La obra de Octavio Paz universalizó la cultura mexicana del siglo XX
- Este 19 de abril se le recuerda al premio Nobel, poeta, dramaturgo y diplomático mexicano autor de El laberinto de la soledad
La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), conmemoran el 19 de abril el 22 aniversario luctuoso de Octavio Paz (1914-1998), escritor, poeta y Premio Nobel de Literatura 1990, cuyo legado poético, ensayístico, narrativo y de traducción nutrió la cultura mexicana del siglo XX llevándola a ámbitos universales.
"Octavio Paz es el escritor hispanoamericano con mayor peso literario y proyección pública en el siglo XX. Influyó tanto en la escena literaria como en la escena internacional de las ideas. Desde luego, uno puede pensar en escritores o pensadores cuya obra se prefiera a la de Paz; sin embargo, nadie como Paz tuvo una gravitación simultánea en ambos campos. Debido a su extraordinaria curiosidad intelectual y capacidad de trabajo, Paz se hizo presente en los más distintos ámbitos de la creación y del conocimiento, desde la creación poética hasta la teoría literaria pasando por la antropología, la historia y la crítica de artes plásticas", explicó en entrevista el escritor Armando González Torres.
Ávido crítico de la política y de la cultura mexicana, formó parte del Servicio Exterior como embajador de México en París a finales de 1945. También se desempeñó como diplomático en Nueva Delhi, India, país que resultó fuente de inspiración para el poeta que, luego de seis años de residencia, publicó Vislumbres de la India (1995). Fue encargado de negocios de la Embajada de México en Tokio, donde permaneció cinco meses.
En cuanto a su quehacer como biógrafo y ensayista, además de su inmensa producción literaria, destaca su profunda labor plasmada en su libro Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982), que al generar polémica entre los estudiosos de la obra y la vida de la monja jerónima, redimensiona el trabajo de esta escritora fundamental y atrae la mirada hacia la visión del poeta desde la riqueza y la libertad que ofrece el ensayo.
El autor de El laberinto de la soledad, escrito entre 1948 y 1949, e inscrito "en la filosofía de lo mexicano”, cuyo origen partió de la confusión y la necesidad de ordenar el mundo, es un texto esencial que al analizar el destino de México, su historia y sus habitantes, ha sido considerado una guía para reflexionar sobre quiénes somos, cómo y por qué, incluida esa sensación de orfandad presente en México durante siglos.
Piedra de sol (1957), El arco y la lira (1956), Salamandra (1962), entre otros títulos, conocidos hoy como clásicos de la literatura contemporánea, siguen la vía de la revelación sobre temas que solicitan la mirada actual de viejas y nuevas generaciones.
Al respecto, González Torres refirió que si bien existe un redescubrimiento de la obra de Octavio Paz también hay una réplica de los prejuicios con los que, por mucho tiempo, se leyó su obra. "Paz es un autor profundamente vigente y su pensamiento tan vivo sobre tópicos como el amor, la libertad y el aislamiento del individuo en la sociedad contemporánea que pueden establecer poderosos lazos de simpatía con los más jóvenes", explicó.
Sobre la fascinación literaria de Armando González por la obra de Octavio Paz, aseguró que el autor capitalino ha sido una figura muy presente en su propio trabajo y ha dedicado dos libros completos al estudio de su producción literaria, además de innumerables artículos. "En realidad, Paz fue la figura tutelar más poderosa de varias generaciones y, en muchos sentidos, él configuraba la agenda intelectual y adoptar una postura en favor o en contra de Paz era parte de un rito de pasaje intelectual. En mis libros quise documentar esa violenta y ambigua atracción intelectual que ejercía entre distintas generaciones y su carácter catalizador del debate".
Octavio Paz recibió una diversidad de reconocimientos internacionales por su obra, entre estos el Premio Xavier Villaurrutia en 1956, el Internacional de Poesía en 1963, en Bruselas; el Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura en 1977, el Cervantes en 1981, así como el Internacional Alfonso Reyes en 1985 y en 1990 obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Para este galardón el poeta nacido en Mixcoac pronunció su discurso La búsqueda del presente.
El 19 de abril de 1998, Octavio Paz falleció en la Ciudad de México, sin embargo, su obra se redimensiona y sus charlas, además de su correspondencia, ofrecen material de análisis, reflexión y polémica, que enriquecen el avance y la preservación de la literatura mexicana. Su obra conforma un canon fundamental para los mexicanos y es punto de referencia para la literatura y la lengua española en el ámbito internacional.
“Creo que el legado más significativo de Octavio Paz es su inconformismo y su capacidad de reinventarse. Por ejemplo, su poesía evoluciona constantemente y sus tonos, temas y técnicas se renuevan en cada libro. Lo mismo ocurre con su ensayística y, por supuesto, con sus posturas políticas que, más allá de la controversia que todavía despiertan, nunca eran previsibles y respondían tanto al sentido común como a un irredento ánimo libertario", agregó.
# QuédateEnCasa
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