LITERATURA

Francisco Rojas González abordó en su obra literaria la diversidad cultural de las poblaciones indígenas del país

Boletín No. 1942 - 11 de diciembre de 2019
  • Murió el 11 de diciembre de 1951; fue autor de obras como El diosero y La negra Angustias, por la que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1944
  • Su interés por los temas sociales y antropológicos lo condujeron a investigar y documentarse para darle profundidad a su literatura

El escritor Francisco Rojas González tuvo una corta vida pero su obra ha dejado huella en la literatura mexicana del siglo XX, con relatos en los que vinculó su vocación literaria con sus conocimientos etnológicos y antropológicos, y plasmó la diversidad cultural de las comunidades indígenas del país.

Autor de obras como El diosero y La negra Angustias, por la que ganó el Premio Nacional de Literatura en 1944, Francisco Rojas González murió el 11 de diciembre de 1951, a los 47 años.

Nacido en Guadalajara, Jalisco en 1904, estudió contaduría en la Escuela de Comercio y Administración, etnografía en el Museo Nacional y etnología y sociología en la Universidad Nacional. Sin embargo, su verdadera vocación fue la literatura, ámbito en el que se destacó por ser un minucioso observador de las poblaciones indígenas del país.

A lo largo de su vida, se desempeñó como investigador en la UNAM, cónsul en Guatemala, Salt Lake City, Denver y San Francisco, y director de estadística, además de que fue miembro de las sociedades de Geografía y Estadística, Mexicana de Sociología, Mexicana de Antropología y Folklórica de México.

Rojas González es autor de las obras La negra Angustias (1944), Lola Casanova (1947), Historia de un frac (1930), El pajareador (1934), Chirrín y la celda 18 (1944) y El diosero, publicada póstumamente en 1952, un año después de su fallecimiento.

Para la crítica especializada, este último libro aborda, “como pocas veces han sido tan excelentemente tratados, los temas indígenas mexicanos”, sus páginas “aúnan la calidad artística con la elaboración de escenas y sucedidos en núcleos indígenas de distintas zonas de la nación mexicana y en todas ellas destaca el espíritu de amorosa observación, directo e intencionado, de que hace gala su autor”.

El escritor creaba sus relatos a partir de la conexión directa y la vivencia con los que serían sus personajes, cuyo estilo literario se caracterizó por el empleo de un lenguaje preciso, claro y de fácil comprensión. Su interés por los temas sociales y antropológicos lo condujeron a investigar y documentarse para darle profundidad a su literatura.

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