
En el encuentro hubo clases magistrales, conferencias, exposición de acetatos y proyección de videos icónicos que abordan la forma en la que el hip hop se ha adentrado a la cultura norteamericana y a países latinoamericanos como Puerto Rico y México, añade. “Vino gente de diversas partes de la República, como Morelia, Puebla, el Estado de México y Veracruz”.
Por otra parte, refiere que dentro del Cenidi Danza se cuenta con un foro donde los investigadores exponen sus avances y en el que, además de entregarlos físicamente, hablan de las dificultades con las que se han enfrentado, la documentación atraída o los acervos bibliográficos o hemerográficos a los que han acudido para la realización de su trabajo.
Asevera que durante su gestión en el Cenidi Danza se publicaron alrededor de 60 títulos, lo cual amplió en gran medida la cobertura de las necesidades de información de las escuelas y de los bailarines. “La literatura dancística ha sido poca dentro del país y casi hemos duplicado la cantidad de libros publicados previos a esta administración.
“Todo esto es gracias al esfuerzo de un equipo que sumó fuerzas para poder lograr estos productos y alcanzar resultados que se ofrecen al lector en general. El año pasado se presentaron alrededor de diez títulos en espacios como el Aula Magna del Centro Nacional de las Artes, la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y el Museo Nacional de San Carlos”.
Dentro de estos volúmenes resalta el publicado sobre Guillermina Bravo. “Se hizo un libro de arte muy bonito con muchas fotografías de ella, y se digitalizó mucha información referente a la maestra. Abarcamos el mayor número de documentos posible en torno a sus obras, sus presentaciones, las funciones de su compañía y sus distintos elencos.
“Hay poca información grabada de las obras de la maestra porque era un tanto celosa con relación a su trabajo coreográfico. No obstante, logramos hacer un rescate de videos importante con el apoyo de su hijo, de su escuela de Querétaro y de la maestra Antonia Quiroz, quien fue su primera bailarina por muchos años y se encargó de guardar su legado videográfico y fotográfico; nos lo prestaron, lo digitalizamos y como resultado se realizó una publicación y una exposición fotográfica”, con el apoyo de especialistas como Christa Cowrie, y con piezas de fotógrafos fallecidos, entre ellos Nacho López.
Sobre los más recientes fondos documentales recibidos, comenta que se encuentran los de Guillermo Arriaga y Josefina Lavalle. “El del maestro Arriaga es muy grande, pero el de la maestra Lavalle lo es más, y en este momento ocupa un piso en el edificio de la Torre Prisma. Se pretende traerlo paulatinamente al Cenidi Danza, pero ahora se encuentra en proceso de estabilización e inventario.
“La danza ha crecido mucho y nosotros no tenemos la capacidad de desplazarnos continuamente. Aunque pedimos a los principales centros donde se produce danza que nos manden información, como programas de mano, carteles o fotografías, sería importante que pudiéramos dar más asesorías para que se crearan centros documentales descentralizados del Cenidi Danza.
“Es algo que ya hemos hecho. Dimos asesoría a un estudiante de nuestra maestría, quien es de Yucatán y creó allá un centro documental de danza. Asimismo, la Universidad Nacional Autónoma de México fue apoyada por nuestro equipo para que digitalizara su repositorio de danza, constituido por el material que la Sala Miguel Covarrubias ha generado en cuanto a videos y documentación en general. De igual forma, el repositorio INBA Digital es un proyecto que inició en 2013 al cual el Cenidi Danza se ha sumado junto con los otros tres centros de investigación del INBA y sus escuelas”, concluye.
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