TEATRO

Jesús González Dávila, uno de los tres pilares de la Nueva Dramaturgia Mexicana

Boletín No. 434 - 30 de marzo de 2019
  • El investigador Antonio Escobar presentó su libro Hacia una poética teatral de Jesús González Dávila, publicado por el Citru
  • El mundo de la infancia marginada perfiló su dramaturgia

Junto con Víctor Hugo Rascón Banda y Sabina Berman, Jesús González Dávila (1940-2000) formó parte de la tríada del movimiento conocido como Nueva Dramaturgia Mexicana, que el investigador Antonio Escobar, redujo a ese número debido a la vigencia de sus montajes y premios obtenidos.

Con motivo de la presentación de su libro Hacia una poética teatral de Jesús González Dávila, editado por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Escobar refirió que el dramaturgo está vivo a través de su obra y su legado.

En la Escuela de Iniciación Artística núm. 2 del INBAL, donde el 29 de marzo presentó el mencionado volumen, Escobar señaló que la investigación para escribirlo le tomó alrededor de tres años de exhaustivo trabajo. “Nació de la ignorancia porque desconocía una parte de la vida y la trayectoria de González Dávila. A partir de ahí me puse a investigar frenéticamente sobre la persona y el autor.

“Se le ubicaba dentro de un movimiento que se denominó Nueva Dramaturgia Mexicana, en el que hubo entre 40 y 50 autores, pero esta nómina se fue decantando con el tiempo. El investigador Armando Partida situaba a diez dramaturgos y yo lo reduje a tres, por su vigencia, obras montadas en escena y premios obtenidos. Para mí, los pilares de este movimiento fueron Sabina Berman, Víctor Hugo Rascón Banda y González Dávila”.

La obra del autor de De la calle es muy particular, añadió. “Él creció en el centro de la Ciudad de México, es decir, en medio de una extraña mezcla de elementos sociales que conviven con una situación precaria. Conoció ese medio. La necesidad lo orilló a trabajar con niños en albergues e inició con la escritura de pequeñas escenas para ellos. No eran infantes comunes, sino marginados, sin padres y sin futuro. En ese mundo empezó a perfilar su dramaturgia. Su gusto por ésta se consolidó con el tiempo, y aprendió desde abajo sus secretos.

“González Dávila depuró su técnica e incluso rompió los moldes anteriores de su propia escritura. Fue autor de alrededor de 25 obras, aunque no se conocen todas. Lo importante es que toda la obra que conocemos fue llevada a escena. Es algo inédito, debido a que no todos lo consiguen”.

En el libro, cada obra esta contextualizada en el momento histórico en el que se montó, lo que sucedía en el teatro a nivel mundial y lo que se presentaba en el teatro mexicano, explicó el investigador.

Asimismo, incluyó críticas de teatro y recortes periodísticos de las obras montadas. “En conclusión, consulté una bibliografía enorme e hice una cronología muy extensa desde los años 40 hasta 2005”.

Manifestó, por otra parte, que se conoce poco de la personalidad de González Dávila. “Sabemos que era una persona retraída y tímida, a pesar de que sus temas eran muy punzantes”.

Escobar apuntó que, por la temática que abordó en su dramaturgia, Jesús González Dávila continuará vigente en el teatro mexicano. “Todos sus temas son casi similares, pero, estructuralmente, son diferentes, y éste es un rasgo que sólo tienen los grandes autores”.

Jesús González fue reconocido con diversos premios a lo largo de su vida, como el Celestino Gorostiza, por La fábrica de juguetes; el Rodolfo Usigli de la Universidad Nacional Autónoma de México, por De la calle y Muchacha del alma; el Nacional de Teatro del INBAL, por Los desventurados, y la Medalla Nezahualcóyotl de la Sociedad General de Escritores de México, por Polo, pelota amarilla.

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