SIETE OBRAS EMBLEMÁTICAS DEL MUSEO DE ARTE MODERNO

· Reúne obras de artistas como Frida Kahlo, María Izquierdo, Olga Costa, Remedios Varo, Rosa Rolanda, Manuel Álvarez Bravo y Rufino Tamayo
El Museo de Arte Moderno (MAM), recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), alberga una de las colecciones públicas más importantes de México. Su acervo incluye obras representativas de la Escuela Mexicana de Pintura y de distintas corrientes del arte mexicano de las décadas de los setenta, ochenta y noventa del siglo XX.
De las 3,036 piezas que integran la colección, 108 son consideradas patrimoniales, pertenecientes a artistas cuya obra tiene declaratoria de Monumento Artístico, como Frida Kahlo. El MAM también resguarda acervos adquiridos, como el del fotógrafo Manuel Álvarez Bravo; donaciones, como la de Remedios Varo; y fondos patrimoniales, como el de María Izquierdo. Además, incluye obras de destacados artistas de la plástica mexicana, como Rufino Tamayo.
Entre este amplio acervo, siete piezas se han convertido en emblemas del museo y son especialmente buscadas por los visitantes en su recorrido por el Bosque de Chapultepec.
Las dos Fridas (1939), óleo sobre tela de Frida Kahlo (1907-1954), es una de las más reconocidas. La artista plasma su dolor y su respuesta creativa ante su divorcio de Diego Rivera. Se presentó por primera vez en la Exposición Internacional de Surrealismo en México en 1940 y se considera una pieza clave del arte moderno mexicano por combinar elementos nacionalistas con un toque fantástico, señala el curador Carlos Segoviano.
Mujer saliendo del psicoanalista (Podría ser Juliana) (1960), óleo sobre tela, de la artista Remedios Varo (1908-1963). Esta obra icónica del arte surrealista muestra una escena onírica de luminosidad difusa: una mujer recién salida de un consultorio de psicoanálisis. Se resguarda en el MAM gracias a la donación de Walter Gruen y Ana Alexandra Varsoviano en 2002.
Autorretrato (1952), de la artista estadounidense Rosa Rolanda (1895-1970), quien desarrolló gran parte de su carrera en México, muestra a la pintora en un instante suspendido, como si formara parte de una coreografía fantástica. Con las manos sobre la cabeza, expresa angustia y aflicción por su separación sentimental de Miguel Covarrubias.
Paisaje con piña (1950), óleo sobre tela de María Izquierdo, forma parte de una serie de los años cincuenta. A raíz de una hemiplejia que paralizó su lado derecho, la pintora aprendió a pintar con la mano izquierda, recortando y retocando la obra como testimonio de su resiliencia y talento creativo, señala Carlos Segoviano.
La vendedora de frutas (1951), óleo sobre tela de la artista Olga Costa (1913-1993), fue comisionado por el INBAL y presentado en la exposición Arte mexicano, del precolombino a nuestros días en el Museo Nacional de Arte Moderno de París en 1952. La obra celebra la riqueza natural de México, reflejada en la diversidad de especies, formas y colores. También puede interpretarse como una reivindicación del rol social de la mujer y del erotismo femenino, una lectura subversiva para la época.
Parábola óptica (1931), del acervo fotográfico del MAM, es una obra del fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo (1902-2002). Su trabajo se distingue por un lenguaje propio basado en la simbología urbana. En esta pieza, el retrato de la marquesina de una tienda se convierte en un juego de miradas. La presencia continua de la palabra “moderna” establece una metáfora sobre la perspectiva que Álvarez Bravo introduce en la fotografía mexicana: humor, realidad alterna y construcción de lo fantástico en lo cotidiano.
Homenaje a la raza india (1952), acrílico sobre masonite del artista mexicano Rufino Tamayo (1899-1991), es el único mural perteneciente a la Escuela Mexicana de Pintura en el acervo del MAM. Desmontable y transportable, refleja un momento tardío del muralismo, con una figuración alejada del realismo social y político típico del movimiento, según comenta Carlos Segoviano.
Las obras que conforman la colección del Museo de Arte Moderno se exhiben continuamente a través de diversas exposiciones temporales. El museo abre de martes a domingo, de 10 a 18 horas, en Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec.