DANZA

EL COREÓGRAFO RODRIGO GONZÁLEZ CELEBRA 20 AÑOS DE TRAYECTORIA CON RÉQUIEM DE MOZART

Boletín No. 1361 - 03 de noviembre de 2025
  • La obra de La Infinita Compañía se presentará en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes el 15 de noviembre y el 6 de diciembre

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Danza (CND), presentan Réquiem de Mozart, obra con la que el coreógrafo mexicano Rodrigo González, director de La Infinita Compañía, celebra 20 años de trayectoria artística.

Las funciones se llevarán a cabo el sábado 15 de noviembre a las 20 horas, y el sábado 6 de diciembre, a las 17 y 20 horas, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

En esta puesta en escena, que convoca a 40 bailarines, González combina momentos íntimos y colectivos para hablar sobre la vida, las pérdidas y la trascendencia.

Rodrigo González recordó en entrevista que su debut en este escenario fue con La muerte del quetzal (2005), y que a lo largo de su trayectoria ha regresado con otros estrenos. “Que las fechas coincidan con este festejo es como un regalo de la vida, el cual estoy reflexionando y viviendo desde ese lugar”, expresó.

Para el creador mexicano, Réquiem de Mozart invita a hacer una pausa y reflexionar. “Un réquiem es, al final de cuentas, una misa de difuntos, y esta composición, que quedó para la historia universal de la música y del arte, me permitió abordar un tema que nos acompaña siempre: las pérdidas”.

Inspirado en la versión del director austriaco Herbert von Karajan, González explicó que la coreografía aborda tanto pérdidas individuales, donde la muerte se vuelve cercana, como pérdidas colectivas, lo cual resulta oportuno dado que la humanidad enfrenta tragedias y pérdidas por guerras, pandemias y enfermedades.

La obra surge también de pérdidas personales, tanto de grandes maestros como de familiares. “Necesitaba hacer un réquiem. La vertiginosidad de la vida cotidiana —y más en una ciudad como la nuestra— no nos permite detenernos a reflexionar, asimilar las pérdidas y darles su espacio”, señaló el coreógrafo.

Además, la coreografía ofrece momentos de luminosidad, reflexión y gratitud. Culmina con la trascendencia y el despojo, donde la danza se convierte en un medio luminoso y gratificante, al igual que la partitura.

El diseño escenográfico, a cargo de Mario Marín, utiliza cuadrados y cubos como referencia a los cuatro elementos de la naturaleza y a la vida material, pero también para evocar la cuarta pared. “El público será parte de ese colectivo y todos los elementos de la escena transmutarán hasta quedar libres de todo”, explicó González.

El coreógrafo destacó la riqueza de lenguajes e interpretaciones que aportan las diversas generaciones de bailarines, desde estudiantes del INBAL hasta artistas consolidadas como Tania Pérez Salas y Montserrat Payró. “Se han trabajado abordajes psicoemocionales durante los ensayos para transmitirlos en la función y que el público vibre junto con nosotros en cada momento”, añadió.

Finalmente, González subrayó que, más allá de la gran producción, la obra busca generar un momento de reflexión: “Me gustaría que todos nos demos un momento para hacer una pausa y enfocarnos en lo que verdaderamente importa. Esta obra también habla de agradecer el presente, a quienes han pasado o con quienes hemos coincidido, y de reconocer lo que nos han legado. En ese sentido, es una danza de agradecimiento, trascendencia y ofrenda”.

Los boletos para las funciones se pueden adquirir en las taquillas del Palacio de Bellas Artes, con descuentos para estudiantes, docentes y personas adultas mayores (INAPAM) con credencial vigente, y en línea a través de Ticketmaster.

Para la función del 15 de noviembre, se ha activado una promoción del 50% de descuento para todo público en todos los canales de venta.