El rey poeta, de Gustavo E. Campa
Mariana Hijar Guevara

Pocas obras musicales desataron tal controversia en la prensa mexicana de los albores del siglo XX, como lo hizo El rey poeta, episodio lírico en un acto de Gustavo E. Campa (8 de septiembre de 1863, Ciudad de México; 29 de octubre de 1934, ídem). Su estreno y única presentación en todo el siglo, ocurrió el 9 de diciembre de 1901 en el Teatro Principal por la Compañía de Ópera Italiana López-Pizzorni, con una orquesta de noventa y cinco intérpretes y un coro de sesenta voces a cargo de Carlos Meneses, en un concierto dedicado a los congresistas de la Segunda Conferencia Pan Americana que se celebraba en esa ocasión en la capital del país. Entre los selectos asistentes se encontraba el cuerpo diplomático mexicano y los ministros de España, Francia, Bélgica, Uruguay, Bolivia, Chile y Perú; asimismo, se presentó a la gala gran parte de la burguesía capitalina y el propio Porfirio Díaz y su esposa, Carmen Romero Rubio, a quien fue dedicada la obra. Luego de Atzimba de Ricardo Castro, cuyo libreto escribió también Alberto Michel (3 de mayo de 1867, Zacatecas; 9 de abril de 1947, Cd. de México), El rey poeta figura como la segunda ópera de temática indígena y prehispánica escrita en el siglo XX. Su trama se desarrolla alrededor de 1427 en Texcoco, cuando Nezahualcóyotl era asediado por Maxtla, gobernante de Azcapotzalco. Pese a que en la prensa mexicana se dijo que “El Rey poeta no podía llegar a gustar en ninguno de los grandes teatros […] porque, no obstante toda su poesía, las leyendas de indios difícilmente se acomodan al teatro”, esta obra posee un valor histórico innegable al ser representativa del imaginario prehispanista del porfiriato, y su recepción, como se observa en la cita anterior, permite entender los debates intelectuales y estigmas alrededor del lugar que ocupó lo prehispánico en la configuración del nacionalismo pre revolucionario.