LITERATURA

 Gladiola Orozco y Michel Descombey crearon coreografías dignas de una sociedad moderna y ansiosa de experimentar nuevas propuestas

Boletín No. 882 - 10 de julio de 2016

o    Señaló la directora general del INBA, María Cristina García Cepeda, durante la presentación del libroMemoria. Ballet Teatro del Espacio y sus antecedentes de Gladiola Orozco

Al dar a conocer el libro Memoria. Ballet Teatro del Espacio y sus antecedentes de Gladiola Orozco, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, afirmó que esta publicación nos invita a reflexionar sobre la amorosa forma de recopilar documentos, programas de mano, fotografías y notas de prensa de la historia de una pasión por la danza, la enseñanza y la creación como una forma de llevar el espíritu humano a otro estado del ser.

En la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, donde se reunió un gran número de creadores dancísticos, la titular del INBA aseveró que el cuerpo en movimiento es una emoción que teje ilusiones y fantasías que nos envuelven y nos hacen soñar. “Con la danza somos testigos de la creación de universos enteros y de la composición plástica de los cuerpos que proyectan en el espacio los bailarines. La danza es un momento único”.

Gladiola Orozco, agregó María Cristina García Cepeda, “es una artista y una mujer a la que el mundo artístico y dancístico, en particular, reconocemos y admiramos”.

Sostuvo que el libro de la coreógrafa guarda la memoria y la documentación de un proyecto que trascendió fronteras y por el que han pasado diversas generaciones de bailarines.

Memoria es un amoroso testimonio de cómo los sueños y la pasión, junto con el compromiso, la entrega y la vocación, pueden crear obras maravillosas para quienes se lo proponen y para quienes tenemos el gozo y el privilegio de captarlo”.

Orozco y Michel Descombey, fundadores del Ballet Teatro del Espacio (BTE), “hicieron de la danza en nuestro país un culto capaz de influir en la vida cultural y social de diversas generaciones de mexicanos”.

Indicó que el libro de Orozco fue escrito con los sueños hechos realidad de una coreógrafa que conoció a fines de los años setenta y que le ha regalado un sinfín de enseñanzas: la amistad, el respeto, la entrega a la creación, la alegría de vivir y el alivio de la risa.

El volumen presentado es “una magnífica obra de investigación y recopilación que refleja la carrera de Orozco como coreógrafa y maestra de bailarines tanto en México como en el extranjero, y deja un testimonio palpable de cómo ha sido una guerrera de la danza que no se detiene ante nada”.

María Cristina García Cepeda recordó que la exdiscípula de Guillermina Bravo en el Ballet Nacional de México “mostró que iba para un camino al que pocos llegan: el sueño de formar su propia compañía de danza para aportar conocimientos y talento”.

Junto con Raúl Flores Canelo y Freddy Romero formó el Ballet Independiente en 1966 “con disciplina, tenacidad y estudio, y al lado de Michel Descombey, ya fallecido, desarrolló un proyecto artístico sin precedentes, el Ballet Teatro del Espacio, desaparecido a fines de 2009.

Rememoró que ambos crearon coreografías dignas de una sociedad moderna y ansiosa de experimentar nuevas propuestas “a partir de la búsqueda constante de diversos lenguajes y temas que unieron a seres asombrosos: coreógrafos, intérpretes, escenógrafos, técnicos, maestros, estudiantes y diferentes artistas que marcaron el devenir de la danza en la segunda mitad del siglo XX”.

Por su parte, Gladiola Orozco, apenas dominada por la emoción, refirió que el libro es un homenaje a todos sus compañeros del BTE y un rechazo al olvido.

Antes de la intervención de la directora general del INBA se presentaron videos, recuerdos, coreografías y testimonios de lo que significó el BTE en la vida dancística del país durante cuatro décadas.

Uno de ellos corrió a cargo de la exprimera bailarina Solange Lebourges, quien apuntó que se unió a esta compañía convencida de la ética, el profesionalismo y el compromiso social de un entusiasta proyecto artístico, “una comunidad en la que los directores ganaban el mismo salario que los bailarines”.

Calificó al BTE como “un teatro mágico de Descombey y Orozco en el que miles de espectadores hicieron fila para entrar a sus funciones, porque una de las mayores virtudes de esta compañía fue crear una esperanza a un público fiel y entregado. El Ballet Teatro del Espacio fue la suma de talentos, pasión, entrega, trabajo, utopía y generosidad de sus fundadores”.

A decir del bailarín Miguel Mancillas, lo meticuloso de libro habla de una autora llena de emoción, inteligencia y acciones, mientras que la bailarina Beatriz Madrid señaló que el BTE “era disciplina, amor y entrega en tiempos en los que la danza se escribía en el cuerpo y no en un papel, mediante una compañía de gran belleza que representaba la locura más importante y maravillosa en el quehacer artístico”.

El coreógrafo Marco Antonio Silva afirmó que el volumen de Orozco “es un encuentro de una soñadora con otros soñadores”.

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