LITERATURA

La poeta Maricruz Patiño recibió homenaje por sus 70 años en el Palacio de Bellas Artes

Boletín No. 703 - 18 de octubre de 2021
  • Participaron Adolfo Castañón, Eduardo Casar y la autora

La pasión por la poesía y su rigor formal fueron las principales enseñanzas que recibió Maricruz Patiño de uno de sus más entrañables maestros: Octavio Paz. Así lo recordó en el homenaje que la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), rindieron a la poeta, ensayista y guionista de cine y televisión con motivo del 70 aniversario de su natalicio.

La actividad realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes fue organizada un año después de lo previsto debido al confinamiento sanitario y se enmarca en la campaña #VolverAVerte.

Maricruz Patiño relató que su primer contacto con la poesía fue a través de su abuelo, quien se decía “hombre de letras”, porque era tipógrafo, un buen versificador y leía en voz alta a Amado Nervo y a Manuel Acuña, “pero la abuela Adelaida me hacía aprender de memoria los poemas de José Martí, porque era cubana, y de otros poetas hispanoamericanos, desde José de Espronceda hasta Pablo Neruda”.

Recordó la influencia que tuvo por parte de los decimistas y los poetas espontaneístas tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959. Expuso que al regresar a México y publicar sus poemas Tuxtepec y A Uva en la revista Siempre!, decidió “tomarse en serio” la profesión y cursar talleres impartidos por escritores como Juan Bañuelos y Huberto Batis, así como Octavio Paz, “con quien adquirí el interés por pulir la forma y no sólo la fuerza del discurso juvenil. Aunque es mucho más lo que aprendí de él: la pasión por la poesía y su rigor formal”.

La poeta homenajeada cerró su participación con la lectura de fragmentos de su libro El timón dorado (2011).

Musicalidad y baile, ejes de su poesía

El escritor Adolfo Castañón aseguró que la autora de Larga vigilia (2002) y Árati (2013) es una fuerza de la naturaleza ─como el viento, la lluvia o el sol─, cuya voz viva o por escrito no puede pasar inadvertida: "Participó en el taller literario que se inventó Huberto Batis para dar clases y juntar en su jardín a los alumnos de sus dos universidades en donde impartía cursos, la Ibero y la UNAM”.

Señaló que Maricruz Patiño tiene algo de pícara, rebelde y mística, y que su poesía podría leerse bajo la lente de este “triple prisma”. También comparó su obra con la de poetas como Arthur Rimbaud y Walt Whitman: “Ella tiene este sano y saludable narcicismo, pero también un impulso ético y elemental relacionado con la tierra, donde no sólo hay aire, agua y fuego, sino también música. Y la poesía de Maricruz está llena de música y baile”.

Para Eduardo Casar, desde su primer libro. La circunstancia pesa (1979), Maricruz Patiño ya era una voz madura y propositiva, envuelta en la musicalidad que siempre la ha caracterizado: “Tiene una enunciación rítmica, nunca se cae, si se puede asociar a música está bien, pero también al baile, porque el poema se sostiene sobre sus dos pies y esos se deslizan desde los primeros versos hasta los últimos”.

Destacó la antología realizada por la homenajeada, Trilogía poética de las mujeres en Hispanoamérica (pícaras, místicas y rebeldes), 2004: “Creo que debería ser publicada otra vez y difundirla mucho. Hay ahí unas verdaderas joyas”.

Por su parte, la coordinadora nacional de Literatura, Leticia Luna, expresó que se trata de un merecido homenaje en reconocimiento a la invaluable trayectoria y al infatigable quehacer en las letras de Maricruz Patiño. Asimismo, leyó una breve semblanza de la autora, quien obtuvo el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta 2009.

La actividad fue moderada por Esteban Ascencio, subdirector de Literatura y Autores de la CNL, la cual contó con el protocolo sanitario: filtro con tapete desinfectante, gel antibacterial uso de cubreboca, y el estricto apego a la sana distancia.