SE CUMPLEN 115 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL ARQUITECTO FÉLIX CANDELA OUTERIÑO

Boletín No. 64 - 27 de enero de 2025
  • Conocido por sus diseños que fusionan líneas rectas y curvas para crear estructuras innovadoras

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas y Literatura (INBAL), a través de la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble, rinden homenaje al arquitecto español Félix Candela Outeriño en el 115º aniversario de su natalicio; reconocido por su innovadora técnica en la que combina líneas rectas para generar estructuras curvas conocidas como ‘paraboloides hiperbólicos’.

Nacido el 27 de enero de 1910 en Madrid, España, se tituló como arquitecto en 1935. Tras la Guerra Civil Española, emigró a México en 1939, donde desarrolló gran parte de su trayectoria profesional con una notoria importancia en el desarrollo de la arquitectura mexicana ya que trabajó con un gran número de arquitectos, logrando crear obras novedosas y de un funcionamiento óptimo.

Tras obtener la nacionalidad mexicana en 1941, inició su carrera en México diseñando casas y hoteles en Acapulco, Guerrero. Posteriormente en 1953, se unió a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde sus talentos quedaron plasmados en obras como el anfiteatro de la Facultad de Química y el famoso Pabellón de Rayos Cósmicos, ejemplos de su habilidad para transformar la geometría en arquitectura innovadora.

Junto a sus hermanos, fundó un estudio de arquitectura con el que, entre mediados de los años 1950 y 1976, llevó a cabo 836 proyectos. En ellos logró aplicar sus característicos paraboloides hiperbólicos en una amplia variedad de estructuras, que abarcan desde estacionamientos y gasolineras, hasta iglesias.

Entre sus principales obras se encuentran la Iglesia de la Virgen de la Medalla Milagrosa (1953-1955); el Restaurante Los Manantiales, en Xochimilco, en colaboración con Joaquín Álvarez Ordóñez (1958); el Palacio de los Deportes, diseñado junto con Enrique Castañeda y Antonio Peyrí (1968), entre otras.

En 1971 Candela se trasladó a Estados Unidos, donde impartió cátedra en la Universidad de Illinois en Chicago. A lo largo de su carrera, siguió desarrollando proyectos internacionales hasta su fallecimiento en 1997, dejando un legado que sigue siendo admirado por su singularidad y creatividad.