EL CORO DE MADRIGALISTAS DE BELLAS ARTES CELEBRARÁ LA HERENCIA AFRICANA CON EL CONCIERTO SIN CADENAS
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- Bajo la batuta de Rodrigo Cadet, se presentará el 13 de julio en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes
Con dos estrenos en México y un programa que incluirá gospel y spirituals, así como obras de México, Cuba, Brasil y Nigeria, el Coro de Madrigalistas de Bellas Artes —agrupación del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL)— ofrecerá el concierto Sin cadenas. La herencia africana en la música coral, el 13 de julio a las 12:15 horas, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, bajo la batuta invitada de Rodrigo Cadet.
El también compositor Rodrigo Cadet adelantó que, además de estrenar en nuestro país dos de sus obras —Danzón del querer y Dicha sin fin—, el concierto ofrecerá un repertorio poco frecuente en México.
“En México no siempre tenemos la oportunidad de escuchar piezas de gospel y spiritual, así que creo que es muy atractivo. La ventaja de un grupo como Madrigalistas (con el que he colaborado en diversas ocasiones) es que se adaptan al repertorio clásico tradicional, a la música nueva y, ahora, también presentarán un sonido interesante, libre, visceral, porque el gospel tiene un estilo particular pocas veces abordado por coros profesionales”, comentó.
Sobre la motivación para este homenaje, explicó que surgió a raíz de la invitación de Carlos Aransay, director titular de la agrupación, quien le propuso hacer un programa que abordara la relación música-esclavitud. “Investigué sobre la música y la herencia africana en la música contemporánea, y decidí que la mejor manera era enfocarnos en los cantos de las personas que en algún momento fueron esclavizadas”.
Contrario a lo que se podría pensar, añadió, son cantos de libertad: “Es un poco contrastante que, dentro de fenómenos tan fuertes como la esclavitud y la explotación, su herencia sea muy vivaz. Es música con esperanza, energía y color, y eso es con lo que queremos quedarnos en este programa, porque es un canto que llama a la libertad no solo de los pueblos oprimidos, sino de todos los seres humanos. La idea, en el fondo, es presentar la alegría de esa herencia”.
Detalló que el concierto busca hacer un resumen de las herencias que viven en América, por lo cual iniciará con música afroamericana: “Estados Unidos tuvo condiciones particulares en torno a la segregación y otras problemáticas, por eso la primera parte está enfocada en el spiritual y el gospel”, con obras como Deep River, My Soul’s Been Anchored in the Lord, Soon Ah Will Be Done, Ezekiel Saw de Wheel o City Called Heaven.
“Estos cantos fueron la manera que tuvieron los afroamericanos de mantener su cultura, de tener una salida a lo que estaban viviendo, pero también de guardar la esperanza de un futuro mejor”. Puntualizó que, particularmente, los spiritual son piezas a capela sobre cantos tradicionales que se hicieron entre los siglos XVIII y XIX, con arreglos corales.
“Tenemos dos piezas de protesta. Por un lado, Strange Fruit es una canción que Billie Holiday hizo famosa, con un poema de Abel Meeropol sobre la época de la segregación, cuando colgaban a las personas afroamericanas de los árboles. Es una pieza donde la voz lírica expresa: ‘qué extrañas frutas aparecen en estos árboles’ y estuvo prohibida en su momento”.
Por otra parte, interpretarán A Change Is Gonna Come, de Sam Cooke, cuyo sentido, si bien cuestiona el trato que daban a las personas afrodescendientes, expresa la esperanza de un cambio. Esta primera parte del concierto cerrará con Worthy to be Praised, de Byron J. Smith, un gospel tradicional.
El segundo momento del concierto estará centrado en América Latina, la cual, explicó, “también tiene influencia de esclavos africanos, pero la historia fue un poco distinta, pues, pese a que la Iglesia católica tuvo castas, a todos los consideraba católicos y eso hizo una diferencia considerable, en contraste con el fenómeno estadounidense”.
El recorrido iniciará con dos piezas de la época del virreinato: Los coflades de la estleya, de Juan de Araujo, y ¡Ah siolo flasiquiyo!, de Juan Gutiérrez de Padilla, a través de las cuales se puede ver el mestizaje cultural: “Son dos villancicos también conocidos como negrillas, porque, si bien tienen un estilo de composición vocal renacentista, imitan la manera de hablar de los africanos en la Nueva España”.
Asimismo, incluirá Asa Branca, del brasileño Luis Gonzaga; el mambo Qué rico é, del cubano Guido López Gavilán, y Betelehemu, del nigeriano Babatunde Olatunji, la cual “incluí porque es un canto de la cultura yoruba, cuyos integrantes llegaron esclavizados no solo a México, también a las Antillas y otras regiones, y gran parte de lo que conocemos como música afrolatina tiene influencia directa de la cultura yoruba”.
Sobre sus estrenos, explicó que ambas obras están basadas en ritmos tradicionales latinos: “Danzón del querer, en el danzón, y Dicha sin fin es una mezcla de estilos afrolatinos, con un poco de cumbia y música académica”.
Al invitar al público a asistir, expresó que, en el contexto del reconocimiento de las afrodescendencias, será una gran oportunidad para ver a Madrigalistas, el mejor coro de cámara de México, abordando un repertorio rítmico que celebra toda esa herencia africana.