MÚSICA

Sin Stockhausen no se entendería la música de hoy: Lavista

Boletín No. 452 - 06 de abril de 2017

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  • El Colegio Nacional y el Festival del Centro Histórico rindieron homenaje al compositor alemán Karlheinz Stockhausen, a diez años de su muerte
  • Ensamble Cepromusic interpretó dos importantes obras del compositor
  • Presentó el disco Música para un árbol, inspirado en la obra de Sandra Pani

Como compositor y teórico, el artista alemán Karlheinz Stockhausen ocupa “un altísimo lugar en la historia de la música universal”, a tal grado que “la música contemporánea no se entendería sin la presencia de este sabio compositor”.

Así lo consideró el mexicano Mario Lavista en el Homenaje En recuerdo de Karlheinz Stockhausen, que El Colegio Nacional le rindió al artista fallecido el 5 de diciembre de 2007, como parte de las actividades del 33° Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Poco antes de que el Ensamble Cepromusic (Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea) interpretara dos de las obras más importantes del catálogo de Stockhausen, Mario Lavista hizo una semblanza del alemán, a quien calificó como “un artista que renovó los conceptos teóricos y estéticos del quehacer musical”.

Mario Lavista, destacado compositor integrante de El Colegio Nacional, comentó que poco después de la Segunda Guerra Mundial apareció una brillante generación de compositores que renovaron la música en el mundo, entre ellos, Boulez, Ligeti, Maderna, Nono, Berio y Stockhausen.

Este grupo, recordó, formó la llamada Generación de Darmstadt, en Alemania, donde sus integrantes dieron a conocer sus obras y su pensamiento musical. “En sus trabajos hay una nueva mirada a la tradición, a la vez que una marcada actitud de ruptura, influenciados por Webern, Messiaen, Poulenc, Stravinski y Cage”.

De entre ellos, reconoció, se distingue en especial Stockhausen, quien sin duda “fue uno de los mejores compositores del siglo XX, cuyas propuestas han dejado honda huella en la música de nuestro tiempo”.

Indicó que el homenajeado nació en Mödrath el 22 de agosto de 1928 y murió en Kürten-Kettenberg el 5 de diciembre de 2007. Estudió en Colonia y en París, y se interesó en la acústica, la fonética y en la electrónica. Fundó y dirigió una revista en la que dio a conocer su pensamiento y las teorías del grupo al que perteneció.

Para él, la música fue una suerte de médium espiritual, el medio más sutil para llegar al Creador, ya que la música –decía--, es capaz de penetrar hasta los átomos del hombre, a través de toda la piel y el cuerpo entero, no solamente a través de los oídos, y puede hacer vibrar el cuerpo. Era para él, el medio más trascendente para entrar en contacto con el universo y su creador.

 

“La música de Stockhausen es una música hermética, no fácil de escuchar, muy difícil de tocar y muy difícil de oír”, expresó Lavista, y puso como ejemplo la obra Kontra-punkte (1952-53) que el Ensamble Cepromusic interpretó ahí, en El Colegio Nacional, como parte del homenaje al compositor.

Otro ejemplo, muy por el contrario, fue Tierkreis, obra basada en los signos del zodiaco, en la que Stockhausen recurre –y regresa-- a elementos musicales propios de la tradición, y que la agrupación musical dirigida por José Luis Castillo interpretó con el aplauso caluroso del público que abarrotó el recinto académico.

Si el conductor de la sesión, Mario Lavista, atrapó la atención del público con sus referencias a Stockhausen, no menos interesantes fueron sus conceptos acerca del disco Música para un árbol, el cual se presentó en la primera parte del evento.

Ahí, acompañado de la pintora Sandra Pani y de la musicóloga Luisa Vilar, Lavista presentó el disco Música para un árbol, el cual contiene dos piezas suyas: una del mismo nombre, y otra titulada Bocetos para una rama (de Sandra), la cual formó parte del concierto que ofreció el Ensamble Cepromusic esa noche.

El disco se grabó con la participación de la soprano Verónica Murúa, el flautista Horacio Franco y la chelista Bozena Slawinska, dijo Lavista, y acompañó la exposición que se presentó en el Festival Cervantino en 2011. Se trata de dos obras que se inspiraron en la obra plástica de Sandra Pani.

 

“Siempre he pensado que hay una especie de vasos comunicantes entre las diferentes disciplinas artísticas y, por lo tanto, hay un puente que une a la pintura con la música. Esta vez mi acercamiento a la obra de Pani no tiene nada de científico sino más bien es poético. Simplemente pienso que hay ciertos cuadros que en sí mismos encierran ruidos o sonidos y hay que agudizar el oído para escucharlos”, expresó Lavista.

Luego de la proyección de dos breves videos sobre la pintura de Sandra Pani y la música de Lavista, el propio compositor dijo: “Percibo en la pintura de Pani unas fronteras no muy claras entre lo figurativo y lo no figurativo, pero también aparece el abstraccionismo; eso yo lo asimilo con hacer una música temática o no temática”.

Por su parte, la musicóloga Luisa Vilar comentó que la obra de Sandra Pani –que ha inspirado dos discos: De ser árbol y Denudatio Perfecta-- “es muy dinámica, es una obra aferrada a transitar de lo efímero a lo trascendental, que analiza, no predica, y que invita a confrontarnos con nuestras propias ideas.

En ese sentido, expresó, las piezas creadas por Lavista a partir de ambas series, subrayan la musicalidad implícita en ellas, y se han realizado desde ópticas opuestas, pero complementarias, pues aquí Lavista vuelve a sus orígenes como compositor: la obra de Pani incita a ello, es decir, a confrontarse con uno mismo, a pensar de uno mismo, opinó.

Sandra Pani se refirió a esas dos exposiciones que dieron títulos a dos discos con música de Mario Lavista. Dijo que la idea fue hacer música para acompañar las imágenes y reflexionar acerca del efecto que la música tiene y cómo puede provocar un estado meditativo que agudiza la percepción.

Se refirió a la importancia de la música en su quehacer pictórico, y la definió como “un puente, una reconexión y un vehículo para tocar la esencia de lo que somos.

“En mi trabajo cotidiano, al pintar o dibujar, siempre me acompaña la audición de música clásica, por lo que resulta muy natural para mí que el espectador vea mis obras arropadas por esta espléndida música”, señaló.

“Creo que de esta manera se revela un poco el espacio íntimo de mi taller, en donde la música es una herramienta indispensable para crear puentes y conectarme con ese lugar de donde salen mis imágenes”, concluyó.

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