MÚSICA

La Orquesta de Cámara de Bellas Artes concluirá su temporada 2016 con obras de Ana Lara, Mozart y Bartók

Boletín No. 1624 - 28 de noviembre de 2016

o   Los días 1° y 4 de diciembre en el Palacio de Bellas Artes y el Conservatorio Nacional de Música, respectivamente

o   Bajo la dirección de su titular José Luis Castillo

o   Concluyen así las celebraciones por el 60 aniversario de la agrupación

Con su Programa 7, formado por obras de Ana Lara, Mozart y Bartók, la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA) concluirá su Temporada de Conciertos 2016, dedicada en su totalidad a celebrar el 60 aniversario de su creación.

Dividida en tres segmentos, esta Temporada 2016 cerrará fiel a su cometido inicial: incluir en su programación las obras maestras, las referencias obligadas de la música escrita para orquesta de cámara de todos los tiempos.

A este cometido se acercan el Divertimento en si bemol KV 137 (Sinfonía de Salzburgo núm. 2), de Wolfgang Amadeus Mozart, y Música para cuerdas, percusión y celesta, de Béla Bartók, a las que se suma Canticum Sacrum, de la mexicana Ana Lara, las cuales forman el último programa del año de la agrupación.

Bajo la dirección de su titular, el maestro José Luis Castillo, la OCBA cerrará este año de éxitos con sus presentaciones del jueves 1 de diciembre a las 20:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y el domingo 4 a las 12:00 en el Auditorio Silvestre Revueltas del Conservatorio Nacional de Música.

La sesión abrirá con la obra de Ana Lara, Canticum Sacrum, una pieza dedicada a la pintora Magali Lara, hermana de la compositora, cuyo estreno se llevó a cabo, con la propia OCBA dirigida por Francisco Savín, el 4 de julio de 2002.

Canticum Sacrum tiene su origen en el Réquiem que la compositora escribió en 1997 para coro mixto a capella --con base en la Misa de difuntos del canto gregoriano--, pues la artista retomó la primera parte del texto original, el Kirie, y lo adaptó para orquesta de cuerdas.

Ana Lara dijo en su momento que eligió precisamente el Kirie para crear su Canticum Sacrum por el valor musical de ese fragmento y por el valor ritual de celebración que implica en el contexto de la liturgia.

La segunda obra del programa será Divertimento en si bemol KV 137 (Sinfonía de Salzburgo núm. 2), de Wolfgang Amadeus Mozart, quien la compuso en 1772, junto a otros dos divertimentos, con la finalidad de ser interpretada en todo tipo de reuniones, como se acostumbraba en el siglo XVIII.

No obstante, y con el paso del tiempo, tales obras han llegado a convertirse en auténticos ejemplos de una música que debe escucharse con especial atención, pues se considera que están más cercanas al espíritu de la sinfonía italiana que al cuarteto de cuerdas propiamente dicho.

Cerrará la sesión, y la Temporada 2016, la Música para cuerdas, percusión y celesta, de Béla Bartók, considerada como una obra muy especial dentro del repertorio orquestal del compositor y pianista húngaro.

Escrita por encargo del director de orquesta y promotor musical Paul Sacher para la Orquesta de Cámara de Basilea en 1936, se estrenó al año siguiente bajo la dirección del propio Sacher. La obra ha corrido una afortunada suerte, pues después de su estreno se ha utilizado frecuentemente para diferentes fines.

Uno de ellos fue, más de 40 años después, para incluirla como música de fondo en la película de Stanley Kubrick, El resplandor, cinta en la que un enloquecido Jack Nicholson persigue, cuchillo en mano, a su pequeño hijo, en un recóndito hotel ubicado en una montaña totalmente nevada. La música de Bartók aquí dio una mayor tensión e impacto a la recordada película.